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En 'El Pucho' el ambiente es relajado y campechano, es un establecimiento con solera y un referente a la hora de salir a beber buen vino de la Alpujarra
Un 'mortero' de vino de la sierra de la Contraviesa o una cerveza con
una tapa casera, un euro; una copa bien colmada, un euro: un refresco,
otro euro... En el bar Lozano de Lanjarón, también conocido por 'El
Pucho', todo cuesta un euro, salvo los 'cubalibres', que están a tres
euros porque llevan un refresco y dos copas de ginebra o de otros
licores. Una de las mejores cosas de Lanjarón es que a cualquier hora
del día se puede ir de cañas y tapas. Este turístico pueblo está repleto
de excelentes bares y locales para salir de tapas y degustar los platos
típicos de la zona.
En 'El Pucho' el ambiente es relajado y campechano. Es un establecimiento con solera y un referente a la hora de salir a beber buen vino de la Alpujarra. Este local, situado en la calle Melilla, tiene ese algo especial que lo hace diferente de cualquier otro. Puede que sea su singular clientela, compuesta, en su mayoría, por viejos 'parroquianos', por personajes que esconden cientos de historias detrás, casi siempre relacionadas con la agricultura, la construcción, la emigración y la hostelería.
El entrañable Manuel Lozano tiene 61 años y desde 1982 defiende el negocio que levantaron su padre Francisco y su madre Rafaela en 1967. Por aquel tiempo las bebidas más características eran el vino, el anís y el coñac, que costaba una peseta el vaso o la copa, igual que el café de máquina. Cuando Manuel empezó a ayudar a sus padres en la barra del bar se tenía que subir en una caja de botellines para ver y atender a los clientes. Y como el negocio de 'El Pucho' se encuentra muy cerca del mercado municipal, también comenzaron a acudir Ramón, el de las frutas y verduras que era de Dúrcal; Concha, 'el Valenciano', Antonio Prin, 'el Sevillano' y otros carniceros, pescaderos, vendedores ambulantes y gente de Correos y miembros de la Benemérita
En el bar Lozano de Lanjarón prepara su dueño unos exquisitos boquerones en vinagre, tal como lo hacía su madre. Los tomates, pimientos, cebollas, lechugas, patatas, habichuelas, pepinos, ajos o berenjenas que precisa para confeccionar algunas de las tapas las cosecha Manuel de forma ecológica en su finca 'El Almendral'.
Los precios, los buenos productos, la curiosidad, el buen trato y la tranquilidad son los mejores 'ganchos' del local para atraer clientes. Es verdad que vende mucho, pero con un margen pequeño de beneficio y eso hace que la opinión de los consumidores sobre el bar sea muy positiva. Manuel Lozano se ha convertido con el paso del tiempo en el tabernero más veterano de Lanjarón y en la persona que mejores precios ofrece a los vecinos, turistas y visitantes.
En 'El Pucho' el ambiente es relajado y campechano. Es un establecimiento con solera y un referente a la hora de salir a beber buen vino de la Alpujarra. Este local, situado en la calle Melilla, tiene ese algo especial que lo hace diferente de cualquier otro. Puede que sea su singular clientela, compuesta, en su mayoría, por viejos 'parroquianos', por personajes que esconden cientos de historias detrás, casi siempre relacionadas con la agricultura, la construcción, la emigración y la hostelería.
El entrañable Manuel Lozano tiene 61 años y desde 1982 defiende el negocio que levantaron su padre Francisco y su madre Rafaela en 1967. Por aquel tiempo las bebidas más características eran el vino, el anís y el coñac, que costaba una peseta el vaso o la copa, igual que el café de máquina. Cuando Manuel empezó a ayudar a sus padres en la barra del bar se tenía que subir en una caja de botellines para ver y atender a los clientes. Y como el negocio de 'El Pucho' se encuentra muy cerca del mercado municipal, también comenzaron a acudir Ramón, el de las frutas y verduras que era de Dúrcal; Concha, 'el Valenciano', Antonio Prin, 'el Sevillano' y otros carniceros, pescaderos, vendedores ambulantes y gente de Correos y miembros de la Benemérita
En el bar Lozano de Lanjarón prepara su dueño unos exquisitos boquerones en vinagre, tal como lo hacía su madre. Los tomates, pimientos, cebollas, lechugas, patatas, habichuelas, pepinos, ajos o berenjenas que precisa para confeccionar algunas de las tapas las cosecha Manuel de forma ecológica en su finca 'El Almendral'.
Los precios, los buenos productos, la curiosidad, el buen trato y la tranquilidad son los mejores 'ganchos' del local para atraer clientes. Es verdad que vende mucho, pero con un margen pequeño de beneficio y eso hace que la opinión de los consumidores sobre el bar sea muy positiva. Manuel Lozano se ha convertido con el paso del tiempo en el tabernero más veterano de Lanjarón y en la persona que mejores precios ofrece a los vecinos, turistas y visitantes.
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