Encarna a una juez seria y perseverante. Tras probar como presentadora, Elisa está centrada en su carrera como actriz.
-¿Cómo es su personaje de Nora, la juez criminalista de Olmos y Robles?
-Nora es una persona perseverante y seria, que se toma su trabajo con pasión y perfeccionismo, y tiende a trabajar sin dejarse ningún cabo suelto. En lo personal, le cuesta mucho abrirse y dejarse conocer, pero cuando alguien toca su corazón se entrega al completo; es cariñosa, impulsiva y dulce. Nora lleva una coraza de la que le es muy dificil desprenderse.
-¿Le ha costado meterse en la piel de este personaje? Lo que había hecho hasta ahora no tiene nada que ver.
-Me ha gustado mucho trabajar un personaje tan racional y pasional como ella, pero cuesta verse tan sumamente altiva. Es un papel chocante, ya que no entra dentro del género cómico sino en el thriller y por tanto es un gran contraste con Robles y Olmos. Su papel es hacer preguntas y agilizar todo el papeleo en las investigaciones, por lo que también esa responsabilidad la lleva a ser exigente y fría. No es agradable verla como espectadora pero sí he disfrutado mucho interpretándola. Ver cómo dejaba helado al equipo técnico y a los actores, y cómo después se reían ha sido muy divertido.
-¿Cómo es trabajar con Rubén Cortada? Entre su personaje y el suyo saltan chispas, ¿puede adelantarnos algo de cómo funcionará la pareja?
-Es una pareja que de primeras choca porque son muy parecidos, ambos son rigurosos y exigentes en su trabajo, pero ella está por encima de él, y su control genera una tensión en la que ambos sientes cosas extrañas. Es una especie de odio que oculta una atracción inevitable y pasional que se deja ver sólo en algunos momentos y que evolucionará poco a poco hasta que ambos aflojen y se vayan entregando al otro sin querer.
-¿Qué pensó cuándo le propusieron encarnar a Nora, una mujer con tanto carácter?
-Que, aunque sentía que me quedaba grande, me parecía muy interesante que en esta serie se apostara por personajes que se salen totalmente del canon establecido o del estereotipo. En este caso, una juez joven, que nada tiene que ver con el prototipo de mujer mayor y sabia que todos tenermos en la cabeza. Ella lucha por ser respetada en un mundo de hombres, a veces mostrando una antipatía forzada. Me pareció un gran reto no solo porque artísticamente suponía meterme en la piel de una mujer bastante más madura de lo que había hecho hasta ahora, sino porque sabía que no iba a calar bien en la gente y que era un personaje complicado.
-¿Ha sido difícil para usted meterse en la vis cómica que tiene la serie? ¿Tenía ganas de hacer comedia en televisión?
-Mi papel tiene poca vis cómica, salvo en algunos momentos en los que los chistes de Olmos generan distensión en el ambiente. Esto sin embargo lo que hace es crispar más a Nora por lo que, bueno, en general me he centrado en encarnar un personaje cuyo color gris o negro es difícil de sostener en una serie donde todo personaje es agradable.
-¿Cómo fue despedirse de Irene, su personaje en Águila Roja, después de siete años interpretándola? ¿ Le costó mucho?
-Ha sido mi casa, mi familia y el lugar donde he crecido estos siete maravillosos años. He aprendido todo de mis compañeros, de la bondad de Irene y de su sentido de la justicia. La despedida fue muy bonita y necesaria. El personaje no podía soportar el dolor que conllevaba saber que había cometido incesto y que había estado enamorada de su sobrino. Toda esta carga debía aliviarse con la muerte, y era necesaria para contar los orígenes de Águila Roja. Ha sido un profundo proceso que llevaré siempre dentro de mí.
-La otra serie cómica que ha hecho, Buscando el norte, no funcionó como se esperaba, por lo que no renovó. ¿Acabó en esta serie satisfecha de su trabajo? ¿Cómo encajó que los espectadores no la respaldaran?
-Buscando el norte era una serie de gran calidad en cuanto a fotografía, guión y reparto. Tuvo gran aceptación y fue muy respaldada por crítica y audiencia. Sin embargo, el target era muy similar a la serie El Príncipe y, cuando en el tercer capítulo, la pusieron como competencia, ésta se llevó a muchos seguidores, por lo que bajó a los 2.700.000 espectadores, un punto por debajo de la media que solicita Antena 3. Fue una lástima porque era una serie hecha con muchísimo cariño, pero tuvimos que aceptarlo. Olmos y Robles responde a mis ganas de seguir creando nuevos personajes y de contar nuevas historias.
