Los propietarios se movilizan ante los cambios hospitalarios Piden conocer el uso del Hospital Clínico
Es difícil encontrar a una persona que no se haya tomado un café en el Restaurante Ramírez. Ubicado justo frente al hospital Clínico, este establecimiento es toda una institución en el barrio de Doctores. Allí van los médicos, los auxiliares, los pacientes cuando reciben una mala noticia, sus familiares. Pero también cuando la noticia es buena y hay que celebrarlo. Todos ellos confluyen en este restaurante, punto neurálgico de la zona.
Abierto desde el año 1948, el restaurante llegó cinco años antes del hospital. Así lo recuerda su propietario Antonio Ramírez, que se ha criado en el negocio abierto por su padre y donde pasa cada día saludando a unos y otros. Ahora, Ramírez responde con un tono más amargo que antes. El futuro cierre del hospital Clínico puede suponer una brutal pérdida de clientes tanto en su restaurante como en el resto de comercios y bares del barrio. No obstante, él está dispuesto a lucharlo. Ramírez tiene que seguir abierto por muchos años más. "Yo soy el más antiguo aquí", explica el propietario, que ha visto cómo el barrio crecía en los últimos años hasta convertirse en un lugar ideal. Ahora, sin embargo, tanto él como el resto de empresarios se muestran temerosos ante la fusión hospitalaria porque no saben lo que va a pasar: "Se está desmantelando el barrio. El viernes ya se llevan Traumatología, Cirugía... Aquí no va a quedar nadie. Se va a convertir en un barrio viejo y sin negocios", lamenta Ramírez que no obstante no tiene ninguna intención de cerrar aunque ya ha notado los primeros efectos del traslado.
Además de este restaurante, tiene otros seis negocios en la zona, pero sin duda, su "niña bonita" es el Restaurante Ramírez, donde llegó a dormir junto a sus hermanas cuando su padre abrió el establecimiento. "Le tengo mucho cariño. Más que las pérdidas económicas, me preocupan más los sentimientos. He conocido a muchos profesionales", detalla Ramírez que estos días se despidió de uno de los médicos que se marcha al PTS. "Me dijo que iba a echar de menos el hospital... pero también a mí", lamentó.
Está previsto que el próximo 3 de julio se trasladen al PTS algunas especialidades del Clínico como Trauma, Dermatología u Oftalmología. Por otra parte, en octubre se mudarán al Hospital Virgen de las Nieves Cardiología, Neurología o Digestivo. Por último, también en octubre se trasladará la parte del Materno del Clínico al nuevo Hospital Materno Infantil que estará ubicado en el antiguo hospital de Traumatología tras una reforma integral.
En el aire queda qué uso se le dará al hospital Clínico a partir de octubre. Por una parte, se ha barajado el traslado de la comunidad terapéutica de Salud Mental de Alfacar o la apertura de un Centro de Salud para el distrito. Sin embargo, todavía se desconoce con concreción su nuevo uso, que tendrán que decidir la UGR como propietaria de los terrenos y el SAS.
En este sentido, el presidente de la Asociación de Comerciantes Plaza de Toros-Pajaritos, Santos Gómez, explicó ayer que las pérdidas económicas por la fusión ya han empezado a notarse. "Vamos a perder un 40% de las visitas hospitalarias", explicó Gómez, propietario del comercio Zoco que abrió hace 22 años en el barrio.
El presidente mostró su preocupación ante todos estos cambios teniendo en cuenta que el 90% de la facturación de los comercios de la zona viene dado por el personal sanitario. "La estimación es que 4.000 personas de la plantilla del hospital se muden al PTS", señaló Gómez, que el pasado lunes acudió junto a otros representantes a un encuentro con el gerente del Hospital, Manuel Bayona, la delegada de Gobierno de la Junta de Andalucía, Sandra García y el delegado de Sanidad, Higinio Almagro para pedirles responsabilidades.
En esta reunión se acordó un nuevo encuentro para mediados de julio cuando el nuevo uso del Clínico debería estar decidido. "Nos íbamos a movilizar. Sin embargo, hemos decidido frenar la protesta. Eso sí, si no nos dan respuestas, nos manifestaremos".
La misma opinión tiene Antonio Eusebio Leiva, propietario de la eléctrica Eusebio y vicepresidente de la asociación por Plaza de Toros. Según explica, entre la fusión y la crisis, que arrastran desde 2007, los negocios van en caída libre. "Hay muchísima gente que ha dejado de visitar este barrio. Según un estudio en 2015 perdimos 60.000 visitas", detalló Leiva, que defiende la importancia del pequeño comercio en los barrios.
