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UNA MUJER DENUNCIA A LA ROBER POR SEGUNDA VEZ EN TRES AÑOS
Hace unos meses quedó atrapada cuando intentaba bajar del autobús. La vez anterior perdió la demanda y tuvo que pagar 8.000 euros
Se ha convertido en su maldición personal y casi empieza a sospechar que tiene algo de magia negra. Ascensión Hidalgo Soto, vecina de Huétor-Vega, ya casi evita desplazarse en autobús después de dos disgustos.
El más reciente tuvo lugar el pasado 9 de junio de 2014, cuando se dirigía a la iglesia de Capuchinos de Granada, próxima a los jardines del Triunfo. Eran las 9.15 de la mañana y al intentar bajar las escaleras del autobús nº 33 en que iba montada, las puertas le atraparon la mitad del cuerpo que no le había dado tiempo a sacar del vehículo. Dos pasajeras trataron de hacerla entrar de nuevo tirando de su cuerpo, pero no fue posible. Finalmente cayó al suelo y se hizo una brecha en la cabeza que, según relata, sangró en abundancia. Asimismo sufrió un fuerte golpe en el codo derecho y otro en la espalda. Ambos le han dado problemas desde entonces.
Las dos mujeres que trataron de ayudarla desde el interior del autobús y las personas que estaban esperando en la correspondiente parada se quedaron junto a ella para socorrerla tras el accidente. Le colocaron varios pañuelos para frenar la hemorragia y le hicieron compañía hasta que llegó tanto la policía como la ambulancia.
Rápidamente fue trasladada a urgencias, donde permaneció hasta las 13.00 horas. Allí, los médicos le pusieron un analgésico y derivaron a su médico de familia, quien le puso un collarín y recetó diazepam. Como las molestias persistían, regresó al servicio de urgencias aquejada de náuseas, dolores de cuello y cabeza constantes. En esta ocasión se remitió el parte médico al juzgado de guardia.
Ascensión solicita a la compañía de transportes que le pague las sesiones de rehabilitación que considera necesarias para su total recuperación. Teniendo en cuenta su anterior experiencia, es una
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mujer persistente.
En 2012, inició un proceso judicial contra la empresa de autobuses y su aseguradora Mapfre. El motivo: la tapa de un extintor cayó sobre su pierna derecha y al tratar de evitarlo también se golpeó la cabeza contra una barra fija al realizar un movimiento brusco con el cuello. «Tenía sangre hasta en el pantalón, que también estaba roto del golpe», asegura Ascensión. Sin embargo aquel proceso judicial -que se prolongó hasta 2013- trajo consigo más problemas que beneficios. Una vez que el Juzgado de Primera Instancia nº 1 de Granada desestimara la demanda, absolviera a Rober y condenase a Ascensión a asumir los costes judiciales, ésta empleó el recurso de apelación y llevó el caso a la Audiencia Provincial de Granada.
La Audiencia confirmó la resolución del Juzgado de Primera Instancia y Ascensión tuvo, finalmente, que pagar los 8.000 euros que se había gastado en trámites legales.
«Me dicen que soy una usuaria muy conflictiva», cuenta y añade: «Me cayó la puerta del extintor y al final he pagado yo».
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