GRANADA HOY
SOBREVIVE BAJO LA NIEVE
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El Sereim forma a profesores del CEDI durante un simulacro de
rescate para saber cómo se debe actuar durante una búsqueda de
supervivientes tras un alud
Las
labores de rescate en montaña son complejas, pero si éstas tienen que
realizarse cuando se ha producido un alud de nieve, la dificultad
aumenta de forma considerable. El tiempo apremia y los quince primeros
minutos tras una avalancha suponen el 80% de posibilidades de conseguir
rescatar con vida a la persona que ha quedado sepultada bajo la nieve.
Por este motivo, organizarse de forma rápida y ordenada para poner en
marcha un dispositivo de socorro es algo primordial.
Cada año el Sereim -Sección de Rescate e Intervención en
Montaña de la Guardia Civil- realiza un simulacro de rescate en Sierra
Nevada, en el que se trabaja con voluntarios del Centro de Estudios de
Deportes de Invierno (CEDI), para dotarlos de una formación básica con
la que poder actuar en caso de estos accidentes.
Pese a que siempre son agentes de la benemérita
quienes toman la dirección del dispositivo de socorro, la premisa es
disponer de todo el personal posible para realizar una batida de sondeo
en busca de aquellas personas que hayan quedado sepultadas. Pero ¿qué es
un sondeo y como se hace?
Para ello, ayer el Sereim realizó un taller en el
área de Borreguiles de la sierra granadina, en el que los voluntarios
recibieron nociones básicas de cómo usar la sonda -vara plegable que
alcanza una longitud aproximada de dos metros y cuarenta centímetros,
con la que se perfora la nieve para buscar a personas que hayan quedado
atrapadas- y, sobre todo, saber diferenciar gracias a la sensibilidad
durante esta actividad, si se ha encontrado algo al perforar la nieve o
no.
Si una vez que pasan quince minutos tras el alud, la
probabilidad de encontrar a un accidentado con vida es de un 20%, este
porcentaje, cumplidas las dos horas, es casi nulo, ya que la falta de
oxígeno o la hipotermia, reducen las probabilidades de supervivencia.
Por ello, una de las primeras medidas de rescate que se llevan a cabo
corre a cargo de los perros de búsqueda.
Entrenados para encontrar a personas bajo la nieve,
los perros llegan en helicóptero para realizar la batida lo antes
posible. Mientras, el resto de personal se distribuye en grupos y se
encarga de señalizar la zona en la que se ha producido el alud, para
delimitar la búsqueda e iniciar el sondeo.
Una vez localizado el punto donde se encuentra la
persona atrapada, se procede a excavar hasta encontrar al sepultado.
Antes de sacarlo, los servicios sanitarios los inmovilizan para prevenir
lesiones y, posteriormente, lo desplazan en camilla hasta un punto
cercano donde pueda ser evacuado en helicóptero. Pero, ¿qué hacer en
caso de ser el que ha quedado atrapado bajo la avalancha?
Tal y como indicó el teniente del Sereim, Rubén
Santos, si se trata de un alud de grandes dimensiones poco se puede
hacer, pues la velocidad puede alcanzar los 300 km/h. Pese a ello, hay
tres premisas a seguir: en primer lugar, correr para intentar salir de
la zona de alcance del alud, pero nunca en la misma dirección en la que
éste desciende, sino hacerlo en diagonal; si no se consigue salir de
esta zona, se deben hacer movimientos natatorios con piernas y brazos,
que permitan quedarse fuera de ese perímetro; pero si finalmente no se
ha podido evitar y uno se está quedando sepultado, se tratará de
provocar con los brazos la mayor cantidad de aire posible, para así
ganar más minutos de oxígeno y tener mayor margen para poder ser
rescatado.
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