Como tantas otras especies exóticas que empezaron hace años de forma silenciosa su particular y progresiva invasión de los espacios verdes de la provincia, el alianto o árbol del cielo, como se le conoce en China de donde procede, ha terminado por acorralar casi sin salida a la flora propia del parque natural de Los Montes de Málaga y el paraje de El Torcal de Antequera por encontrarse en una clara desventaja frente a su imparable avance.
Ha sido tal su expansión en los últimos años que la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambienteno ha tenido más remedio que eliminar varias poblaciones asilvestradas de esta especie invasora, sobre la que también se actuó de forma contundente en 2007 y que otra vez amenazaba con dañar las valiosas comunidades vegetales de monte mediterráneo y bosques de ribera de la zona.
La eliminación de estos árboles no resulta nada fácil. Los técnicos han tenido que inyectar en el tronco un herbicida concentrado no residual que disminuye paulatinamente su vigor y que evita cualquier tipo de afección a la flora autóctona y a los ecosistemas locales. Luego han sido desbrozados o talados aquellos ejemplares marchitos. Esta actuación, que ha contado con el apoyo de los agentes de Medio Ambiente y del los técnicos de la Delegación provincial de Medio Ambiente, ha permitido eliminar doce rodales en Los Montes de Málaga y una superficie de 3.000 metros cuadrados en El Torcal de Antequera.
Su asombrosa expansión ha puesto en grave peligro a más de una veintena de especies autóctonas, algunas de ellas estaban incluidas incluso en el catálogo andaluz de especies protegidas de los bosques de ribera y matorral noble. Pero también especies como la encina, el palmito, el durillo, la bolina y el espino negro se estaban viendo afectadas por la presencia de la invasora china.
El origen del alianto en Málaga se debe, como en la mayoría de los casos, a su uso ornamental en jardines como árbol de sombra y, muy especialmente, a la costumbre de plantarlo en taludes de carreteras y viales para controlar la erosión y consolidar el suelo.
Su hábitat natural son los bosques de montaña del país asiático. Es de hoja caduca y puede alcanzar hasta 25 metros de altura, aunque a veces también aparece en forma de arbusto debido a su increíble capacidad que tiene de rebrote. Y es precisamente esta facilidad de regeneración, su rápido crecimiento y la toxicidad de sus hojas las que garantizan su éxito invasor en los ecosistemas donde se establece.
Su caso no es una excepción. Bajo su aspecto exótico, tremendamente llamativo en algunos casos por su vivos colores y una extraña belleza, se esconde un serio peligro para la vegetación autóctona que cada vez es más difícil encontrar en la provincia. Las especies vegetales traídas de otras zonas del mundo, y que en su día fueron plantadas como adorno se han convertido con el tiempo en un problema de difícil solución que amenaza seriamente con desequilibrar el ecosistema natural de Málaga conocido hasta ahora.
Desde 2004 la Junta intenta ponerles coto con un programa pionero de control de especies exóticas consideradas invasoras que está dando buenos resultados. Su actividad se centra desde entonces en el control directo y la erradicación poblacional de algunas de estas especies en el medio natural, la prevención de nuevas entradas en ecosistemas bien conservados mediante el seguimiento periódico y la detección temprana, y la recuperación de los hábitats ya dañados. El control de poblaciones de estas plantas invasoras, es decir, la reducción de la cantidad de ejemplares, se ha centrado en aproximadamente una decena de especies en la provincia en estos años. Las más invasivas.
Ha sido tal su expansión en los últimos años que la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambienteno ha tenido más remedio que eliminar varias poblaciones asilvestradas de esta especie invasora, sobre la que también se actuó de forma contundente en 2007 y que otra vez amenazaba con dañar las valiosas comunidades vegetales de monte mediterráneo y bosques de ribera de la zona.
La eliminación de estos árboles no resulta nada fácil. Los técnicos han tenido que inyectar en el tronco un herbicida concentrado no residual que disminuye paulatinamente su vigor y que evita cualquier tipo de afección a la flora autóctona y a los ecosistemas locales. Luego han sido desbrozados o talados aquellos ejemplares marchitos. Esta actuación, que ha contado con el apoyo de los agentes de Medio Ambiente y del los técnicos de la Delegación provincial de Medio Ambiente, ha permitido eliminar doce rodales en Los Montes de Málaga y una superficie de 3.000 metros cuadrados en El Torcal de Antequera.
Su asombrosa expansión ha puesto en grave peligro a más de una veintena de especies autóctonas, algunas de ellas estaban incluidas incluso en el catálogo andaluz de especies protegidas de los bosques de ribera y matorral noble. Pero también especies como la encina, el palmito, el durillo, la bolina y el espino negro se estaban viendo afectadas por la presencia de la invasora china.
El origen del alianto en Málaga se debe, como en la mayoría de los casos, a su uso ornamental en jardines como árbol de sombra y, muy especialmente, a la costumbre de plantarlo en taludes de carreteras y viales para controlar la erosión y consolidar el suelo.
Su hábitat natural son los bosques de montaña del país asiático. Es de hoja caduca y puede alcanzar hasta 25 metros de altura, aunque a veces también aparece en forma de arbusto debido a su increíble capacidad que tiene de rebrote. Y es precisamente esta facilidad de regeneración, su rápido crecimiento y la toxicidad de sus hojas las que garantizan su éxito invasor en los ecosistemas donde se establece.
Su caso no es una excepción. Bajo su aspecto exótico, tremendamente llamativo en algunos casos por su vivos colores y una extraña belleza, se esconde un serio peligro para la vegetación autóctona que cada vez es más difícil encontrar en la provincia. Las especies vegetales traídas de otras zonas del mundo, y que en su día fueron plantadas como adorno se han convertido con el tiempo en un problema de difícil solución que amenaza seriamente con desequilibrar el ecosistema natural de Málaga conocido hasta ahora.
Desde 2004 la Junta intenta ponerles coto con un programa pionero de control de especies exóticas consideradas invasoras que está dando buenos resultados. Su actividad se centra desde entonces en el control directo y la erradicación poblacional de algunas de estas especies en el medio natural, la prevención de nuevas entradas en ecosistemas bien conservados mediante el seguimiento periódico y la detección temprana, y la recuperación de los hábitats ya dañados. El control de poblaciones de estas plantas invasoras, es decir, la reducción de la cantidad de ejemplares, se ha centrado en aproximadamente una decena de especies en la provincia en estos años. Las más invasivas.
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