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FALLECE A LOS 79 AÑOS PERET PADRE DE LA RUMBA
A LOS 79 AÑOS
Faro de los rumberos más auténticos, su desigual carrera superó las seis décadas y dejó éxitos como 'Una lágrima' o 'Borriquito'
Peret era a la rumba catalana lo que John Lee Hooker al blues o Bob Dylan al folk electrificado. Su muerte deja huérfano el género que Pere Pubill Calaf, Peret para el mundo, creó y engrandeció y sobre el que edificó una carrera desigual de más de seis décadas y plagada de éxitos. Pionero convertido en maestro, el rey de la rumba ha perdido este miércoles la batalla contra el cáncer de pulmón, al que había plantado cara con entereza y buen humor. Horas antes, su familia había tenido que desmentir la noticia, aunque hizo público su grave estado, después de que la Generalitat anunciase su muerte.
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Rumbero por excelencia y uno de los padres del 'invento', el cantante catalán abrió sendas por las que transitaron todos cuantos han sido algo en este género de fusióngitana y latina, de Los Amaya a Estopa pasando por Las Grecas o Macaco. Se le reconoció en 2010 con uno de los grandes galardones de la XIV edición de los Premios de la Música.
Pere Pubill Calaf nació en Mataró en 1935. En 1947 debutó con su hermana Pepita sobre las tablas del Tívoli barcelonés. Se había criado en el corazón más gitano del barrio de El Raval. Los clanes gitanos gestaron allí una revolución musical de la que Peret sería alma y protagonista. La rumba gitana se mezcló con la guaracha y el mambo de Pérez Prado para alumbrar un nuevo género: la rumba catalana. Nació con ella ese rasgueo percusivo conocido como «el ventilador» que Peret ejecutaba con maestría. “Un truco ingenioso y de fácil ejecución”, según otro sabio rumbero y rumboso, el desaparecido Gato Pérez.
Peret tuvo una infancia libre, feliz, y sin escuela. Su vocación musical era inédita en su familia. Aprendió en la calle y en los mercados que recorría con su padre, tratante de tejidos, al que todos conocían como “el mig amic”. Así titularía Peret uno de sus temas, un tributo a su progenitor que Manuel Vázquez Montalbán saludó como “el mejor tema de la nova cançó catalana”.
Grandes éxitosSu talento para la guitarra, que se convirtió en su sombra, y su innato gracejo le hizo un hueco en las juergas rumberas del mercadeo de paños. Como a Dylan, a Peret le cambió la vida un accidente de moto sufrido con 16 años. Fue el principio de una carrera artística con escalas en el Teatro Victoria del Paralelo con sus fieles palmeros, los primeros singles, el traslado a Madrid y la inmensa popularidad de los años 60 y 70. Una época en que en discotecas y bôites se pinchaban sus rumbas.
Su primer álbum es de 1968. Incluía éxitos como ‘Una lágrima’, ‘El gitano Antón’ o ‘Amor a todo gas’ que siguen hoy en la memoria colectiva. La revista ‘Rockdelux’ lo incluyó en la lista de los 100 mejores discos españoles del siglo XX. En 1974 alcanzó la cima de su popularidad representando a España en Eurovisión con ‘Canta y sé feliz’. Poco antes, su tema ‘Borriquito’ fue número 1 en España, Holanda y Alemania.
En los ochenta desaparece. Primero se entrega a la fe evangélica que profesa y predica y luego batalla y vence al cáncer. Pero hasta lo más granado de la movida lo recuerda. Ahí queda la gloriosa versión de ‘La noche del Hawaiano’ que hicieran ‘Los Peatones’, el grupo más efímero de la historia, una insólita unión de media hora entre ‘El Último de la Fila’ y ‘Radio Futura’ en una fiesta de Radio 3.
Regresó Peret en los noventa con tanto empuje como antes, manteniendo vivo un legado y repertorio que sigue compartiendo, como prueba el disco de homenaje editado en 2000, con versiones remozadas de sus éxitos junto a Ojos de Brujo, Los Enemigos, Fermín Muguruza, Amparanoia o el mismísimo David Byrne.
El rumbero mayor del reino gozaba de una extraordinaria salud artística mientras menguaba su salud física. En 2009 nos regaló un soberbio repaso a melodías que marcaron su infancia, como ‘Rascayú’ o ‘María de la O’, en el disco ‘De los cobardes nunca se ha escrito nada’. Puro genio.
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