El desvío de agua del río Ebro o las áreas mediterránea en el Plan Hidrológico Nacional puede suponer la sentencia de muerte para todo un ecosistema en el que conviven floral, fauna agricultura y seres humanas. Con el delta desaparecería también uno de los humedales más importantes de Europa, refugio de milesde aves, y toda una forma de vida ligada principalmente a la pesca y al cultivo de arroz. La esperanza reside en las figuras de protección de la naturaleza que lo amparan, en el tesón de sus gentes y en las alternativas de desarrollo como el arroz ecológico y el turísmo verde que ya dan muy buenos resultados.
Atarecede en l´encanyuissada una de las lagunas más vivaces del Celta de Ebro. Con todos los días, la inmencia del ocaso anuncia del ocaso anuncia el último entreacto en el humedal.
Es el momento del relevo y así, mientras el aire se calma y los flamencos llenan de hermosos interrogantes el centro de las aguas anaranjadas, el cañizal empieza a tiritar de vida y en su interior los reclamos se tornan escandaloso bullicio: se anuncian ranas, martinetes, ruiseñores y rascones.
En unas horas el relevo de figurantes habrán cesado y se iniciará otras representación, esta vez al amparo de crepúsculo.
Un relevo que coincide en las aldeas con otro, no menos natural. En de los campesinos que van de la parcela al bar de la cooperativa sobre sus ciclomotores, cruzándose en el camino con los pescadores que percharán por entre cañas y barro para darla ronda nocturna a las anguilas.
Así, hombre y naturaleza mantienen el equilibrio en este aguazal, el mas importante, con la camarga, francesa, del Mediterráneo occidental.
Pero ese orden atávico, ese equilibrio natural, que sustenta uno de los patrimonios culturales más ricos de Europa, esta siendo cereado por el acoso del hombre al entorno.
Porque tras reemplazar los habituales naturales por asentamientos y espacios agrícolas (los cultivos y las zonas urbanas ocupan hoy el 80% de las superficie del delta) llegan nuevas amenazas que pueden acabar por desfigurarlos totalmente al sustraer el elemento medular del ecosistema: el agua.
El Ebro recorre 927 kilómetros desde que nace en Fontibre (Cantabria) hasta que cede sus aguas al Mediterráneo en la isla de Buda- SIGUE
Atarecede en l´encanyuissada una de las lagunas más vivaces del Celta de Ebro. Con todos los días, la inmencia del ocaso anuncia del ocaso anuncia el último entreacto en el humedal.
Es el momento del relevo y así, mientras el aire se calma y los flamencos llenan de hermosos interrogantes el centro de las aguas anaranjadas, el cañizal empieza a tiritar de vida y en su interior los reclamos se tornan escandaloso bullicio: se anuncian ranas, martinetes, ruiseñores y rascones.
En unas horas el relevo de figurantes habrán cesado y se iniciará otras representación, esta vez al amparo de crepúsculo.
Un relevo que coincide en las aldeas con otro, no menos natural. En de los campesinos que van de la parcela al bar de la cooperativa sobre sus ciclomotores, cruzándose en el camino con los pescadores que percharán por entre cañas y barro para darla ronda nocturna a las anguilas.
Así, hombre y naturaleza mantienen el equilibrio en este aguazal, el mas importante, con la camarga, francesa, del Mediterráneo occidental.
Pero ese orden atávico, ese equilibrio natural, que sustenta uno de los patrimonios culturales más ricos de Europa, esta siendo cereado por el acoso del hombre al entorno.
Porque tras reemplazar los habituales naturales por asentamientos y espacios agrícolas (los cultivos y las zonas urbanas ocupan hoy el 80% de las superficie del delta) llegan nuevas amenazas que pueden acabar por desfigurarlos totalmente al sustraer el elemento medular del ecosistema: el agua.
El Ebro recorre 927 kilómetros desde que nace en Fontibre (Cantabria) hasta que cede sus aguas al Mediterráneo en la isla de Buda- SIGUE
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