A Pepe Cano, que abrió el restaurante La Bodeguita en 1979, también le preocupa la fusión. Cano, que recuerda su llegada al barrio cuando había dos vaquerías y descampados, lamenta que esta situación pueda llevar al cierre de decenas de negocios. Así, el nuevo uso del Hospital Clínico se perfila como clave para la permanencia.0 comentarios
Abierto desde el año 1948, el restaurante llegó cinco años antes del hospital. Así lo recuerda su propietario Antonio Ramírez, que se ha criado en el negocio abierto por su padre y donde pasa cada día saludando a unos y otros. Ahora, Ramírez responde con un tono más amargo que antes. El futuro cierre del hospital Clínico puede suponer una brutal pérdida de clientes tanto en su restaurante como en el resto de comercios y bares del barrio. No obstante, él está dispuesto a lucharlo. Ramírez tiene que seguir abierto por muchos años más. "Yo soy el más antiguo aquí", explica el propietario, que ha visto cómo el barrio crecía en los últimos años hasta convertirse en un lugar ideal. Ahora, sin embargo, tanto él como el resto de empresarios se muestran temerosos ante la fusión hospitalaria porque no saben lo que va a pasar: "Se está desmantelando el barrio. El viernes ya se llevan Traumatología, Cirugía... Aquí no va a quedar nadie. Se va a convertir en un barrio viejo y sin negocios", lamenta Ramírez que no obstante no tiene ninguna intención de cerrar aunque ya ha notado los primeros efectos del traslado.
Además de este restaurante, tiene otros seis negocios en la zona, pero sin duda, su "niña bonita" es el Restaurante Ramírez, donde llegó a dormir junto a sus hermanas cuando su padre abrió el establecimiento. "Le tengo mucho cariño. Más que las pérdidas económicas, me preocupan más los sentimientos. He conocido a muchos profesionales", detalla Ramírez que estos días se despidió de uno de los médicos que se marcha al PTS. "Me dijo que iba a echar de menos el hospital... pero también a mí", lamentó.
Está previsto que el próximo 3 de julio se trasladen al PTS algunas especialidades del Clínico como Trauma, Dermatología u Oftalmología. Por otra parte, en octubre se mudarán al Hospital Virgen de las Nieves Cardiología, Neurología o Digestivo. Por último, también en octubre se trasladará la parte del Materno del Clínico al nuevo Hospital Materno Infantil que estará ubicado en el antiguo hospital de Traumatología tras una reforma integral.
En el aire queda qué uso se le dará al hospital Clínico a partir de octubre. Por una parte, se ha barajado el traslado de la comunidad terapéutica de Salud Mental de Alfacar o la apertura de un Centro de Salud para el distrito. Sin embargo, todavía se desconoce con concreción su nuevo uso, que tendrán que decidir la UGR como propietaria de los terrenos y el SAS.
En este sentido, el presidente de la Asociación de Comerciantes Plaza de Toros-Pajaritos, Santos Gómez, explicó ayer que las pérdidas económicas por la fusión ya han empezado a notarse. "Vamos a perder un 40% de las visitas hospitalarias", explicó Gómez, propietario del comercio Zoco que abrió hace 22 años en el barrio.
El presidente mostró su preocupación ante todos estos cambios teniendo en cuenta que el 90% de la facturación de los comercios de la zona viene dado por el personal sanitario. "La estimación es que 4.000 personas de la plantilla del hospital se muden al PTS", señaló Gómez, que el pasado lunes acudió junto a otros representantes a un encuentro con el gerente del Hospital, Manuel Bayona, la delegada de Gobierno de la Junta de Andalucía, Sandra García y el delegado de Sanidad, Higinio Almagro para pedirles responsabilidades.
En esta reunión se acordó un nuevo encuentro para mediados de julio cuando el nuevo uso del Clínico debería estar decidido. "Nos íbamos a movilizar. Sin embargo, hemos decidido frenar la protesta. Eso sí, si no nos dan respuestas, nos manifestaremos".
La misma opinión tiene Antonio Eusebio Leiva, propietario de la eléctrica Eusebio y vicepresidente de la asociación por Plaza de Toros. Según explica, entre la fusión y la crisis, que arrastran desde 2007, los negocios van en caída libre. "Hay muchísima gente que ha dejado de visitar este barrio. Según un estudio en 2015 perdimos 60.000 visitas", detalló Leiva, que defiende la importancia del pequeño comercio en los barrios.
A Pepe Cano, que abrió el restaurante La Bodeguita en 1979, también le preocupa la fusión. Cano, que recuerda su llegada al barrio cuando había dos vaquerías y descampados, lamenta que esta situación pueda llevar al cierre de decenas de negocios. Así, el nuevo uso del Hospital Clínico se perfila como clave para la permanencia.0 comentarios
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