LAS PENAS ALTERNATIVAS EVITAN LAPRIVISIÓN A 661 CONDENADOS IDEAL.ES
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Esta cantidad supone un 40% de los reos ingresados en la cárcel de Albolote. Los delitos más frecuentes cometidos por estos penados en Granada son por violencia de género y contra la seguridad vial
La provincia tiene en estos momentos a 661 personas condenadas cumpliendo la pena fuera de la prisión: 441 efectúan trabajos en beneficio de la comunidad y 220 en programas de sustitución de condena, según datos del primer trimestre de 2016 de Instituciones Penitenciarias. Esta cantidad de penados supone el 41% de la población reclusa de Albolote, donde en estos momentos hay más de 1.600 reclusos.
El grueso de las condenas que se zanjaron con trabajos en beneficio de la comunidad fueron por delitos de violencia de género y la segunda infracción que llevó a más personas a penar con trabajos alternativos a la prisión fueron las relacionados con el tráfico. «Por delitos contra la seguridad vial los trabajos se dictan fundamentalmente como pena principal. En el resto de delitos es una pena sustitutiva de la prisión, siempre que no se trate de delincuentes habituales», señalan desde uno de los juzgados ubicados en el edificio de La Caleta.
Con estos datos se le elabora un plan de cumplimiento ajustado a cada caso. Lo vuelven a citar, se lo explican, lo ajustan si es necesario y él tiene que aceptarlo. Si cambian sus circunstancias, por ejemplo, porque le salga un trabajo, modifican el plan. «En este país no existen los trabajos forzados. Tiene que aceptar voluntariamente el plan», indica un funcionario del juzgado.
Lo ideal, lo previsto en los protocolos de intenciones, es que los trabajos impuestos sirvan para reinsertar al delincuente y hacerle ver su error. Por ejemplo, que para delitos de tráfico vayan a hacer encuestas a la población sobre aspectos relacionados con la seguridad vial, participen en actividades de asociaciones de ayuda a las víctimas de accidentes, colaboren repartiendo folletos o contando su experiencia en autoescuelas e institutos en campañas de la DGT, acompañen a policías locales o guardias civiles o vayan a centros sanitarios o sociales (hospitales, urgencias, 112, Protección Civil...).
Ayuntamientos
¿Dónde se cumplen las condenas realmente? El catálogo de plazas
disponibles se concentra en los ayuntamientos. Una inmensa mayoría de
los de la provincia han firmado convenios con Instituciones
Penitenciarias para dar la oportunidad a los penados de ese pueblo de
cumplir allí. Uno de los últimos en hacerlo fue el de la capital
granadina. Además, hay algunas entidades colaboradoras que también dan a
los penados la oportunidad de cumplir allí (Cruz Roja, alguna
residencia de ancianos, parroquias...), sumando en total 260
organizaciones e instituciones públicas.Las jornadas de trabajo no exceden de cuatro horas diarias y suelen ser labores livianas. La mayoría va los fines de semana. En la capital granadina hay incluso parroquias del distrito Norte que aceptan a este tipo de penados para efectuar acciones de voluntariado en el barrio. «Algunos se quedan después echando una mano», apunta el párroco de Jesús Obrero, Juan Carlos Carrión, quien lleva desde 2006 recibiendo a personas que evitan la cárcel mediante trabajos en beneficio de la comunidad. «Son personas que necesitan una oportunidad y la cárcel no creo que sea el lugar más idóneo para integrarlas en la sociedad», advierte el religioso.
El quebrantamiento de condena por no cumplir los trabajos pactados no es habitual, pero ocurre con más frecuencia de la deseada. ¿Son muchos casos? Las fuentes consultadas no pueden dar una cifra concreta porque no se segregan estos quebrantamientos del resto en la estadística.
«Lo que está claro es que o se cumplen los planes o se enfrentan a un delito de quebrantamiento de condena. Parece que es menos grave que una privación de libertad. Pero es una pena dictada por un juzgado. Siempre se intenta aplicar la máxima flexibilidad en beneficio del penado, pero el proceso no está exento del rigor de la justicia».
Un detalle importante: si el infractor reincide -lo normal es que el juez le conceda hasta tres oportunidades-, acabará viendo cómo es la prisión de Albolote por dentro. Las tareas en beneficio de la comunidad -jardinería, atención social, limpieza de calles...- son el primer resorte. Si falla: a la cárcel.
El otro gran grupo de reos que han evitado el ingreso el prisión es el de los maltratadores. Estos delincuentes, siempre y cuando sus penas sean leves, pueden eludir el cumplimiento de sus condenas si se someten a un tratamiento psicológico para modificar su conducta.
Los trabajos no son remunerados, pero sí hay cobertura de la Seguridad Social durante la realización de algunas actividades por las contingencias de enfermedad profesional y accidente de trabajo. Así, el organismo en el que se desarrollan las tareas da de alta a los penados en el sistema de Seguridad Social, siempre y cuando se efectúe una labor que suele ser remunerada.
En el convenio que firman Instituciones Penitenciarias y las distintas entidades colaboradoras suele especificarse la tarea concreta, el horario y si es necesaria alguna remuneración.
Arquitectos y médicos
En estas condenas sustitutivas de cárcel o de multa hay todo tipo de
perfiles personales y profesionales: médicos, farmacéuticos, abogados o
arquitectos, por citar solo tres gremios profesionales, no se han
salvado de pasar por la sala de máquinas de las penas sustitutivas de
cárcel o de multa en la provincia de Granada.La búsqueda de alternativas a la prisión es una tendencia constante entre criminólogos y penalistas debido a la constatación general de que esta pena sirve poco para reinsertar al reo en la sociedad. La pena de trabajos en beneficio de la comunidad es una de las alternativas, ya que es más respetuosa con los derechos de los condenados y presenta una tasa de reincidencia menor que la cárcel, según demuestran las estadísticas de Instituciones Penitenciarias.
En los menores de edad la medida cumple una función educativa e incluso un reto o un acercamiento al mundo laboral.
También hay una realidad que cada vez se impone con más fuerza, según las fuentes consultadas. «Los trabajos en beneficio de la comunidad se pensaron en un principio para personas que nunca habían entrado en prisión. Ahora, sin embargo, este colectivo es una minoría. La mayoría de los penados son personas reincidentes que ya han pasado por prisión».
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