Cientos de personas plantan cara al mercurio en Galaroza con guerras de agua
Galaroza volvió a inundar sus calles con la refrescante y
tradicional fiesta de Los Jarritos, una celebración que tiene en el
agua, una de las grandes riquezas de la localidad serrana, su principal
fuente de diversión. La Plaza de los Álamos, como punto neurálgico,
acoge desde hace más de 100 años esta particular festividad que, según
la leyenda, tiene su origen en aquellos alfareros procedentes de la
Tierra de Barros de Extremadura que se dirigían hacia la Peña de Arias
Montano en Alájar. Allí vendían sus utensilios de barro durante la
Romería de Nuestra Señora de los Ángeles. Estos artesanos realizaban una
parada en Galaroza la noche del 5 de septiembre y, tras una noche de
descanso, durante la mañana del 6 de septiembre, los habitantes de la
localidad serrana acudían a la céntrica Plaza para comprar vasijas,
búcaros, cántaros y demás enseres elaborados por este grupo de
alfareros. Entonces, los compradores de los mismos acudían,
directamente, a la emblemática Fuente de los Doce Caños, situada en la
misma plaza, para comprobar el estado de sus adquisiciones, acción que
da lugar a este tradicional festejo que aún hoy sigue siendo una seña de
identidad del municipio.
Desde el pasado viernes, el Ayuntamiento de Galaroza organizó diferentes talleres con motivo de la Fiesta de los Jarritos pero, sin duda, ayer fue el gran día. Las calles de la localidad se llenaron de vecinos , visitantes de pueblos de alrededor, de la capital e, incluso, de Sevilla, para disfrutar de la fiesta del agua más antigua de Andalucía.
Pese a que la tradición está marcada por el uso de los piporros durante la su celebración, cada vez son más los que optan por usar cubos de plástico para asegurar que mojan bien a sus objetivos.
La cita daba comienzo a las 9:00 y se alargó hasta las 15:00 ya en el campo. Muchos fueron los participantes que decidieron continuar con esta refrescante fiesta hasta bien entrada la tarde. Niños, jóvenes y no tan jóvenes, disfrutaron de esta emblemática tradición que, debido a las altas temperaturas que se sufre durante estos días en toda la provincia de Huelva, hizo la delicia de todos los presentes.
Cabe destacar que durante estos días dedicados a esta popular fiesta, los piporros estuvieron a la venta en diferentes establecimientos del pueblo para que ningún visitante perdiese la oportunidad de adquirir este tradicional utensilio de barro que tan significativo es para los locales. En cuanto a los vecinos, "todos tenemos algún piporro en casa", explicó María José, una joven cachonera que, además, confesó que "muchos jóvenes aprovechan y salen la noche del día 5 y aguantan hasta la mañana y disfrutan de la fiesta de una manera más intensa".
En conclusión, las calles de Galaroza fueron, durante el día de ayer una fiesta, una fiesta del agua que, a más de 40 grados de temperatura, hizo que los presentes, cachoneros y foráneos atraídos por la particularidad de la misma, disfrutasen durante gran parte del día de la tradición de una localidad que pretende agradecer a la naturaleza la vida y la riqueza que proporciona a la localidad a través del agua. "Es un homenaje a la alegría que el agua le da a nuestro pueblo", sentencia Antonio Sosa.
Desde el pasado viernes, el Ayuntamiento de Galaroza organizó diferentes talleres con motivo de la Fiesta de los Jarritos pero, sin duda, ayer fue el gran día. Las calles de la localidad se llenaron de vecinos , visitantes de pueblos de alrededor, de la capital e, incluso, de Sevilla, para disfrutar de la fiesta del agua más antigua de Andalucía.
Pese a que la tradición está marcada por el uso de los piporros durante la su celebración, cada vez son más los que optan por usar cubos de plástico para asegurar que mojan bien a sus objetivos.
La cita daba comienzo a las 9:00 y se alargó hasta las 15:00 ya en el campo. Muchos fueron los participantes que decidieron continuar con esta refrescante fiesta hasta bien entrada la tarde. Niños, jóvenes y no tan jóvenes, disfrutaron de esta emblemática tradición que, debido a las altas temperaturas que se sufre durante estos días en toda la provincia de Huelva, hizo la delicia de todos los presentes.
Cabe destacar que durante estos días dedicados a esta popular fiesta, los piporros estuvieron a la venta en diferentes establecimientos del pueblo para que ningún visitante perdiese la oportunidad de adquirir este tradicional utensilio de barro que tan significativo es para los locales. En cuanto a los vecinos, "todos tenemos algún piporro en casa", explicó María José, una joven cachonera que, además, confesó que "muchos jóvenes aprovechan y salen la noche del día 5 y aguantan hasta la mañana y disfrutan de la fiesta de una manera más intensa".
En conclusión, las calles de Galaroza fueron, durante el día de ayer una fiesta, una fiesta del agua que, a más de 40 grados de temperatura, hizo que los presentes, cachoneros y foráneos atraídos por la particularidad de la misma, disfrutasen durante gran parte del día de la tradición de una localidad que pretende agradecer a la naturaleza la vida y la riqueza que proporciona a la localidad a través del agua. "Es un homenaje a la alegría que el agua le da a nuestro pueblo", sentencia Antonio Sosa.
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