EL NOVENO "PASAJERO" GRANADA HOY
Una nueva unidad del Metro llega a la capital, una recepción que concluirá el próximo diciembre con la número 15
Como si de un usuario sobre las vías del Metro se tratase, la
novena unidad llegó ayer a la capital procedente de Linares (Jaén) donde
la empresa CAF -proveedora del material móvil- tiene su sede. Allí se
ensamblan los distintos elementos de los vehículos que unirán Albolote y
Armilla a través de Maracena y Granada a partir del año próximo
previsiblemente. Antes se espera la puesta en marcha parcial desde
Albolote a La Caleta. Si nada falla será en el último trimestre de
2015.
A las 11:45 horas irrumpe en la antigua carretera de Jaén de la ciudad un camión de largas dimensiones escoltado por una pareja de policías locales. Encima figura el tranvía sobre una estructura adaptada a sus características denominada góndola. Para su recepción esperan sobre la plataforma reservada algo menos de una decena de personas entre las que se encuentran representantes de CAF, encargados de la asistencia del material móvil y de la preexplotación del Metro. A todos ellos, se suman dos operarios que pilotan el remolque que más tarde procederán a la descarga de la unidad.
En el tramo comprendido entre la estación de autobuses y el parque de bomberos Norte se efectúa la operación bajo la sorpresa de curiosos y conductores que ralentizan su marcha para no perder detalle de la compleja maniobra. El lugar escogido no es aleatorio puesto que se tiene en cuenta el hecho de que no se produzcan interferencias con el resto de vehículos y la rasante del terreno. Después de haber descargado con anterioridad ocho vehículos, la experiencia demuestra que es el mejor punto, también por su cercanía a los Talleres y Cocheras del Metro.
Llega el momento en el que la plataforma del camión tiene que inclinarse para que se produzca el efecto rampa -mecánicamente se instalan los últimos tramos que permitan el contacto durante el descenso- y así la unidad caiga por su propio peso. Para eso, la cabeza tractora se sitúa a la cola y con un tensor contrarresta la fuerza del tranvía ligero para que este no sufra en su integración con los raíles. Alrededor de 10 minutos dura el proceso de caída (sumado el montaje de raíles provisionales), casi una hora la fase completa desde que aparece cargado sobre el camión hasta que es trasladado.
A partir de ahí, se utiliza un vehículo bivial -con capacidad para circular indistintamente por carreteras y líneas de ferrocarril- que permite conducir a la unidad hacia las cocheras. En ese traslado "se triplica la seguridad para evitar cualquier percance", advierte José Luis Caba de la oficina técnica de apoyo al Metro de Granada.
Y es que en ese viaje, en el que permanecen totalmente desconectado los sistemas de los cinco cuerpos que integran el tranvía, hay que circular por cruces que invaden la calzada transitada por motos, coches y autobuses. Con toda previsión, un señalista se anticipa para indicar a los conductores la obligación de parada a fin de facilitar el tránsito de la unidad. "Tarde o temprano la gente tendrá que acostumbrarse", apunta Caba. Una vez que entre en servicio el Metro, un sistema de balizamiento ubicado entre los dos raíles producirá una modulación del sistema semafórico que le otorgue preferencia sobre peatones y tráfico rodado.
Superado el trayecto, en el recinto de Talleres y Cocheras la novena unidad se reencuentra con el resto de miembros de la 'familia'. Bajo la denominación '309' se suma a la flota que a día de hoy garantizaría la entrada en servicio parcial hasta La Caleta al ser necesarios siete tranvías para cubrir el trayecto hasta Albolote.
Mientras tanto, la recepción mensual de un vehículo hasta completar los 15 que tendrá Metro de Granada durará hasta diciembre. En paralelo se trabaja con las pruebas de carga (simulación con sacos de arena de ocho pasajeros por metro cuadrado en el interior), con doble composición de trenes (dos unidades juntas que en casos extraordinarios permitan atender el incremento de demanda de viajeros) e incluso la simulación para garantizar la accesibilidad universal en los andenes de las paradas.
A las 11:45 horas irrumpe en la antigua carretera de Jaén de la ciudad un camión de largas dimensiones escoltado por una pareja de policías locales. Encima figura el tranvía sobre una estructura adaptada a sus características denominada góndola. Para su recepción esperan sobre la plataforma reservada algo menos de una decena de personas entre las que se encuentran representantes de CAF, encargados de la asistencia del material móvil y de la preexplotación del Metro. A todos ellos, se suman dos operarios que pilotan el remolque que más tarde procederán a la descarga de la unidad.
En el tramo comprendido entre la estación de autobuses y el parque de bomberos Norte se efectúa la operación bajo la sorpresa de curiosos y conductores que ralentizan su marcha para no perder detalle de la compleja maniobra. El lugar escogido no es aleatorio puesto que se tiene en cuenta el hecho de que no se produzcan interferencias con el resto de vehículos y la rasante del terreno. Después de haber descargado con anterioridad ocho vehículos, la experiencia demuestra que es el mejor punto, también por su cercanía a los Talleres y Cocheras del Metro.
Llega el momento en el que la plataforma del camión tiene que inclinarse para que se produzca el efecto rampa -mecánicamente se instalan los últimos tramos que permitan el contacto durante el descenso- y así la unidad caiga por su propio peso. Para eso, la cabeza tractora se sitúa a la cola y con un tensor contrarresta la fuerza del tranvía ligero para que este no sufra en su integración con los raíles. Alrededor de 10 minutos dura el proceso de caída (sumado el montaje de raíles provisionales), casi una hora la fase completa desde que aparece cargado sobre el camión hasta que es trasladado.
A partir de ahí, se utiliza un vehículo bivial -con capacidad para circular indistintamente por carreteras y líneas de ferrocarril- que permite conducir a la unidad hacia las cocheras. En ese traslado "se triplica la seguridad para evitar cualquier percance", advierte José Luis Caba de la oficina técnica de apoyo al Metro de Granada.
Y es que en ese viaje, en el que permanecen totalmente desconectado los sistemas de los cinco cuerpos que integran el tranvía, hay que circular por cruces que invaden la calzada transitada por motos, coches y autobuses. Con toda previsión, un señalista se anticipa para indicar a los conductores la obligación de parada a fin de facilitar el tránsito de la unidad. "Tarde o temprano la gente tendrá que acostumbrarse", apunta Caba. Una vez que entre en servicio el Metro, un sistema de balizamiento ubicado entre los dos raíles producirá una modulación del sistema semafórico que le otorgue preferencia sobre peatones y tráfico rodado.
Superado el trayecto, en el recinto de Talleres y Cocheras la novena unidad se reencuentra con el resto de miembros de la 'familia'. Bajo la denominación '309' se suma a la flota que a día de hoy garantizaría la entrada en servicio parcial hasta La Caleta al ser necesarios siete tranvías para cubrir el trayecto hasta Albolote.
Mientras tanto, la recepción mensual de un vehículo hasta completar los 15 que tendrá Metro de Granada durará hasta diciembre. En paralelo se trabaja con las pruebas de carga (simulación con sacos de arena de ocho pasajeros por metro cuadrado en el interior), con doble composición de trenes (dos unidades juntas que en casos extraordinarios permitan atender el incremento de demanda de viajeros) e incluso la simulación para garantizar la accesibilidad universal en los andenes de las paradas.
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