Las terapias que actúan matando de hambre al tumor para que no pueda crecer logran aumentar la supervivencia en los casos avanzados por primera vez en una década.
En ocasiones, cuatro meses pueden ser muchos, sobre todo si se habla de un tipo de cáncer que afecta especialmente a mujeres jóvenes, como señala el director del departamento de Onco-Ginecología del Instituto Valenciano de Oncología, Andrés Poveda, uno de los autores del estudio GOG240, seleccionado como uno de los más importantes del año en el congreso de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO), que se acaba de celebrar en Chicago. El trabajo, del que España es el único país europeo participante, demuestra que la administración de bevacizumab, un fármaco biológico que funciona matando de hambre al tumor para que no pueda seguir creciendo, aumenta en ese periodo de tiempo -cuatro meses- la supervivencia de las pacientes, que alcanzan así una media de 17 meses.
El cáncer de cuello de útero avanzado es una enfermedad poco frecuente en España, de la que cada año se diagnostican aproximadamente 2.100 casos. Las revisiones ginecológicas permiten localizar las lesiones precancerígenas o el cáncer en sus estadios más precoces, de forma que puede ser tratado quirúrgicamente. La jefa del Servicio de Hematología y Oncología Médica del Hospital Clínico Universitario de Valencia, Anna Lluch, que no ha participado en el estudio, reconoce el valor del trabajo. Según explica, existen casos de cáncer resistentes a la cirugía, que se reproducen con agresividad y llegan a la fase de avanzados, frente a la que hasta ahora la quimioterapia era la única estrategia terapéutica.
"Estamos ante lo que conocemos como una patología huérfana; en ella es bastante más complicado que en otros tumores desarrollar investigación clínica debido a sus distribución geográfica, ya que el mayor número de diagnósticos se localiza en países en vías de desarrollo", explica la promotora de la participación española en el estudio, la oncóloga del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona Ana Oaknin.
Precisamente la prevalencia elevada de la enfermedad en países en los que puede ser complicado financiar un tratamiento biológico como bevacizumab fue una de las preguntas en la rueda de prensa oficial del congreso en la que se presentó el trabajo. Krishnansu Sujata Tewar, el investigador principal del mismo, profesor en la Universidad de California en Irvine, señaló que el hallazgo "abre la puerta a estudiar otra clase de fármacos no tan caros de producir".
En este sentido, Poveda comentó que con este estudio podría suceder un fenómeno similar al observado con las vacunas del virus del papiloma humano, una inmunización que, cuando se presentó, era inasequible para los países donde hubiera sido más necesaria pero que, años después, ha reducido su coste precisamente en dichas regiones. "El estudio abre una vía para que los antiangiogénicos -familia a la que pertenece bevacizumab- puedan usarse en países con menos recursos", comenta el gineconcólogo.
Poveda resalta, además, que la incidencia del cáncer de cuello de útero avanzado está aumentando en nuestro país, sobre todo en colectivos inmigrantes, que vienen de países donde el cribado sistemático ginecológico no está incluido en la seguridad social.
Tanto Poveda como los participantes estadounidenses en el estudio resaltaron que uno de sus mayores valores es que se trata de esos trabajos que cambian la práctica clínica. "Ya se puede utilizar la medicación mediante la vía de uso compasivo, el siguiente paso lógico será la aprobación específica para esta indicación", subrayó el especialista valenciano.
El cáncer de cuello de útero avanzado es una enfermedad poco frecuente en España, de la que cada año se diagnostican aproximadamente 2.100 casos. Las revisiones ginecológicas permiten localizar las lesiones precancerígenas o el cáncer en sus estadios más precoces, de forma que puede ser tratado quirúrgicamente. La jefa del Servicio de Hematología y Oncología Médica del Hospital Clínico Universitario de Valencia, Anna Lluch, que no ha participado en el estudio, reconoce el valor del trabajo. Según explica, existen casos de cáncer resistentes a la cirugía, que se reproducen con agresividad y llegan a la fase de avanzados, frente a la que hasta ahora la quimioterapia era la única estrategia terapéutica.
"Estamos ante lo que conocemos como una patología huérfana; en ella es bastante más complicado que en otros tumores desarrollar investigación clínica debido a sus distribución geográfica, ya que el mayor número de diagnósticos se localiza en países en vías de desarrollo", explica la promotora de la participación española en el estudio, la oncóloga del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona Ana Oaknin.
Precisamente la prevalencia elevada de la enfermedad en países en los que puede ser complicado financiar un tratamiento biológico como bevacizumab fue una de las preguntas en la rueda de prensa oficial del congreso en la que se presentó el trabajo. Krishnansu Sujata Tewar, el investigador principal del mismo, profesor en la Universidad de California en Irvine, señaló que el hallazgo "abre la puerta a estudiar otra clase de fármacos no tan caros de producir".
En este sentido, Poveda comentó que con este estudio podría suceder un fenómeno similar al observado con las vacunas del virus del papiloma humano, una inmunización que, cuando se presentó, era inasequible para los países donde hubiera sido más necesaria pero que, años después, ha reducido su coste precisamente en dichas regiones. "El estudio abre una vía para que los antiangiogénicos -familia a la que pertenece bevacizumab- puedan usarse en países con menos recursos", comenta el gineconcólogo.
Poveda resalta, además, que la incidencia del cáncer de cuello de útero avanzado está aumentando en nuestro país, sobre todo en colectivos inmigrantes, que vienen de países donde el cribado sistemático ginecológico no está incluido en la seguridad social.
Tanto Poveda como los participantes estadounidenses en el estudio resaltaron que uno de sus mayores valores es que se trata de esos trabajos que cambian la práctica clínica. "Ya se puede utilizar la medicación mediante la vía de uso compasivo, el siguiente paso lógico será la aprobación específica para esta indicación", subrayó el especialista valenciano.
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