Los cortejos penitenciales de la Costa se echaron a la calle a pesar de la amenaza de la lluvia.
La llovizna fue tan inoportuna como amenazadora, pero no pasó de ahí. Eran las ocho media de la tarde cuando la cofradías de toda la Costa Tropical temieron lo peor. Con todo, el sonido del rachear de los costaleros se adueño de las calles y la música contrarreplicó a las nubes amenazantes que auguraban una madrugada pasada por agua, a pesar de la luna mediante y el cielo estrella que lucía a las diez de la noche.
Era una jornada de antesala, especial y a la vez tenebrosa. Pero la lluvia no empeña los pensamientos interiores.
En estos días, los recuerdos se hacen más presentes y cada rincón de cada pueblo de la Costa se convierte en un albúm fotográfico viviente. "El Miércoles Santo es para mí un día de sentimientos encontrados , pues recuerdo como mi abuelo materno me bajaba la plaza de la iglesia para ver salir al Nazareno", cuenta Victor Molina, un joven que defiende las tradiciones cofrades de la Villa con una contundencia digna de elogio, pero al que también su pasión por la Semana Santa lo ha llevado a vincularse a algunas hermandades motrileñas como la del Perdón, a cuyos venera, o la Borriquita.
Para Victor, ayer Salobreña bullía de sentimientos en torno al Nazareno y la Esperanza, una cofradía fundada en 1.988 y que por tanto celebra ahora su XXV aniversario, siendo su actual hermano Mayor Manuel Sanchez García.
Las amenazas del tiempo no pueden con la devocación popular. La peculiarísima disposición de las dos imágenes titulares en un único paso desde 2.008 portado con trabajadera exterior ha llevado a denominar este misterio como el "pasaje de la armagura", mostrándonos la preciosa imagen del Cristo de Navas Parejo y de la Dolorosa ejecutada por Antonio Diaz e intervenida hace muy pocos años por el imaginero malagueño Israel Cornejo.
La Esperanza, por sus bellos rasgos y por la elegancia con que es una puesta en la calle, se presenta como una de las colorosas más hermonosas cortejo, desde la Iglesia del Rosario o su tránsito por la Bóveda o en Albaicín son instantes de una grandiosidad difícil de superar en otros lugares.
Ayer Victor no cabía en si de satisfacción y de orgullo al sentir como muy suya esa tradición que renacía, un años más, como una primavera más y que ayer brotaba en Salobreña en el altozano de su casco histórico y a la vez en la zona baja del pueblo, allá donde es posible permitir que el callejeros se abra en la medida justa para permitir el transito de la comitiva de la Humillación cuyo Cristo Despojado de sus vestiduras, preso y maniatado, observa con la cabeza baja y la mirada penetrante para el ejecutador.
La llovizna fue tan inoportuna como amenazadora, pero no pasó de ahí. Eran las ocho media de la tarde cuando la cofradías de toda la Costa Tropical temieron lo peor. Con todo, el sonido del rachear de los costaleros se adueño de las calles y la música contrarreplicó a las nubes amenazantes que auguraban una madrugada pasada por agua, a pesar de la luna mediante y el cielo estrella que lucía a las diez de la noche.
Era una jornada de antesala, especial y a la vez tenebrosa. Pero la lluvia no empeña los pensamientos interiores.
En estos días, los recuerdos se hacen más presentes y cada rincón de cada pueblo de la Costa se convierte en un albúm fotográfico viviente. "El Miércoles Santo es para mí un día de sentimientos encontrados , pues recuerdo como mi abuelo materno me bajaba la plaza de la iglesia para ver salir al Nazareno", cuenta Victor Molina, un joven que defiende las tradiciones cofrades de la Villa con una contundencia digna de elogio, pero al que también su pasión por la Semana Santa lo ha llevado a vincularse a algunas hermandades motrileñas como la del Perdón, a cuyos venera, o la Borriquita.
Para Victor, ayer Salobreña bullía de sentimientos en torno al Nazareno y la Esperanza, una cofradía fundada en 1.988 y que por tanto celebra ahora su XXV aniversario, siendo su actual hermano Mayor Manuel Sanchez García.
Las amenazas del tiempo no pueden con la devocación popular. La peculiarísima disposición de las dos imágenes titulares en un único paso desde 2.008 portado con trabajadera exterior ha llevado a denominar este misterio como el "pasaje de la armagura", mostrándonos la preciosa imagen del Cristo de Navas Parejo y de la Dolorosa ejecutada por Antonio Diaz e intervenida hace muy pocos años por el imaginero malagueño Israel Cornejo.
La Esperanza, por sus bellos rasgos y por la elegancia con que es una puesta en la calle, se presenta como una de las colorosas más hermonosas cortejo, desde la Iglesia del Rosario o su tránsito por la Bóveda o en Albaicín son instantes de una grandiosidad difícil de superar en otros lugares.
Ayer Victor no cabía en si de satisfacción y de orgullo al sentir como muy suya esa tradición que renacía, un años más, como una primavera más y que ayer brotaba en Salobreña en el altozano de su casco histórico y a la vez en la zona baja del pueblo, allá donde es posible permitir que el callejeros se abra en la medida justa para permitir el transito de la comitiva de la Humillación cuyo Cristo Despojado de sus vestiduras, preso y maniatado, observa con la cabeza baja y la mirada penetrante para el ejecutador.
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