Una joven camina bajo el tinao de la calle la Parra, en Capileira. /
JORGE PASTOR
La comarca alpujarreña se abre al turista para ofrecerle
tranquilidad, senderos que surcan paisajes sorprendentes y una rica
gastronomía a base de chacinas y productos de la huerta
Diez y media de la mañana en Capileira. Sólo se oye silencio. Si
acaso, el 'ruido' del agua manando de alguno de los hontanares que hay
junto a la carretera que conecta con Bubión. Senderistas tocados con
gorro de paja y bastón van y vienen, vienen y van. Un placentero paseo
matutino por el barranco del Poqueira, a unos mil quinientos metros de
altitud. Quizá el prolegómeno de otras gestas -por ahí pasa el gran
sendero Sulayr y el Mulhacén está a tiro de piedra desde el alto del
Chorrillo-. Así son los días en el corazón de la Alpujarra.
Tranquilidad. Tranquilidad, incluso, pese a la notable afluencia de
turistas estas semanas atrás. Agosto es agosto... incluso en la
Alpujarra. Porque sí, la Alpujarra es terreno propicio para el saludable
ejercicio de caminar y también, por supuesto, de yantar. De eso sabe
mucho Luis, que regenta un negocio de productos alimenticios artesanales
en Capileira. Miel, mermelada, caramelos, chocolate, quesos y chacinas.
Todo cien por cien alpujarreño. Todo cien por cien exquisito. Los
clientes conocen a Luis y Luis conoce a los clientes. Algunos le compran
todas las mañana. Un cuarto de kilo de jamón de Pórtugos, dieciocho
meses de curación, cinco euros. Servido y pesado. «Hasta luego». «El mes
está siendo bueno», comenta Luis. «Como el año pasado», puntualiza.
«Aquí no para de entrar la gente, aunque el mogollón de gente viene
normalmente entre las doce y media y la una». Cuesta arriba, a unos cincuenta metros, se encuentra el Servicio de
Interpretación de las Altas Cumbres 'Vertiente sur'. De ahí salen los
aventureros que anhelan tocar el Mulhacén. Tres cuartos de hora en
autobús hasta el Chorrillo, tres horas de subida hasta la cima y luego
dos de bajada. «En un día lo haces sin problema», asegura Jorge,
encargado de atender este punto de información. «Además -agrega- lo
haces acompañado de guías que te van explicando todo lo que te
encuentras en el camino». Los usuarios del Servicio de Interpretación
son fundamentalmente parejas. También familias -menos-. Respecto a la
procedencia, aproximadamente el setenta por ciento son españoles y el
treinta por ciento restante, extranjeros.
Buena parte de la vida social de Capileira se desarrolla en la plaza
del Calvario, a la espalda de la iglesia mudéjar de Nuestra Señora de la
Cabeza, construida en el siglo XVI. María Luisa, jueza de paz por la
mañana y bibliotecaria por la tarde, habla con Manolo, el barrendero. Le
pregunta por la salud y la familia. Se conocen de toda la vida. María
Luisa y Manolo son capilurrios de siempre. Allí, en Capileira, viven en
verano y también en invierno. «Ahora hay mucha gente, pero cuando vienen
los fríos esto es algo más aburrido», refiere lacónica. «Pero aquí se
vive bien», apostilla.
Cerca de allí, en la calle Hornos, Toñi, Antonio y Araceli hablan de
lo divino, pero sobre todo de lo humano. De las cosas de Capileira. Toñi
ayuda a su hija en la cocina del Fogón de Raquel. Ahora tienen mucho
lío -bendito lío-. «Los comensales siguen pidiendo el plato alpujarreño y
las recetas autóctonas, pero cada vez hay más que buscan innovación y
cocina vegetariana». No tienen que irse muy lejos para llenar la
despensa. En Capileira hay fecundas huertas que dan pimientos y tomates
de primera.
Como los que produce Antonio Ortiz en la azotea de la casa de dos
plantas que tiene alquilada en la misma calle Hornos. Desde ahí arriba
el mundo se ve precioso. «Vinimos a Capileira hace tres años, nos
enamoramos del pueblo y llevamos aquí desde este invierno», comenta
Antonio, todo felicidad, todo cordialidad. Jubilado ya tras una vida
dedicada al mundo de la empresa y residencia en Marbella, ahora se
dedica a caminar. «Mi gran terapia», afirma. Una horita para allá y otra
para acá. Los niveles de azúcar y colesterol, como los chiquillos.
«Aquí queremos seguir, posiblemente, hasta que nos muramos», dice
Antonio mientras sus dos perritos, Chupito y Lupita, corretean a su
alrededor.
