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AGUA DE ORO LA ALHAMBRA
Acequia del Sultán mantiene su ancestral tarea de conducir el fruto del río Darro hasta las huertas, jardines y palacios nazaríes
Muhammad I, llamado Alhamar, el patriarca de la dinastía nazarí, sabía que en la Sabika, donde quería construir su gran palacio fortificado, no había agua, y sin ella, la Alhambra no hubiese sido más que un fortín posiblemente olvidado por el tiempo y la historia. Sus ingenieros conocían las captaciones que los pobladores romanos de Ilíberis habían realizado para alimentar los canales que llevaban agua hasta las minas de oro de Cenes Eran aguas del Darro, que podrían ser canalizadas hasta el futuro recinto palatino, huertas y almunias. Era el germen de lo que años después se convirtió en ‘Al Saqilla al-Sultan’, la acequia del sultán, que sería conocida como la Acequia Real de la Alhambra, una obra hidráulica con 700 años de vida, que ha condicionado el paisaje y la biodiversidad de gran parte del Cerro del Sol y las riberas del Darro a su paso por el valle de Valparaíso.
La acequia se inicia en un ecosistema de ribera rodeado de pinares de repoblación y los restos de un quejigal que asciende hacia el extremo este del Llano de la Perdiz y protagoniza un recorrido entre las tierras inestables del ‘Conglomerado Alhambra’. Tres kilómetros después, la Acequia Real se divide para llegar al Generalife, huertas y parte de los palacios, y dibuja líneas transversales a diferentes alturas en la ladera del Cerro del Sol, a más baja es la primitiva Acequia del Sultán, le sigue en altitud la primera derivación que se realizó en el siglo XIV, que hoy aún conduce el agua en su mayor parte al aire libre. Se llamó del Tercio en relación con la cantidad de agua que extraía de la conducción original. Sobre esa segunda línea discurre una tercera que es el camino de mantenimiento de la acequia más moderna que discurre entubada. Todas son Acequia Real y mantienen su objetivo centenario, regar jardines, palacios y formar, hoy en día, los caminos del agua de la Alhambra. Sobre todas ellas, otra conducción, la de los Arquillos, fue construida por Muhammad V para llevar agua a los palacios de Dar al Arusa y Alixares mediante sistemas de norias para subir el agua a las zonas altas del Cerro del Sol.A seis kilómetros de la ciudad, hay una pequeña presa, un primitivo azud que desde el cauce del río de oro, recoge el agua para llevarla hacia una vieja canalización con complejos sistemas de distribución que tenían un objetivo fundamental, conducir el agua hacia un canal que formaría una línea aterrazada en la ladera norte del cerro, en aquel momento, árido y seco. Desde mediados del siglo XIII, que es cuando se supone que el sultán ordenó la construcción de la acequia, el agua fluyó entre las paredes de la vieja ‘Al Saqilla’, hasta que en los años cincuenta del pasado siglo fue derivada hacía otra canalización llamada Moderna, que es la que hoy lleva el agua procedente del Darro hasta el complejo alhambreño, pero aún se conservan y usan los trazados y elementos de la original y sus primeras derivaciones.
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