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"A MI HIJO LE HAN ROTO LA VIDA Y LOS CULPABLES SIGUEN EN LA CALLE"
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Un joven sufrió una paliza brutal en 2012 que derivó en una esquizofrenia
La vida de Nicolae dio un giro de 180 grados la madrugada
del 25 de diciembre de 2012. Este joven sufrió una brutal agresión por
parte de los porteros de una conocida discoteca de Las Gabias. Lo ataron
a un árbol con unas esposas, lo golpearon hasta que perdió la
conciencia y fue la Guardia Civil
quien lo encontró en ese estado. «Desde entonces no ha levantado
cabeza, primero le diagnosticaron estrés y ansiedad pero tardó poco
tiempo en entrar en una unidad de salud mental con una esquizofrenia
aguda», comenta Dori Cazacu, la madre del joven, quien pide «justicia».
El joven se desplazó a Granada con unos amigos para celebrar la nochebuena de 2012 en una discoteca de Las Gabias. Hubo una bronca en la sala de fiestas ajena a él, según manifestó en el atestado, aunque en esa pelea sí hubo involucrados algunos amigos suyos de los desplazados desde Almería esa noche. Finalmente, cuando se disponía a salir del establecimiento para marchar de vuelta a su residencia, presuntamente dos porteros del establecimiento la emprendieron a golpes con él y después apareció atado a un árbol.
El Juzgado de Instrucción número 1 de Santa Fe lleva el caso
desde 2013 pero la instrucción aún no ha podido finalizar debido a que
los dos supuestos agresores e investigados en esta causa no han sido
localizados pese a los reiterados llamamientos para que acudan a
declarar en sede judicial.
«A mi hijo le han roto la vida y los culpables (presuntos) siguen libres. No es justo. Veo a mi hijo incapacitado para superar este problema. Desde aquella noche no ha levantado cabeza y han pasado ya cuatro años. No puedo olvidar lo que le hicieron a mi hijo porque ha quedado muy marcado. Yo pido la detención de estos dos individuos y que se celebre el juicio», insiste.
Los padres de este joven rumano llevan asentados en España en torno a los catorce años. La madre es pensionista tras sufrir un accidente de tráfico cuando regresaba de la empresa en la que trabajaba y el padre es temporero. Dicen de su hijo que era «muy sociable y una persona muy alegre». Todo lo contrario al perfil que presenta hoy en día Nicolae.
Los padres se han visto obligados a ingresarlo en más de una ocasión en las unidades de agudos de salud mental de Almería. «Es un calvario, pero lo peor es saber que todo viene de aquella noche, de un problema no superado por mi hijo y que ha acabado con su vida. Lo han destrozado y la justicia y las fuerzas y cuerpos de seguridad no pueden olvidar lo ocurrido», advierte esta mujer de 51 años, madre de dos hijos.
Nicolae dejó hace cuatro años de salir con sus amigos. De trabajar de temporero en alguna campaña agrícola y de participar en las actividades del municipio donde reside. Ahora tiene miedo a la gente y ha convertido su casa en su refugio donde sólo ve a sus padres. Poner el pie en la calle dispara su tensión.
La abogada de este joven no deja de mandar escritos al juzgado para que el caso siga vivo, pero mientras tanto el joven Nicolae languidece en la casa de sus padres escuchando voces inexistentes. «Sólo pedimos justicia y que no se olvide este caso, por favor», concluye Dori.
El joven se desplazó a Granada con unos amigos para celebrar la nochebuena de 2012 en una discoteca de Las Gabias. Hubo una bronca en la sala de fiestas ajena a él, según manifestó en el atestado, aunque en esa pelea sí hubo involucrados algunos amigos suyos de los desplazados desde Almería esa noche. Finalmente, cuando se disponía a salir del establecimiento para marchar de vuelta a su residencia, presuntamente dos porteros del establecimiento la emprendieron a golpes con él y después apareció atado a un árbol.
Siete llamamientos
La abogada de la víctima, Anca Ciaicovschi, elevó un escrito
al juzgado que instruye el caso con registro de entrada de 14 de
diciembre de 2015 para que se ordenara la detención de estos dos
investigados, que han dejado de comparecer en siete ocasiones distintas
en las que han sido citados por el titular de la instrucción.«A mi hijo le han roto la vida y los culpables (presuntos) siguen libres. No es justo. Veo a mi hijo incapacitado para superar este problema. Desde aquella noche no ha levantado cabeza y han pasado ya cuatro años. No puedo olvidar lo que le hicieron a mi hijo porque ha quedado muy marcado. Yo pido la detención de estos dos individuos y que se celebre el juicio», insiste.
Los padres de este joven rumano llevan asentados en España en torno a los catorce años. La madre es pensionista tras sufrir un accidente de tráfico cuando regresaba de la empresa en la que trabajaba y el padre es temporero. Dicen de su hijo que era «muy sociable y una persona muy alegre». Todo lo contrario al perfil que presenta hoy en día Nicolae.
Los padres se han visto obligados a ingresarlo en más de una ocasión en las unidades de agudos de salud mental de Almería. «Es un calvario, pero lo peor es saber que todo viene de aquella noche, de un problema no superado por mi hijo y que ha acabado con su vida. Lo han destrozado y la justicia y las fuerzas y cuerpos de seguridad no pueden olvidar lo ocurrido», advierte esta mujer de 51 años, madre de dos hijos.
Nicolae dejó hace cuatro años de salir con sus amigos. De trabajar de temporero en alguna campaña agrícola y de participar en las actividades del municipio donde reside. Ahora tiene miedo a la gente y ha convertido su casa en su refugio donde sólo ve a sus padres. Poner el pie en la calle dispara su tensión.
La abogada de este joven no deja de mandar escritos al juzgado para que el caso siga vivo, pero mientras tanto el joven Nicolae languidece en la casa de sus padres escuchando voces inexistentes. «Sólo pedimos justicia y que no se olvide este caso, por favor», concluye Dori.
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