EL CARRIL BICI EN GRANADA: CONTROVERSIA EN LA CAPITAL CASI OLVIDADADO EN LA PERIFERIA IDEAL.ES
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El peatón invade en numerosas ocasiones el carril | En las carreteras interurbanas, muchos son los ciclistas –algunos sin protección- que optan por el asfalto en detrimento de la vía
El centro de Granada
y zonas del cinturón continúan en pleno proceso de adaptación a los
planes establecidos para mejorar la movilidad por sus calles. Las obras
del metro en zonas céntricas como Camino de Ronda y en otras algo más
alejadas como en Torre de Comares, en el barrio del Zaidín, describen a
priori un mapa alentador que permite soñar con una mayor descongestión
del tráfico en la ciudad. Otros aspectos como los carriles bici
prosiguen una trayectoria de controversia.
Mientras el Plan Andaluz de la Bicicleta (PAB) no acaba de tomar forma en la capital, son varios los ciudadanos de a pie quien se encuentran con la vicisitud de tener que evitar algún que otro encontronazo fortuito con un ciclo, por ejemplo, a la hora de intentar cruzar un paso de peatones o cambiar de acera.
En ciertos casos, el ciudadano se muestra cual neonato dando sus primeros pasos a la hora de convivir con el carril bici. Por ejemplo, en Camino de Ronda a la altura del 112 y también del 75, el espacio existente entre la vía especial y el semáforo de espera para proceder a cruzar al otro lado en ocasiones resulta minúsculo, tanto que incluso hacina a los viandantes para evitar un posible atropello de un ciclista. Estos cuentan con una considerable marca en el suelo para detener su marcha, la misma que en ocasiones se ignora.
Además, su cercanía con el paso para el peatón hace que este llegue a invadir dicho carril para proseguir su marcha: niños, jóvenes, adultos y ancianos caminan por el carril bici sin percatarse del peligro que puede suponer. Por si fuese poco, en la zona situada más próxima a Plaza Einstein, la terraza de un negocio de hostelería comulga en un festín que puede ser de dimensiones considerables en hora punta.
Pero ¿y qué sucede con los carriles que conectan el centro con diversas regiones de la Vega de Granada? En ocasiones quedan totalmente en desuso. La lógica impera al empleo del carril paralelo a la carretera de doble carril que une la zona trasera al Parque de las Ciencias con las rotondas que dirigen el camino hacia Churriana, Cúllar Vega, Vegas del Genil o hacia la Huerta del Rasillo. Este conexiona al menos hasta la primera rotonda que los vehículos encuentran donde se varía la dirección en función del destino, pero son varios los ciclistas que lejos de emplear el carril, deciden beneficiarse del asfalto de la carretera a pesar de tener que convivir con los respectivos vehículos de cuatro ruedas. Es el tramo del carril Genil – Beiro.
En casos, por el asfalto se pueden ver a los diferentes vehículos obviando totalmente los límites de velocidad y también a diversos grupos de ciclistas que deciden emprender su ruta. Por ahí se vislumbran en ocasiones imágenes inquietantes mientras los diferentes automóviles llevan a cabo adelantamientos algo complejos, y en ocasiones tan violentos como antirreglamentarios, ya que se está obligado a invadir gran parte del carril contrario para establecer la distancia de seguridad. Y se obvia. En lo referente al ciclista, también destacan aquellos quienes pedalean ataviados con el equipamiento necesario para su seguridad, pero en otras situaciones el casco y los distintivos especiales brillan por su ausencia.
Se exige precaución en cualquiera de los ámbitos. El viandante se encuentra inmerso en un proceso de adaptación, mientras el ciclista en ocasiones no toma las precauciones pertinentes. Solo en la primera mitad del pasado curso, entre enero y junio, se produjeron más de 60 accidentes en vías interurbanas de Granada en los que al menos un ciclista se ha visto involucrado, y otros 44 se produjeron en las calles de la capital. Solo se tuvo que lamentar una muerte y las contusiones de cinco heridos graves. Sería menester no volver a lamentar situaciones de tal calibre, así que precaución.
