Flores y devoción
GRANADA HOY
Miles de granadinos se congregan ante la Basílica de las Angustias en la tradicional ofrenda floral de cada 15 de septiembre en la capital
MARISOL CASTRO | ACTUALIZADO 16.09.2014 - 08:04
El olor a incienso y a flores inundó ayer el centro de la capital en la tradicional ofrenda floral a "la madre de Granada", como algunos gritaban, la patrona, la Virgen de las Angustias. Desde las cuatro de la tarde los granadinos se vistieron de fiesta olvidando los más de 30 grados que azotaban la ciudad. Ancianos que no dudaban en hacer cola durante horas para depositar sus flores, parejas de jóvenes turistas que asombrados no paraban de fotografiar todo cuanto encontraban a su paso y niños que escuchaban como sus padres, grandes veteranos en esta festividad, les relataban los acontecimientos. Nadie quiso perderse la cita de cada 15 de septiembre.
El panorama era de lo más variado y colorido. Algunas mujeres intentaban coger un poco de aire con su abanico ante el calor asfixiante, mientras que otras estaban ataviadas con vestidos de gitana hasta los pies. Los granadinos, llegados de todos los puntos de la provincia, fueron sumándose a medida que avanzaba la tarde hasta pasadas las 22:00 horas, cuando el panel ya estaba repleto de flores de lo más variopintas. Ya desde primera hora de la tarde se respiraba en el ambiente que era un día especial. Los usuales autobuses vacíos aumentaron el flujo de personas y algunas colas se formaron en las paradas de la LAC, a pesar de que mantuvo la frecuencia.
Las campanas de la Basílica de las Angustias marcaron el comienzo de la ofrenda y el edificio abrió sus puertas a las 18:00 horas. Los devotos se enfundaron en un caluroso aplauso para saludar a su patrona, en ese momento la cola para depositar la ofrenda ya daba la vuelta a la manzana. Los precios por el ramo rondaban entre los tres y los ocho euros en los puestos que se instalaron en los alrededores a la Fuente de las Batallas.
El encargado de inaugurar la ceremonia fue el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, que dio la bienvenida a los miles de granadinos que se congregaron ante la basílica. "Es uno de los momentos más intensos del año", añadió justo antes de depositar su ofrenda. Fue entonces cuando una lluvia de pétalos de rosa coloreó el lugar. Tras la ofrenda de los hermanos de la Hermandad Virgen de las Angustias le tocó el turno al alcalde de Granada, José Torres Hurtado.
"¡Qué bonita es nuestra madre!", gritaba exaltado uno de los feligreses mientras que una mujer usaba prismáticos para no perderse ni un detalle del evento. "Venimos casi todos los años", afirmaba María Luisa Martín, vecina de la capital que acudía este año para que su nieta viera la tradicional fiesta por primera vez. "A los granadinos nos encanta, años atrás siempre traía flores". Y es que aunque sea una fiesta religiosa, algunos de los asistentes reconocían que acudían por la tradición de la festividad. El siguiente en ofrecer su ofrenda fue el presidente de la Diputación, Sebastián Pérez, seguido de los representantes la Subdelegación del Gobierno, la Guardia Civil y la Policía Local. Llegó el turno entonces de los bomberos y como viene siendo habitual en los últimos años, Telesfora Ruiz, concejal de Movilidad, subió a las escaleras del camión a depositar las flores en lo más alto de la portada. Las instituciones y colectivos se fueron sucediendo a lo largo de la tarde para ofrecer sus flores hasta pasadas las diez de la noche. Los feligreses se despidieron de la Virgen de las Angustias hasta el último domingo del mes, cuando tendrá lugar la procesión.
El panorama era de lo más variado y colorido. Algunas mujeres intentaban coger un poco de aire con su abanico ante el calor asfixiante, mientras que otras estaban ataviadas con vestidos de gitana hasta los pies. Los granadinos, llegados de todos los puntos de la provincia, fueron sumándose a medida que avanzaba la tarde hasta pasadas las 22:00 horas, cuando el panel ya estaba repleto de flores de lo más variopintas. Ya desde primera hora de la tarde se respiraba en el ambiente que era un día especial. Los usuales autobuses vacíos aumentaron el flujo de personas y algunas colas se formaron en las paradas de la LAC, a pesar de que mantuvo la frecuencia.
Las campanas de la Basílica de las Angustias marcaron el comienzo de la ofrenda y el edificio abrió sus puertas a las 18:00 horas. Los devotos se enfundaron en un caluroso aplauso para saludar a su patrona, en ese momento la cola para depositar la ofrenda ya daba la vuelta a la manzana. Los precios por el ramo rondaban entre los tres y los ocho euros en los puestos que se instalaron en los alrededores a la Fuente de las Batallas.
El encargado de inaugurar la ceremonia fue el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, que dio la bienvenida a los miles de granadinos que se congregaron ante la basílica. "Es uno de los momentos más intensos del año", añadió justo antes de depositar su ofrenda. Fue entonces cuando una lluvia de pétalos de rosa coloreó el lugar. Tras la ofrenda de los hermanos de la Hermandad Virgen de las Angustias le tocó el turno al alcalde de Granada, José Torres Hurtado.
"¡Qué bonita es nuestra madre!", gritaba exaltado uno de los feligreses mientras que una mujer usaba prismáticos para no perderse ni un detalle del evento. "Venimos casi todos los años", afirmaba María Luisa Martín, vecina de la capital que acudía este año para que su nieta viera la tradicional fiesta por primera vez. "A los granadinos nos encanta, años atrás siempre traía flores". Y es que aunque sea una fiesta religiosa, algunos de los asistentes reconocían que acudían por la tradición de la festividad. El siguiente en ofrecer su ofrenda fue el presidente de la Diputación, Sebastián Pérez, seguido de los representantes la Subdelegación del Gobierno, la Guardia Civil y la Policía Local. Llegó el turno entonces de los bomberos y como viene siendo habitual en los últimos años, Telesfora Ruiz, concejal de Movilidad, subió a las escaleras del camión a depositar las flores en lo más alto de la portada. Las instituciones y colectivos se fueron sucediendo a lo largo de la tarde para ofrecer sus flores hasta pasadas las diez de la noche. Los feligreses se despidieron de la Virgen de las Angustias hasta el último domingo del mes, cuando tendrá lugar la procesión.
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