CORINA LA ADOLESCENTE ALEMANA, VUELVE A HUIR IDEAL.ES
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Se escapó de un centro de menores próximo a la ciudad germana de Munich y tras ser localizada ha vuelto a marchar
Los padres de esta menor pusieron el grito en el cielo
cuando se enteraron de la huida de su vástaga del centro de menores
alemán donde ellos la vieron por última vez.
Las cuatro paredes del establecimiento de acogida germano, con sus normas y disciplina, se convirtieron en una pesadilla para el espíritu indomable de Corinna que vio en las montañas alpujarreñas de la comunidad jipi de Beneficio. Allí llegó en la mejor época para vivir en esta comuna, cuando el fresco del verano permite a los allí residentes dormir a la intemperie y la comida sobra gracias a la abundancia de los frutos del campo en la temporada estival. Allí se instaló esta adolescente y congenió con otros jóvenes que también colgaron los hábitos de la rutina para cambiarlos por otro tipo de vida donde no se estudia, no se trabaja y se vive prácticamente con lo puesto, las mochilas sólo van llenas de historias personales, unas malas y otras no tanto.
Corinna se estuvo moviendo por la Alpujarra todo el verano. Fiestas, música, alcohol, cannabis
han formado parte del entorno que ha rodeado a esta adolescente en los
meses de julio, agosto, setiembre e incluso octubre. Órgiva, Cáñar,
Pampaneira, La Tahá han formado parte de su paisaje durante los meses de
estío, un contexto que cambió por el de la ciudad de Granada pocos días
antes de que una pareja de guardias civiles se personaran en la
comunidad jipi de Beneficio preguntando por ella.
El Sistema de Información de Schengen (SIS) a través de la oficina SIRENE informó a la Guardia Civil de la desaparición de la menor y apuntó que algunas informaciones la ubicaban en la zona de Órgiva.
Los agentes recibieron la información de que había marchado a Granada con un joven. Las pesquisas se trasladaron a la ciudad y aquí la localizaron en el comedor social de San Juan de Dios. La orden internacional de búsqueda dio sus resultados.
Los agentes supieron, antes de ser localizada, que se le había visto pidiendo limosna en la zona de la Gran Vía junto a otro joven, en concreto por las proximidades de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Corinna se había acomodado en un piso de okupas en la zona centro de la ciudad y ahí tenía su techo, muy distinto al cielo estrellado de La Alpujarra o a las paredes de casa de acogida alemana de Gauting.
Fue acompañada por los agentes a la Comandancia de la Guardia Civil. Su aspecto era desastroso, propio de quien lleva días sin saber que es una ducha de agua caliente y con ropa muy ajada. La adolescente, quien no sabe hablar nada de español, logró entenderse con los guardias en inglés, pero antes sus nervios la traicionaron. Creía que estaba siendo detenida por algún delito y hasta que lograron comunicarle que había una orden de búsqueda internacional emitida por sus padres, no dejó de gritar y de llorar. Finalmente, fue ella quien le facilitó a los guardias civiles el número de teléfono de su madre para comunicar con la progenitora.
La adolescente salió de la Comandancia camino del centro de menores Bermúdez de Castro donde quedó ingresada en espera de tramitar su traslado a Alemania. Pero Corinna, por si alguien no lo sabe, no aguanta estar encerrada entre cuatro paredes y en cuanto pudo salir de paseo a la calle se marchó. No duró en el centro ni 24 horas. Cuando la Fiscalía de Menores pidió a un juzgado que se adoptaran medidas cautelares para evitar la huida de Corinna, ella ya se había marchado de este centro de acogida, donde los menores tienen un horario de salida y entrada.
Corinna vuelve a estar en la calle después de su segunda huida de un centro. Sus padres la esperan en Alemania.
Las cuatro paredes del establecimiento de acogida germano, con sus normas y disciplina, se convirtieron en una pesadilla para el espíritu indomable de Corinna que vio en las montañas alpujarreñas de la comunidad jipi de Beneficio. Allí llegó en la mejor época para vivir en esta comuna, cuando el fresco del verano permite a los allí residentes dormir a la intemperie y la comida sobra gracias a la abundancia de los frutos del campo en la temporada estival. Allí se instaló esta adolescente y congenió con otros jóvenes que también colgaron los hábitos de la rutina para cambiarlos por otro tipo de vida donde no se estudia, no se trabaja y se vive prácticamente con lo puesto, las mochilas sólo van llenas de historias personales, unas malas y otras no tanto.
El Sistema de Información de Schengen (SIS) a través de la oficina SIRENE informó a la Guardia Civil de la desaparición de la menor y apuntó que algunas informaciones la ubicaban en la zona de Órgiva.
Los agentes recibieron la información de que había marchado a Granada con un joven. Las pesquisas se trasladaron a la ciudad y aquí la localizaron en el comedor social de San Juan de Dios. La orden internacional de búsqueda dio sus resultados.
Los agentes supieron, antes de ser localizada, que se le había visto pidiendo limosna en la zona de la Gran Vía junto a otro joven, en concreto por las proximidades de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Corinna se había acomodado en un piso de okupas en la zona centro de la ciudad y ahí tenía su techo, muy distinto al cielo estrellado de La Alpujarra o a las paredes de casa de acogida alemana de Gauting.
Fue acompañada por los agentes a la Comandancia de la Guardia Civil. Su aspecto era desastroso, propio de quien lleva días sin saber que es una ducha de agua caliente y con ropa muy ajada. La adolescente, quien no sabe hablar nada de español, logró entenderse con los guardias en inglés, pero antes sus nervios la traicionaron. Creía que estaba siendo detenida por algún delito y hasta que lograron comunicarle que había una orden de búsqueda internacional emitida por sus padres, no dejó de gritar y de llorar. Finalmente, fue ella quien le facilitó a los guardias civiles el número de teléfono de su madre para comunicar con la progenitora.
La adolescente salió de la Comandancia camino del centro de menores Bermúdez de Castro donde quedó ingresada en espera de tramitar su traslado a Alemania. Pero Corinna, por si alguien no lo sabe, no aguanta estar encerrada entre cuatro paredes y en cuanto pudo salir de paseo a la calle se marchó. No duró en el centro ni 24 horas. Cuando la Fiscalía de Menores pidió a un juzgado que se adoptaran medidas cautelares para evitar la huida de Corinna, ella ya se había marchado de este centro de acogida, donde los menores tienen un horario de salida y entrada.
Corinna vuelve a estar en la calle después de su segunda huida de un centro. Sus padres la esperan en Alemania.
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