CUANDO LA VIOLENCIA PARECER SER EL ÚNICO RECURSO CADIZ DIGITAL
Las convocatorias de jóvenes por internet para pegarse se han convertido en una peligrosa estrategia
Tras los dos últimos encuentros de jóvenes que han quedado por internet con la intención de mantener una pelea surge el debate y la preocupación sobre la violencia entre adolescentes y las redes sociales. En apenas dos semanas se han producido dos hechos similares, uno en Cádiz, que evitó la Policía y otro en Puerto Real como continuación de ese primer encuentro.
Los especialistas estudian y analizan estas formas de conducta desde la base y coinciden en que, aunque son situaciones que se han producido y repetido desde siempre, ahora mismo las redes sociales e internet hacen que la dimensión sea mayor. Además inciden en que hoy en día los menores están expuestos a mucha información que no está relacionada con su edad. «La historia de la violencia entre jóvenes ha existido siempre pero hoy en día la alarma es más preocupante porque ahora existen más medios para potenciar que esa violencia se dé. El acceso a esa información no estaba antes». Ana Magallanes es pedagoga experta en prevención de violencia entre jóvenes. Imparte talleres en centros educativos y conoce la realidad de las aulas. Expone su visión y asegura que «desde los colegios existe el problema pero a los menores no se les da recursos que les convenzan para resolver los problemas sin violencia. No se educa en otras posibilidades, no se educa en cuidarse, marcar sus límites, ser responsables de las consecuencias de sus actos, no se enseña a respetar...».
Susana Catalán, criminóloga y psicóloga experta en violencia de género y nuevas tecnologías, explica que «el tema de la violencia de jóvenes a través de las redes sociales es muy peligroso porque al final no tiene límite. Lo fundamental es que los padres puedan vigilar a sus hijos. Desde casa deben existir esos valores de lo que está bien y lo que no para cuando se encuentren con este tipo de llamamiento en redes sociales ellos sepan cómo actuar. Ahora mismo esto tiene mucho alcance y puede llegar a ser muy peligroso».
Otra de las cuestiones que destacan los especialistas es que los menores han normalizado la violencia como respuesta ya que existe constantemente esa conducta en la vida cotidiana tanto en los productos culturales que consumen (series de televisión, dibujos animados, noticias de informativos, videojuegos...) como en las actitudes de los adultos. «Yo siempre digo que los videojuegos no hacen a los niños asesinos porque hoy en día hay muchas cosas que los menores ven a través de la televisión y ante esas situaciones les llega una única respuesta que es la violenta, pero llena de colorido, entonces para ellos quedar para pegarse es un juego, es divertido no es tan serio como para los adultos. Antes existía mayor control», comenta Ana Magallanes. Y es que, según defienden ambas expertas la vorágine laboral de los padres hace que se descuide lo que consumen los menores, un problema que habría que suplir con formación y educación también en las aulas.
El rol que quieren asumir la mayoría de los chicos es también un problema ya que está mejor considerado el más fuerte, el más valiente. «La necesidad de agradar a la mayoría es muy peligroso porque esos jóvenes todavía no saben donde están los límites», explica Susana Catalán. «Cuando hay un problema les hemos enseñado sólo dos estrategias: defenderse y pegar o ir a contárselo al profesor. El que hace esto último es un chivato y está mal visto. Por lo tanto sólo les queda lo primero. Pero lo ideal sería fomentar su inteligencia para resolver sus problemas, enseñarles esta habilidad social», dice Magallanes. Esta pedagoga expone un ejemplo claro de lo que sería esta acertada conducta. «Si hay una discusión por coger un determinado espacio para jugar un partido pues la opción sería decir, venga, jugamos los dos, o hoy juego yo y mañana tú... sus problemas están hechos a su medida y en cuanto les haces pensar ellos tienen muchas alternativas».
