EXAMEN SORPRESA EN LA PLAYA
empresa que garantiza la seguridad en el litoral de Carchuna y Calahonda realiza simulacros sin avisar para mantener a los socorristas en «alerta»
La vida está llena de pruebas, unas más difíciles que otras, en algunas existe mayor margen para el fallo y en otras una diferencia de minutos puede suponer la vida de una persona. Esta premisa está muy presente en la empresa adjudicataria del servicio de salvamento en el litoral de Carchuna-Calahonda. Por ello, el gerente de la misma decidió que los simulacros que realizasen tenían que ser muy reales, tanto que ni los mismos socorristas fueran capaces de reconocer que estaban ante uno ficticio.
Para ello, los coordinadores del equipo de salvamento diseñan el tipo de simulación y se ponen en contacto con las posibles 'víctimas' para acordar la hora a la que deben hacerse los 'ahogados'. A partir de ese momento, cronometran el tiempo que los vigilantes tardan en visualizar y rescatar a las víctimas. Según el gerente de la empresa adjudicataria del salvamento en Carchuna y Calahonda, Antonio Rubio este tipo de simulacros pretende «comprobar los tiempos de respuesta de los socorristas y ver si están en alerta». Sin duda, la rapidez resulta fundamental en estos casos, «rescatar la persona en 20 minutos no supone un rescate eficaz, el tiempo tiene que ser máximo de cinco minutos hacia abajo», explica.
Tras los simulacros, el equipo realiza una evaluación conjunta en la que se analizan los fallos y se valoran los aciertos. «Damos la enhorabuena cuando lo hacen bien, pero también exigimos corregir los fallos para la próxima vez», apunta el coordinador de los rescates en la playa de Calahonda, Moisés Jiménez.
Los simulacros sorpresa se vienen realizando desde el año pasado. Durante este verano se han hecho cuatro y «en todos se ha salvado a la víctima». En el último simulacro, en el que había dos víctimas, los socorristas tardaron 3,48 minutos en total en rescatar a los ahogados.Las personas a las que se rescatan suelen ser amigos de los trabajadores y usuarios de la playa. «Nos gusta que la gente del pueblo participe y que vean la preparación del servicio de salvamento en este municipio», señala el responsable del servicio de salvamento.
Los rescates no están exentos de expectación por parte de los bañistas más curiosos. «En el último simulacro más de cien personas permanecieron pendientes del rescate y cuando finalizó comenzaron a aplaudir», comenta uno de los socorristas.
La realización de los simulacros se enmarca dentro de las exigencias que impone la 'Q' de Calidad que otorga el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) y que poseen las playas de Carchuna y Calahonda. «Para mantener la 'Q' de calidad tenemos que hacer al menos tres simulacros y pensamos que lo más eficiente es que fueran de esta forma», apunta Rubio. Según los responsables de esta empresa de salvamento, la mayoría del personal valora «positivamente» este tipo de rescates ya que «mejoran su motivación». Antonio Jiménez, socorrista en la playa de Calahonda, ya ha participado en dos simulacros sin preaviso. «En el último de ellos creía que era real, no me lo esperaba porque poco antes se había hecho otro, afirma. En ambos rescates consiguió salvar a las víctimas sin incidentes. A pesar de ello, no pudo evitar la sensación de nerviosismo. «Se te hace eterno ir a por la víctima, pero el instinto sale y aunque parece que no vas a llegar, lo haces», declara. No están permitidos los descuidos. «En estos exámenes no nos vale sacar un 8, solo nos vale un 10 porque nuestro fallo puede ser la vida de una persona», asume.
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