Mientras el Plan Andaluz de la Bicicleta (PAB) no acaba de tomar forma en la capital, son varios los ciudadanos de a pie quien se encuentran con la vicisitud de tener que evitar algún que otro encontronazo fortuito con un ciclo, por ejemplo, a la hora de intentar cruzar un paso de peatones o cambiar de acera.
En ciertos casos, el ciudadano se muestra cual neonato dando sus primeros pasos a la hora de convivir con el carril bici. Por ejemplo, en Camino de Ronda a la altura del 112 y también del 75, el espacio existente entre la vía especial y el semáforo de espera para proceder a cruzar al otro lado en ocasiones resulta minúsculo, tanto que incluso hacina a los viandantes para evitar un posible atropello de un ciclista. Estos cuentan con una considerable marca en el suelo para detener su marcha, la misma que en ocasiones se ignora.
Además, su cercanía con el paso para el peatón hace que este llegue a invadir dicho carril para proseguir su marcha: niños, jóvenes, adultos y ancianos caminan por el carril bici sin percatarse del peligro que puede suponer. Por si fuese poco, en la zona situada más próxima a Plaza Einstein, la terraza de un negocio de hostelería comulga en un festín que puede ser de dimensiones considerables en hora punta.
Pero ¿y qué sucede con los carriles que conectan el centro con diversas regiones de la Vega de Granada? En ocasiones quedan totalmente en desuso. La lógica impera al empleo del carril paralelo a la carretera de doble carril que une la zona trasera al Parque de las Ciencias con las rotondas que dirigen el camino hacia Churriana, Cúllar Vega, Vegas del Genil o hacia la Huerta del Rasillo. Este conexiona al menos hasta la primera rotonda que los vehículos encuentran donde se varía la dirección en función del destino, pero son varios los ciclistas que lejos de emplear el carril, deciden beneficiarse del asfalto de la carretera a pesar de tener que convivir con los respectivos vehículos de cuatro ruedas. Es el tramo del carril Genil – Beiro.
Sin la preocupación suficiente
Camiones, tractores, furgonetas, coches, motocicletas, ciclomotores,
ciclos y hasta en ocasiones vehículos de tracción animal comparten
circulación por las diferentes vías que actúan como hebilla entre
Granada y su cinturón. Unas carreteras bastante frecuentadas a diario
por quienes se dirigen hacia el centro o bien hacia la zona de la Vega
por cualquier motivo. El trasiego es prácticamente constante y el
riesgo, en ocasiones también. En casos, por el asfalto se pueden ver a los diferentes vehículos obviando totalmente los límites de velocidad y también a diversos grupos de ciclistas que deciden emprender su ruta. Por ahí se vislumbran en ocasiones imágenes inquietantes mientras los diferentes automóviles llevan a cabo adelantamientos algo complejos, y en ocasiones tan violentos como antirreglamentarios, ya que se está obligado a invadir gran parte del carril contrario para establecer la distancia de seguridad. Y se obvia. En lo referente al ciclista, también destacan aquellos quienes pedalean ataviados con el equipamiento necesario para su seguridad, pero en otras situaciones el casco y los distintivos especiales brillan por su ausencia.
Se exige precaución en cualquiera de los ámbitos. El viandante se encuentra inmerso en un proceso de adaptación, mientras el ciclista en ocasiones no toma las precauciones pertinentes. Solo en la primera mitad del pasado curso, entre enero y junio, se produjeron más de 60 accidentes en vías interurbanas de Granada en los que al menos un ciclista se ha visto involucrado, y otros 44 se produjeron en las calles de la capital. Solo se tuvo que lamentar una muerte y las contusiones de cinco heridos graves. Sería menester no volver a lamentar situaciones de tal calibre, así que precaución.
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