Luis Suárez, como en casa en el Barça
El uruguayo está feliz en Catalunya. Ha alquilado una casa en Castelldefels y está ansioso por empezar a marcar goles de blaugrana
Luis Suárez siempre está próximo a Messi, Mascherano y Andrés Iniesta
JORDI GIL
20-9-2014 | 04:05 H.
Luis Suárez está a punto de entrar en el último mes de sanción y su motivación sigue disparándose. El uruguayo tiene unas ganas locas de jugar su primer partido oficial con la camiseta blaugrana y el duelo ante el Real Madrid del 25 de octubre en el Santiago Bernabéu se acerca. Mientras, el jugador aprovecha al máximo cada entrenamiento para ponerse a tono físicamente, asimilar los conceptos de juego de Luis Enrique y aclimatarse a sus nuevos compañeros. Un objetivo que está cumpliendo a la perfección. Luis Suárez ha entrado con muy buen pie en el vestuario. Los compañeros le han acogido como uno más y los 81,2 millones de euros que costó su fichaje, convirtiéndose en el fichaje más caro de la historia del club, no han provocado el mínimo recelo. La valoración es solo futbolística y todos saben que con Suárez serán mucho más fuertes.
El primero que le ayudó a averigular las interioridades de la caseta fue Andrés Iniesta. Ambos ya se conocían por compartir representante, Pere Guardiola. El intercambio de mensajes entre ambos era habitual y Andrés dio un paso al frente para que la entrada de Luis al equipo fuera cómoda. Su buen entendimiento personal, sin duda, que también contribuye a alimentar la esperanza de una excelente conexión sobre el terreno de juego.
Suárez ha encontrado pronto más puntos de unión en el vestuario. Uno de los principales es con el grupo de jugadores argentinos por la afinidad geográfica y tener muchos hábitos en común. Por ejemplo, es habitual que Luis comparta el mate antes o después del entrenamiento con Leo Messi y Javier Mascherano. Una infusión que ayuda a relajar y que también abre un espacio para la charla. El vínculo entre Suárez y Messi se está forjando en los entrenamientos de forma natural. Se entienden por su origen y, como ocurre con Iniesta, nada mejor que una buena sintonía personal para que la futbolística funcione.
La incorporación a la dinámica de trabajo no fue fácil. Después de un mes y medio de trabajo en solitario, sobre todo fortaleciendo la rodilla lesionada poco antes del Mundial, Suárez tuvo que amoldarse a un sistema de entrenamientos que no tienen nada que ver con los de Inglaterra. El balón domina en los ejercicios, si bien Luis Enrique no incide tanto en el fútbol control y la posesión como ocurría con Pep Guardiola. Suárez no tardó mucho en acostumbrarse y, especialmente, está a gusto con todos los juegos encaminados a potenciar el espíritu competitivo de la plantilla con partidos reducidos o distintas competiciones en las que el honor del ganador está en juego. Allí sale a relucir más que nunca su alma charrúa.
Suárez ha superado las principales fases de adaptación en el día a día hasta el punto que él también ha ejercido de ‘cicerone’ de uno de los nuevos, como es Thomas Vermaelen. Ambos jugaron juntos en el Ajax y Luis, con su dominio del inglés, le ha echado más de una mano. Incluso, ambos viven en una zona próxima, en los alrededores de Castelldefels. Suárez ha alquilado una casa que le permite estar cerca del domicilio de sus suegros. Su familia se siente muy confortable en Catalunya, donde nació su hija Delfina cuatro años atrás. El segundo hijo, Benjamín, lo hizo en Liverpool. Los viajes del futbolista a Barcelona eran asiduos tanto cuando jugaba en Holanda como en Inglaterra para visitar a los padres de su esposa, Sofia Balbin, y ya había descubierto muchos rincones de la ciudad. No fue extraño, por tanto, verle nada más llegar en un conocido centro comercial de Barcelona comprando los complementos de su hogar.
Los condicionantes externos son ideales y su motivación deportiva es máxima. Luis Suárez está ansioso por demostrar a los aficionados culés que los 81,2 millones invertidos por el Barça y el esfuerzo realizado para que aterrizara en el Camp Nou valió la pena. Esas ganas le dan fuerza para entrenar cada día como el que más, pese a que cada previa de partido no puede tener ni la esperanza de entrar en la lista de convocados. Todavía le quedan siete partidos de ausencia, cinco de Liga y dos de Champions, pero la cuenta atrás ya está en marcha. Cada día que recorta es un día ganado para su preparación. Y el clásico del Bernabéu se aproxima. La cita que tiene marcada y por la que se entrena con entusiasmo.
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