Antonio y Araceli, su esposa, tienen la fortuna de compartir lindera
con una de las vecinas más insignes de Capileira, la señora María
Nieves, con ochenta y nueve primaveras bien llevadas sobre el bastón que
emplea para moverse. María Nieves no dudó en posar con donaire para la
prensa -véase la página catorce de este periódico-. Lo hizo junto a la
fachada encalada de su vivienda en la calle Hornos. Rodeada de flores
rojas y rosas. Con una sonrisa de oreja a oreja -y eso que María Nieves
aún no sabía que Antonio y Araceli le habían preparado una empanada para
el almuerzo-.
Subiendo la calle Hornos, en dirección hacia la casa de la cultura
está el Museo, que lleva el nombre del accitano Pedro Antonio de
Alarcón, autor de 'La Alpujarra', un libro de viajes escrito a finales
del siglo XIX. Allí se puede contemplar una muestra de la arquitectura
popular de la zona y se exponen también herramientas y enseres
domésticos utilizados en la comarca.
Otra visita obligada para los 'extraños' que eligen Capileira para
veranear es 'La exposición'. Un lugar apacible donde ahora muestran sus
obras Thierry Van Hecke, Cristóbal y Jaqueline Hoare, Jaime Avilés y
Rafael Chacón. Cerámica, tallas en madera y óleos. Escenas de la
Alpujarra. Escenas llenas de encanto.
Texto y Fotografías: Valeriano Morales González Valeriano Morales González. He pasado cuatro días en Albuñol. Me he alojado en una casa justo al lado de la plaza del ayuntamiento. He compartido estos días con mi amigo Cristóbal, natural de Albuñol. Vive en Gerona y pasa una buena parte del año en su pueblo. Contactamos en la Feria del Libro de Albuñol, me seguía por el Facebook…y, fue el principio de una buena amistad. Desde Granada -donde resido actualmente-, cogí el autobús; el que sale a las 6:35h de la mañana y, pasa por todos los pueblos. Para a coger y dejar pasajeros en todos ellos… Llegué a La Rábita sobre las nueve y media. En la marquesina de la parada había un hombre sentado, le pregunto: hay autobús para ir a Albuñol, me dice que había uno, pero que lo han quitado. Sólo lo han dejado para la temporada de verano. Empezamos a hablar, le digo que soy de Polopos, (hubo un tiempo en que los médicos de La Rábita y de Polopos eran hermanos). Me dice que me puede llevar en su...
La primera 'Carrera de Autos Locos' y el encendido del alumbrado a cargo de un vecino elegido por sorteo son dos de las novedades de esta edición Las Fiestas Patronales de Güéjar Sierra, que se celebran este año entre el 12 y el 17 de agosto, conservan intacta su esencia: el día comienza con la diana pasacalles para despertar a los rezagados que se acaban de acostar y, entre comidas populares, actividades infantiles y cintas a caballo, acaba en la verbena. Sin embargo, dentro de este esquema infalible de fiestas de verano y de pueblo, hay espacio para sorprender e innovar. Así lo ha indicado el alcalde de Güéjar Sierra, José Robles, quien ha afirmado que la programación de este año 2025 es “más participativa y plural”. “Hace unos meses nos pusimos a trabajar en una Comisión de Fiestas en la que están representados colectivos y vecinos de todas las franjas de edad; sus aportaciones, junto con el trabajo de todo el Ayuntamiento, han permitido diseñar la programación más vari...
DOS MUERTOS EN SENDOS ACCIDENTES DE TRÁFICO EN ALBOLOTE Y DURCAL. IDEAL.ES En uno de los siniestros un motorista falleció tras colisionar con un todoterreno y, en el otro, el conductor sufrió un infarto que resultó letal Tarde trágica para las peores estadísticas de tráfico.Dos personas fallecieron ayer en sendos accidentes con sus vehículos, uno en el término municipal de Albolote y otro en Dúrcal. El primer siniestro tuvo lugar en el kilómetro 1 de la carretera que une los municipios de Albolote y Maracena (GR-3417), a la altura de la rotonda de las tiendas Sánchez, donde un motorista colisionó con un todoterreno y salió despedido. La fuerza del impacto acabó con su vida ‘ipso facto’ y los servicios sanitarios poco pudieron hacer para reactivar las constantes vitales del motorista. El fallecido tenía 43 años. Precisamente esa rotonda ha originado muchas quejas por la instalación de un semáforo que obliga a los vehículos a parar en medio del sem...
Comentarios
Publicar un comentario