-Nora es una persona perseverante y seria, que se toma su trabajo con pasión y perfeccionismo, y tiende a trabajar sin dejarse ningún cabo suelto. En lo personal, le cuesta mucho abrirse y dejarse conocer, pero cuando alguien toca su corazón se entrega al completo; es cariñosa, impulsiva y dulce. Nora lleva una coraza de la que le es muy dificil desprenderse.
-¿Le ha costado meterse en la piel de este personaje? Lo que había hecho hasta ahora no tiene nada que ver.
-Me ha gustado mucho trabajar un personaje tan racional y pasional como ella, pero cuesta verse tan sumamente altiva. Es un papel chocante, ya que no entra dentro del género cómico sino en el thriller y por tanto es un gran contraste con Robles y Olmos. Su papel es hacer preguntas y agilizar todo el papeleo en las investigaciones, por lo que también esa responsabilidad la lleva a ser exigente y fría. No es agradable verla como espectadora pero sí he disfrutado mucho interpretándola. Ver cómo dejaba helado al equipo técnico y a los actores, y cómo después se reían ha sido muy divertido.
-¿Cómo es trabajar con Rubén Cortada? Entre su personaje y el suyo saltan chispas, ¿puede adelantarnos algo de cómo funcionará la pareja?
-Es una pareja que de primeras choca porque son muy parecidos, ambos son rigurosos y exigentes en su trabajo, pero ella está por encima de él, y su control genera una tensión en la que ambos sientes cosas extrañas. Es una especie de odio que oculta una atracción inevitable y pasional que se deja ver sólo en algunos momentos y que evolucionará poco a poco hasta que ambos aflojen y se vayan entregando al otro sin querer.
-¿Qué pensó cuándo le propusieron encarnar a Nora, una mujer con tanto carácter?
-Que, aunque sentía que me quedaba grande, me parecía muy interesante que en esta serie se apostara por personajes que se salen totalmente del canon establecido o del estereotipo. En este caso, una juez joven, que nada tiene que ver con el prototipo de mujer mayor y sabia que todos tenermos en la cabeza. Ella lucha por ser respetada en un mundo de hombres, a veces mostrando una antipatía forzada. Me pareció un gran reto no solo porque artísticamente suponía meterme en la piel de una mujer bastante más madura de lo que había hecho hasta ahora, sino porque sabía que no iba a calar bien en la gente y que era un personaje complicado.
-¿Ha sido difícil para usted meterse en la vis cómica que tiene la serie? ¿Tenía ganas de hacer comedia en televisión?
-Mi papel tiene poca vis cómica, salvo en algunos momentos en los que los chistes de Olmos generan distensión en el ambiente. Esto sin embargo lo que hace es crispar más a Nora por lo que, bueno, en general me he centrado en encarnar un personaje cuyo color gris o negro es difícil de sostener en una serie donde todo personaje es agradable.
-¿Cómo fue despedirse de Irene, su personaje en Águila Roja, después de siete años interpretándola? ¿ Le costó mucho?
-Ha sido mi casa, mi familia y el lugar donde he crecido estos siete maravillosos años. He aprendido todo de mis compañeros, de la bondad de Irene y de su sentido de la justicia. La despedida fue muy bonita y necesaria. El personaje no podía soportar el dolor que conllevaba saber que había cometido incesto y que había estado enamorada de su sobrino. Toda esta carga debía aliviarse con la muerte, y era necesaria para contar los orígenes de Águila Roja. Ha sido un profundo proceso que llevaré siempre dentro de mí.
-La otra serie cómica que ha hecho, Buscando el norte, no funcionó como se esperaba, por lo que no renovó. ¿Acabó en esta serie satisfecha de su trabajo? ¿Cómo encajó que los espectadores no la respaldaran?
-Buscando el norte era una serie de gran calidad en cuanto a fotografía, guión y reparto. Tuvo gran aceptación y fue muy respaldada por crítica y audiencia. Sin embargo, el target era muy similar a la serie El Príncipe y, cuando en el tercer capítulo, la pusieron como competencia, ésta se llevó a muchos seguidores, por lo que bajó a los 2.700.000 espectadores, un punto por debajo de la media que solicita Antena 3. Fue una lástima porque era una serie hecha con muchísimo cariño, pero tuvimos que aceptarlo. Olmos y Robles responde a mis ganas de seguir creando nuevos personajes y de contar nuevas historias.
Rubén Cortada causa furor con 'Olmos y robles'
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