👦EFE VERDE / Recuperar la biodiversidad urbana sin renunciar al uso público /
Pablo Ayerbe Caselles.- Entre una autopista interurbana, la universidad y El Sardinero, se erige en Santander la reserva ornitológica de Las Llamas, un espacio que por su capacidad de acoger eventos, paseantes o deportistas y ser punto de referencia para la migración de aves que pasan por la península, se ha convertido en un ejemplo de gestión de la biodiversidad en entornos urbanos.
“Hemos conseguido convertir un espacio degradado en un elemento de interés tanto para las aves como para la gente”, explica a EFEverde Felipe González, delegado en Cantabria de SEO/Birdlife, organización que lleva décadas haciendo un seguimiento de este espacio, y que recientemente lo ha incluido entre sus reservas ornitológicas.
González señala que los proyectos de renaturalización urbana son en la actualidad algo común, pero cuando se empezó a intervenir en el Parque de las Llamas, hace quince años, se trataba de una experiencia “pionera” en la gestión de la biodiversidad urbanística, lo que demuestra cómo se pueden integrar a la planificación urbanística “valores naturales sin que esto constituya un conflicto o pueda mermar el desarrollo urbano”.
“El parque de Las Llamas es el ejemplo de lo que SEO quiere trasladar a otras ciudades: en vez de destruir estos espacios, integrarlos”, añade González, quien apunta que esta zona ha pasado de ser un área “bastante degradada” a un lugar que “no deja de acumular especies de aves”.
La declaración de reserva ornitológica de SEO/Birdlife supone una protección extra al entorno, que se traduce en un acuerdo privado entre partes, en el que el Ayuntamiento de Santander se compromete a gestionar el espacio siguiendo las recomendaciones de la ONG, que actuará como “certificadora de que la gestión es correcta”, según señala este biólogo.
Este modelo de cogobernanza es uno de los primeros ejemplos de custodia de biodiversidad urbana de España, y se trata de un sistema que se desmarca de la declaración pública de reserva natural de un territorio y se centra en la intervención necesaria del espacio para garantizar sus valores.
Los grandes enemigos
González explica que mediante este acuerdo, se podrán “tomar medidas y garantizar que el entorno no pierde valor”, para paliar los efectos de la presión urbana, como la gestión de los residuos, la masificación humana, el ruido provocado por los eventos o las especies invasoras.
El biólogo admite un problema con la introducción por parte del ser humano de especies como patos, carpas o tortugas, que en el caso de los galápagos, suponen un importante impacto para las especies autóctonas, al comerse las puestas de los anfibios o remover en exceso el fondo de agua.
Y achaca esta aparición a la “irresponsabilidad” de algunos ciudadanos. “No se pueden comprar mascotas y liberarlas en la naturaleza, porque generan muchos problemas”, reprocha el biólogo.
Por otro lado, el parque está especialmente amenazado por el plumero, una especie vegetal invasora que tiene un gran impacto en la zona de la Bahía de Santander y en Cantabria y que por sus características, tiende a crecer en zonas semihúmedas como el humedal de Las Llamas.
Se trata de una especie muy complicada de erradicar y que puede proliferar en los entornos no intervenidos, debido a la falta de siega, lo que requiere una vigilancia constante por parte de las entidades que gestionan el parque.
Animales en su hábitat
La Vaguada de las Llamas es un antiguo brazo que conectaba con el mar Cantábrico a través de El Sardinero, que a lo largo del crecimiento de Santander fue sufriendo el deterioro, llegando, según González, a una situación “bastante degradada” a finales de la década de los noventa.
Cuando el Ayuntamiento quiso construir un parque en la zona, González explica que SEO/Birlife “insistió” en que el humedal, de apenas cuatro hectáreas, se convirtiera en la referencia de este espacio, para compaginar “el uso y disfrute del público con la conservación de la biodiversidad”.
Tras las obras del parque bajo estos criterios, SEO/Birdlife comenzó un seguimiento de la proliferación de aves en el espacio con éxitos evidentes: en 2007 se avistaba de media al día una veintena de especies diferentes, mientras que en la actualidad se pueden ver hasta 33.
Durante este periodo se han llegado a divisar 150 especies diferentes de aves, la mayoría migratorias, lo que supone una cuarta parte de las citadas en toda España y una cifra récord para un entorno urbano.
Las aves suponen un “termómetro” de la salud ambiental del parque, pero no son las únicas colonizadoras del espacio que reclaman su territorio natural, ya que se han llegado a divisar nutrias, y todo ello bajo la atenta mirada de paseantes, ciclistas y biólogos, que conviven en este espacio.
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