MOSQUITOS TIGRE ECUALIPTOS, MEJILLONES CEBRA.....¿ LAS ESPECIES EXÓTICAS SON SIEMPRE PERJUDICIALES.
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Desde un punto de vista evolutivo y ecológico, la presencia de una especie foránea en un ecosistema puede ocasionar importantes alteraciones. Esto se debe a que la especie exótica llega a una cadena trófica establecida evolutivamente y -sea como depredadora, competidora o como nueva fuente de alimento- puede originar cambios en la abundancia, distribución o supervivencia de las especies nativas.
Mosquito tigre capturado en el interior de un vehículo. / App Tigatrapp.
Aunque en muchos casos faltan estudios concluyentes, podemos establecer una serie de criterios para considerar el potencial invasor de una especie exótica.
Pensemos en una especie exótica imaginaria, la cual llega a nuestros lares por acción humana. ¿Qué ha de suceder para que sea considerada invasora? En primer lugar, es esencial que las condiciones climáticas, geográficas y ambientales sean adecuadas para el establecimiento, reproducción y desarrollo de dicha especie. A continuación es muy importante observar el grado de similitud evolutiva entre la especie introducida y las nativas. Si difieren sustancialmente a nivel evolutivo, la especie exótica asentada tiene muchas probabilidades de volverse invasora. Ejemplos paradigmáticos serían las introducciones de depredadores en islas o mamíferos placentados invasores en Australia, como el conejo, el dingo, el búfalo de agua o el dromedario.
Sin embargo, si la especie exótica y las nativas son semejantes evolutivamente existen muchas probabilidades de que la recién llegada ocupe un nicho ecológico acorde con las cadenas tróficas existentes, y en este caso su impacto dependerá de la presencia de la especie nativa. Así, si la especie nativa está presente podría darse competencia por los recursos y por tanto la especie exótica podría ser considerada invasora, como la ardilla gris de las Carolinas desplazando a la ardilla roja o el visón americano haciendo lo propio con el europeo. Pero si la especie nativa está extinta o no presente la exótica podría ocupar su nicho y cubrir un vacío útil para el ecosistema huésped. Un ejemplo sería el caso de las tortugas gigantes de las Seychelles introducidas en la Isla de Mauricio, en donde hace mucho tiempo se extinguieron las tortugas gigantes autóctonas.
Ejemplar de arrui. / Wikimedia.
Es fundamental establecer con criterios científicos qué especies exóticas son invasoras y cuáles no, porque de lo contrario podemos dedicar ímprobos esfuerzos a erradicar una especie que en realidad no está perjudicando al medio natural.
Si nos atenemos a la definición de especie exótica invasora no podemos negar una realidad: la especie invasora más abundante y que ha colonizado prácticamente todos los rincones del planeta es el Homo sapiens. Así puede considerarse desde que tuvo la capacidad de desplazarse grandes distancias gracias a la creación de medios de transporte, y de establecerse y crecer alterando el medio y generando sus propias fuentes de subsistencia. Sin mediar ya ninguna relación coevolutiva con la mayoría de los ecosistemas huésped, es nuestro deber moral preservarlos y paliar al máximo los efectos negativos que les hemos ocasionado
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