Por internet o a través de redes sociales el problema para estas cuestiones aparte de la inmediatez y la repercusión es que el menor se siente más fuerte. «El tener una pantalla delante hace que te sientas diez mil veces más valiente», apunta Ana Magallanes. Lo más importante según las expertas es que ante los problemas los menores deben saber que existe un punto intermedio y muchas vías para solucionarlo antes de recurrir a la violencia.
Los especialistas estudian y analizan estas formas de conducta desde la base y coinciden en que, aunque son situaciones que se han producido y repetido desde siempre, ahora mismo las redes sociales e internet hacen que la dimensión sea mayor. Además inciden en que hoy en día los menores están expuestos a mucha información que no está relacionada con su edad. «La historia de la violencia entre jóvenes ha existido siempre pero hoy en día la alarma es más preocupante porque ahora existen más medios para potenciar que esa violencia se dé. El acceso a esa información no estaba antes». Ana Magallanes es pedagoga experta en prevención de violencia entre jóvenes. Imparte talleres en centros educativos y conoce la realidad de las aulas. Expone su visión y asegura que «desde los colegios existe el problema pero a los menores no se les da recursos que les convenzan para resolver los problemas sin violencia. No se educa en otras posibilidades, no se educa en cuidarse, marcar sus límites, ser responsables de las consecuencias de sus actos, no se enseña a respetar...».
Susana Catalán, criminóloga y psicóloga experta en violencia de género y nuevas tecnologías, explica que «el tema de la violencia de jóvenes a través de las redes sociales es muy peligroso porque al final no tiene límite. Lo fundamental es que los padres puedan vigilar a sus hijos. Desde casa deben existir esos valores de lo que está bien y lo que no para cuando se encuentren con este tipo de llamamiento en redes sociales ellos sepan cómo actuar. Ahora mismo esto tiene mucho alcance y puede llegar a ser muy peligroso».
Otra de las cuestiones que destacan los especialistas es que los menores han normalizado la violencia como respuesta ya que existe constantemente esa conducta en la vida cotidiana tanto en los productos culturales que consumen (series de televisión, dibujos animados, noticias de informativos, videojuegos...) como en las actitudes de los adultos. «Yo siempre digo que los videojuegos no hacen a los niños asesinos porque hoy en día hay muchas cosas que los menores ven a través de la televisión y ante esas situaciones les llega una única respuesta que es la violenta, pero llena de colorido, entonces para ellos quedar para pegarse es un juego, es divertido no es tan serio como para los adultos. Antes existía mayor control», comenta Ana Magallanes. Y es que, según defienden ambas expertas la vorágine laboral de los padres hace que se descuide lo que consumen los menores, un problema que habría que suplir con formación y educación también en las aulas.
El rol que quieren asumir la mayoría de los chicos es también un problema ya que está mejor considerado el más fuerte, el más valiente. «La necesidad de agradar a la mayoría es muy peligroso porque esos jóvenes todavía no saben donde están los límites», explica Susana Catalán. «Cuando hay un problema les hemos enseñado sólo dos estrategias: defenderse y pegar o ir a contárselo al profesor. El que hace esto último es un chivato y está mal visto. Por lo tanto sólo les queda lo primero. Pero lo ideal sería fomentar su inteligencia para resolver sus problemas, enseñarles esta habilidad social», dice Magallanes. Esta pedagoga expone un ejemplo claro de lo que sería esta acertada conducta. «Si hay una discusión por coger un determinado espacio para jugar un partido pues la opción sería decir, venga, jugamos los dos, o hoy juego yo y mañana tú... sus problemas están hechos a su medida y en cuanto les haces pensar ellos tienen muchas alternativas».
Por internet o a través de redes sociales el problema para estas cuestiones aparte de la inmediatez y la repercusión es que el menor se siente más fuerte. «El tener una pantalla delante hace que te sientas diez mil veces más valiente», apunta Ana Magallanes. Lo más importante según las expertas es que ante los problemas los menores deben saber que existe un punto intermedio y muchas vías para solucionarlo antes de recurrir a la violencia.
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