5 BENEFICIOS PSICOLÓGICOS DE PRACTICAR EJERCICIO SALÚD IDEAL.ES
La mayoría de
personas que comienzan a realizar algún tipo de deporte tienen como
objetivo fundamental mejorar su estado de salud general, perder esos
kilos de más, o ganar fuerza y masa muscular. Por contra, son pocos los
que al iniciarse en la práctica deportiva se plantean siquiera los
beneficios psicológicos que les proporcionará ésta, como puede ser la
gran ayuda que supone el ejercicio para superar adicciones. Esto puede
deberse a que la mejora en el estado de ánimo de las personas es menos
evidente a simple vista que la mejora física.
Durante
los últimos años numerosas investigaciones han demostrado cómo
practicar algún ejercicio puede mejorar nuestras funciones cognitivas e
incrementar nuestro bienestar psíquico. De hecho, la realización de
actividades físicas de tipo deportivo forma parte habitualmente de los
protocolos de intervención en diferentes psicopatologías como la
depresión, trastornos de ansiedad y adicciones. Esto se debe a los
numerosos beneficios que obtenemos complementando la terapia psicológica
con la práctica deportiva.
-Efecto antidepresivo.
Las personas con un estado de ánimo bajo, que se sienten decaídas y
deprimidas, pueden ver cómo mejora su humor simplemente introduciendo
algún tipo de deporte en sus vidas. Esto ocurre por una parte porque el
ejercicio favorece la liberación de endorfinas, sustancias que actúan
como analgésico natural reduciendo la percepción del dolor y estimulando
el estado de ánimo. Además, se ha comprobado como se produce un aumento
de los niveles de serotonina en sangre, neurotransmisor fuertemente
relacionado con la depresión cuando se encuentra en niveles bajos.
-Efecto ansiolítico. La
práctica puntual de ejercicio puede reducir la ansiedad estado
(reacción de ansiedad experimentada en una situación o momento
concreto), así como la práctica regular del mismo puede reducir los
niveles de ansiedad rasgo, es decir la ansiedad asociada a factores
biológicos y de personalidad, propia de personas predispuestas a ser más
ansiosas, con tendencia a sobrevalorar los riesgos y mantener un
elevado nivel de alerta.
-Efecto antiestrés. Este
es quizá uno de los efectos psicológicos del deporte de los que más
consciente es la gente. Esto se debe en gran medida a los efectos que
tiene el ejercicio sobre nuestro sistema nervioso. Por otro lado, hay
que señalar lo saludable que resulta elegir el ejercicio como método
para aliviar las tensiones del día a día, en lugar de optar por otras
opciones más peligrosas como son el alcohol, las drogas o el juego, que
acabarían por proporcionarnos más complicaciones que beneficios.
-Incremento de autoestima. Cuando
llevamos algún tiempo realizando ejercicio de forma regular
experimentamos una serie de cambios. Por un lado físicamente nos
encontramos mejor, más ágiles, con más energía, con más fuerza.
Estéticamente puede que nos veamos cambiados, que hayamos perdido algo
de peso o hayamos ganado musculatura. Esto, sumado al hecho de superar nuevos retos, puede hacer que una persona se sienta más a gusto con su imagen, que se perciba como más atractiva y que gane en autoconfianza al valorarse más.
-Ayuda a controlar las adicciones.
La inclusión de ejercicio físico se hace prácticamente imprescindible
en el proceso de recuperación de las personas que presentan algún tipo
de adicción, no solo por sus efectos antidepresivos y ansiolíticos, que
ayudarán al paciente a manejar las emociones negativas que
frecuentemente aparecen tanto en la fase activa de la adicción como en
la fase de recuperación, el incremento en la autoestima asociado, o el
enriquecimiento de las relaciones sociales (que proporcionarán la
oportunidad de conocer gente alejada de los ambientes habituales de
consumo de sustancias). Además, ocurre que el ejercicio físico activa de
una forma natural el sistema cerebral de recompensa mediante la
liberación de dopamina. Este
neurotransmisor es el responsable de que ciertos estímulos que promueven
su liberación, como la comida, el sexo, el juego, las drogas, etc.,
sean percibidos como placenteros y en consecuencia tiendan a repetirse
las conductas que nos lo proporcionan. Por este motivo una actividad
física de cierta intensidad puede proporcionar una descarga de dopamina
que sustituya la que anteriormente proporcionaban las drogas, evitando
de esta forma el craving (ansias por consumir) o retrasando su
aparición.
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