LA MITAD DE LOS NIÑOS DE GRANADA DE EMTRE 10 Y 15 AÑOS TIENE TELEFONO MOVIL
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Son algo más de 27.000 chavales y se trata de la cifra más baja desde 2006, lejos del 75% que lo utilizaba en 2007
Uno de cada dos niños de la provincia de entre 10 y 15 años tiene
móvil. La encuesta de 2013 de tecnologías de la información y de la
comunicación (TIC) en hogares, realizada por el instituto de estadística
de la Junta de Andalucía, determina que la implantación de móviles en
Granada está en su cifra más baja desde que se realiza este estudio
-2006- y queda lejos del dato de 2007, cuando tres de cada cuatro niños
disponían de forma personal de este aparato.
El número de pequeños con móvil entre esta edad no se ha mantenido estable en los últimos años, pero desde 2008, cuando se inicia la crisis económica, la cifra de niños con esta tecnología se ha ido reduciendo. El dato contrasta con la media andaluza, que se sitúa diez puntos por encima -un 59% de estos niños-.
Otro de los motivos que provoca el descenso de terminales móviles es el auge de aparatos de similares características, como las tabletas. La encuesta refleja que el uso de Internet está implantado en el 96% de los niños de esta edad, algo que deja entrever que se han encontrado alternativas a los soportes de telefonía clásicos.
Tomás Ruiz-López, diseñador de aplicaciones en la empresa granadina Everyware Technologies, reconoce que es extraño no ver un niño de estas edades que utilice diariamente algún soporte móvil con conexión a Internet. De hecho, su empresa ya considera a este segmento de la población como un público interesante al que ofertar aplicaciones. A su juicio, los niños tienen tiempo para utilizar estos aparatos, abren las aplicaciones varias veces al día y consiguen hacer rentable la publicidad que se aloja dentro de los programas. Ruiz-López, no obstante, incide en la idea de que los padres tienen que ser los que decidan, instalen y determinen el uso de los terminales.
El auge de móviles o tabletas entre los niños de entre 10 y 15 años ha provocado que los sistemas operativos de móviles tomen medidas para controlar a los pequeños. Apple permite poner restricción a los mensajes de voz e imágenes compartidas o a contenidos que se difunden a través de las redes sociales. Android ofrece alternativas como 'Kids Place', que genera una pantalla de inicio paralela de la cual los niños no pueden salir y en la que tienen restringidos los accesos en función de los padres.
Ruiz-López cree que hay una «fina línea» entre el control que se debe de tener sobre un hijo y la privacidad de este. «No siempre hay porque dejarle el dispositivo, pero en la sociedad actual deben crecer con los terminales móviles», asegura.
La asociación Padres 2.0, creada para ayudar a grandes y pequeños a saber manejar Internet, apuesta también por esta línea de aprendizaje. «El móvil se debe usar, pero hay que enseñar a los niños a ello», explican desde la organización.
Manuel Mingorance, director de Proyecto Hombre, valora positivamente que en las familias los niños crezcan con teléfonos móviles, ya que asegura que los casos de dependencia que le han llegado a su asociación siempre han sido asociados a otra patología, como el alcoholismo o la drogadicción. «Hay que desdramatizar, pero a la vez estar encima y vigilar», asegura Mingorance, que invita a los padres a pactar con sus hijos un «uso racional» de estos aparatos. «No podemos oponernos a ellos, están en la sociedad y su uso es irrenunciable por los múltiples beneficios que aportan», explica.
La delimitación entre el uso, el abuso y la dependencia es muy complicada de establecer, pero los padres, según Mingorance, deben ser capaz de reconocer patrones de comportamiento que inducen a pensar que su hijo está 'enganchado' al móvil. Que pase todo el día encerrado en su cuarto es uno de los ejemplos más visuales, cuenta Mingorance, quien además analiza que se debe tener «mucho cuidado» con el uso que se le da, ya que en esta etapa de crecimiento del niño se desarrollan las habilidades sociales del futuro.
El número de pequeños con móvil entre esta edad no se ha mantenido estable en los últimos años, pero desde 2008, cuando se inicia la crisis económica, la cifra de niños con esta tecnología se ha ido reduciendo. El dato contrasta con la media andaluza, que se sitúa diez puntos por encima -un 59% de estos niños-.
Otro de los motivos que provoca el descenso de terminales móviles es el auge de aparatos de similares características, como las tabletas. La encuesta refleja que el uso de Internet está implantado en el 96% de los niños de esta edad, algo que deja entrever que se han encontrado alternativas a los soportes de telefonía clásicos.
Tomás Ruiz-López, diseñador de aplicaciones en la empresa granadina Everyware Technologies, reconoce que es extraño no ver un niño de estas edades que utilice diariamente algún soporte móvil con conexión a Internet. De hecho, su empresa ya considera a este segmento de la población como un público interesante al que ofertar aplicaciones. A su juicio, los niños tienen tiempo para utilizar estos aparatos, abren las aplicaciones varias veces al día y consiguen hacer rentable la publicidad que se aloja dentro de los programas. Ruiz-López, no obstante, incide en la idea de que los padres tienen que ser los que decidan, instalen y determinen el uso de los terminales.
El auge de móviles o tabletas entre los niños de entre 10 y 15 años ha provocado que los sistemas operativos de móviles tomen medidas para controlar a los pequeños. Apple permite poner restricción a los mensajes de voz e imágenes compartidas o a contenidos que se difunden a través de las redes sociales. Android ofrece alternativas como 'Kids Place', que genera una pantalla de inicio paralela de la cual los niños no pueden salir y en la que tienen restringidos los accesos en función de los padres.
Ruiz-López cree que hay una «fina línea» entre el control que se debe de tener sobre un hijo y la privacidad de este. «No siempre hay porque dejarle el dispositivo, pero en la sociedad actual deben crecer con los terminales móviles», asegura.
La asociación Padres 2.0, creada para ayudar a grandes y pequeños a saber manejar Internet, apuesta también por esta línea de aprendizaje. «El móvil se debe usar, pero hay que enseñar a los niños a ello», explican desde la organización.
Manuel Mingorance, director de Proyecto Hombre, valora positivamente que en las familias los niños crezcan con teléfonos móviles, ya que asegura que los casos de dependencia que le han llegado a su asociación siempre han sido asociados a otra patología, como el alcoholismo o la drogadicción. «Hay que desdramatizar, pero a la vez estar encima y vigilar», asegura Mingorance, que invita a los padres a pactar con sus hijos un «uso racional» de estos aparatos. «No podemos oponernos a ellos, están en la sociedad y su uso es irrenunciable por los múltiples beneficios que aportan», explica.
La delimitación entre el uso, el abuso y la dependencia es muy complicada de establecer, pero los padres, según Mingorance, deben ser capaz de reconocer patrones de comportamiento que inducen a pensar que su hijo está 'enganchado' al móvil. Que pase todo el día encerrado en su cuarto es uno de los ejemplos más visuales, cuenta Mingorance, quien además analiza que se debe tener «mucho cuidado» con el uso que se le da, ya que en esta etapa de crecimiento del niño se desarrollan las habilidades sociales del futuro.
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