Los paso de Jesús Orante y la Victoria motrileña junto al Huerto en Almuñécar dibujan la devoción del Lunes Santo.
Los dos primeros palios de la Semana Santa motriñeña, Rosario y Victoria, han mostrado este año un esmerado y a la vez adecuado exorno floral.
Si la dolorosa del Domingo de Ramos se cubrió de blanco y rosas, consiguiendo la mejor compostura de todos los años pasados; la titular mariana de la Hermandad del Huerto motrileño sorprendió ayer al presentarse a su pueblo engalanada de color rosa pálido por primera vez en su historia, con la exclusiva presencia del clavel como símbolo de la tierra y guiño a sus primeros años de paseos cofrades.
Victoria de azul y otro que en ambos tonos fue dispuesta por su vestidor con exquisita maestría hasta ofrecerla radiante a propios y extraños.
Con ser el palio que mas pesa de la semana Santa de Motril no se agota la relación de ancedotas y vivencia que atesoran sus trabajadoras sevillanas, desde la multiplicidad y colorido de los costales, pasando por el cariño que hace muchos años pusieron en ella quienes hicieron posible la consecución del bellísimo palio, hasta aquellos costaleros y hermanos que anoche llamaron frente a ella.
Momentos de una emoción increíble que se sustrae a miradas extrañas y que se queda recluida entre las paredes de la casa hermandad de la Calle de las Cañas.
Mucho antes se hicieron costales y ajustaron fajas allá por la plaza de las Esparraguera, se sucedieron los abrazos y se apretaron fuerte los dientes tras los respiraderos del monumental, misterio de la Oración en el Huerto, fiel a su sobrio estilo y elegante andar, con las dos imágenes descansando sobre un extenso monte de clavel rojo festoneado del clásico iris.
Clasicismo en el misterio, valentía en el palio. Es la eterna y agradecida dicotomía de la Semana Santa de Motril, que hasta en una misma hermandad ofrece dos caras no enfrentadas, sino complementarias.
Afuera una calle de las Cañas entregada y tan apretada como bajo los pasos con fachadas recubiertas de rojo pasión.
La maniobra siempre complicada y seria de la salida de las imágenes hace contener aire ruido, hasta que un paso y otros se elevan a las ordenes de Juan Carrión y Carlos Vázquez. El actual hermano mayor de la cofradía agustina es Antonio Ruiz.-
Los dos primeros palios de la Semana Santa motriñeña, Rosario y Victoria, han mostrado este año un esmerado y a la vez adecuado exorno floral.
Si la dolorosa del Domingo de Ramos se cubrió de blanco y rosas, consiguiendo la mejor compostura de todos los años pasados; la titular mariana de la Hermandad del Huerto motrileño sorprendió ayer al presentarse a su pueblo engalanada de color rosa pálido por primera vez en su historia, con la exclusiva presencia del clavel como símbolo de la tierra y guiño a sus primeros años de paseos cofrades.
Victoria de azul y otro que en ambos tonos fue dispuesta por su vestidor con exquisita maestría hasta ofrecerla radiante a propios y extraños.
Con ser el palio que mas pesa de la semana Santa de Motril no se agota la relación de ancedotas y vivencia que atesoran sus trabajadoras sevillanas, desde la multiplicidad y colorido de los costales, pasando por el cariño que hace muchos años pusieron en ella quienes hicieron posible la consecución del bellísimo palio, hasta aquellos costaleros y hermanos que anoche llamaron frente a ella.
Momentos de una emoción increíble que se sustrae a miradas extrañas y que se queda recluida entre las paredes de la casa hermandad de la Calle de las Cañas.
Mucho antes se hicieron costales y ajustaron fajas allá por la plaza de las Esparraguera, se sucedieron los abrazos y se apretaron fuerte los dientes tras los respiraderos del monumental, misterio de la Oración en el Huerto, fiel a su sobrio estilo y elegante andar, con las dos imágenes descansando sobre un extenso monte de clavel rojo festoneado del clásico iris.
Clasicismo en el misterio, valentía en el palio. Es la eterna y agradecida dicotomía de la Semana Santa de Motril, que hasta en una misma hermandad ofrece dos caras no enfrentadas, sino complementarias.
Afuera una calle de las Cañas entregada y tan apretada como bajo los pasos con fachadas recubiertas de rojo pasión.
La maniobra siempre complicada y seria de la salida de las imágenes hace contener aire ruido, hasta que un paso y otros se elevan a las ordenes de Juan Carrión y Carlos Vázquez. El actual hermano mayor de la cofradía agustina es Antonio Ruiz.-
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