Denuncian el abandono de animales en una zona del río donde no pueden escapar ni tampoco alimentarse
Ni el Seprona de la Guardia Civil, ni los Bomberos, ni la Policía Local, ni la Confederación Hidrográfica, ni Medio Ambiente. Nadie ha querido hacerse cargo de una pareja de ocas atrapadas desde hace dos semanas en el río Genil, según ha denunciado Manuel Ocaña, un naturalista aficionado que sufre viendo cómo los animales luchan por sobrevivir en una zona del cauce en la que no disponen de ribera ni islotes para poder descansar y deben nadar las 24 horas del día. «Soy vecino de esta zona y llevo veinte años contemplando este tipo de sacrificios -lamenta Ocaña-. Casi siempre las aves aparecen muertas o con las alas rotas en el salto de agua que hay a la altura de la Clínica La Inmaculada».
El denunciante no sabe quién pudo soltar a las ocas en el río, quizá con una intención buena pero equivocada. «A veces llegan ellas solas desde Pinos Genil», aventura. En todo caso, estas no han tenido suerte: no pueden volar y se encuentran atrapadas en un tramo de corriente sin orillas de tierra y vegetación.
Graznidos estruendosos
Las ocas no han podido pasar desapercibidas, no solo por su gran tamaño -tienen una envergadura de las alas de un metro y medio-, sino por lo ruidosas que son. Una de ellas se quedó sola el lunes y, hasta la reaparición de su compañera ayer, tras permanecer un par de días escondida en un hueco del cauce, no dejó de llamarla. «Estoy seguro de que el Ayuntamiento habrá recibido muchas más quejas que la mía, porque los graznidos son estruendosos», explica Ocaña, quien asegura que todas las administraciones a las que ha llamado han alegado que este problema no es de su competencia. «La Sociedad Protectora de Animales me ha dicho que las recogen si yo pago el rescate, pero que después las sacrificarán -advierte-. Lo único que puedo hacer es alimentarlas a escondidas, no vaya a ser que encima me multen».
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