LA TIERRA TIEMBLA EN EL ESTRECHO
IDEAL JAEN
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Un terremoto de 6,3 grados sacude Melilla y Andalucía
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Los colegios y varios edificios oficiales cerraron sus puertas mientras los técnicos revisaban los inmuebles
Sorpresa y, sobre todo, mucho miedo. El sur de la Península se
despertó ayer a las 5.22 horas sacudida por un intenso terremoto, de 6,3
grados en la escala de Richter localizado en el mar de Alborán, que no
obstante solo dejó numerosos daños materiales y desperfectos en Melilla,
la ciudad donde más se notaron los efectos del seísmo. Una situación
similar se vivió en Alhucemas (Marruecos), donde muchos aún revivieron
el terremoto que en 2004 dejó cientos de muertos y donde falleció un
pequeño de 12 años de un infarto tras sufrir un ataque de pánico, según
fuentes oficiales.
«La cama se movía una barbaridad», «toda la casa temblaba». Las
reacciones entre los habitantes de Andalucía y Melilla se sucedían en
las redes sociales a los pocos minutos del temblor, desoyendo cualquier
advertencia de los servicios de Protección Civil de dejar los móviles
para las urgencias. No en vano, el 'hastag' #terremoto se convirtió en solo media hora en 'trending topic' nacional.
El Instituto Geográfico Nacional (IGN) informó que el seísmo se detectó pasadas las 5.20 horas de la madrugada, con el epicentro a 162 kilómetros al sureste de Málaga, en el mar de Alborán, y a unos 20 kilómetros de profundidad, según los datos del Instituto de Geofísica de Granada. Tras él y hasta media mañana se contabilizaron medio centenar de réplicas, las más fuertes de 4,5 y 4,4 grados. El terremoto se dejó notar en toda la costa andaluza, con especial incidencia en Málaga y Granada, así como en Melilla, el punto del territorio español más cercano al epicentro.
En la ciudad autónoma se desató el pánico, y muchos vecinos se echaron a la calle o cogieron el coche para refugiarse en la parte alta de la ciudad, conocida como Pinar de Rostrogordo, un descampado donde solo hay edificado un cuartel y que amaneció repleto de vehículos. Lo más llamativo, además de la intensidad, fue la duración. "Todo temblaba como si fuera mantequilla", narraban algunos vecinos, que subrayaban cómo les había dado tiempo a "ponerse unos zapatos y salir a la calle antes de que las paredes y el suelo dejaran de moverse". Otros relatan el crujir de los edificios, o el de los objetos arrastrándose por el suelo debido a la fuerza del seísmo. Al llegar a la calle, de nuevo el susto a causa de las réplicas.
Por fortuna, el temblor pilló a la inmensa mayoría de la población durmiendo, lo que evitó daños personales por culpa de los cascotes caídos. Y es que en el casco antiguo de la ciudad autónoma, un conjunto donde abundan las construcciones modernistas, se acumulaban cornisas y partes de fachadas caídas. En varios inmuebles se produjeron además grietas que causaron gran preocupación en sus inquilinos, como en el edificio Estrella Polar, que tuvo que ser desalojado por motivos de seguridad. En algunos puntos de la ciudad incluso se interrumpió el suministro eléctrico, aunque volvió rápidamente.
Los bomberos se vieron desbordados en pocos minutos, y el teléfono de emergencias 112 contabilizó más de 250 avisos en Melilla pidiendo información sobre cómo actuar o alertando de lo ocurrido. Las llamadas fueron más de medio millar en Andalucía, donde los efectos quedaron reducidos al temblor de muebles, cristales y algún objeto caído de una estantería.
La situación no se empezó a normalizar hasta el amanecer, cuando se pudo empezar a evaluar unos daños que aún no han sido cuantificados oficialmente. El Gobierno de la Ciudad Autónoma decidió suspender las clases en colegios y centros universitarios hasta que los inmuebles no fueran revisados por los bomberos para garantizar que no había ningún riesgo. Lo mismo pasó con varios edificios oficiales, como el Palacio de la Asamblea, sede del Ayuntamiento, donde aparecieron grietas en el interior de las dependencias y en la fachada. Una de las torretas está seriamente dañada y posiblemente tenga que ser derruida, según los técnicos. También el edificio Quinto Centenario, sede de varias dependencias del Ejecutivo central y los juzgados fue desalojado de modo preventivo. El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, afirmó en rueda de prensa que equipos de ingenieros, arquitectos y técnicos habían comprobado el estado de todos los edificios afectados, y que se trataba de "grietas alarmistas" más que de "daños estructurales".
La Delegación del Gobierno apuntó a que un total de 26 personas recibieron asistencia médica en el hospital por percances ocurridos tras el terremoto, desde crisis de ansiedad hasta cortes por coger objetos de cristal que caían al suelo o golpes que sufrieron al bajar escaleras a toda prisa. En cualquier caso se trató de heridas leves y todas ellas fueron dadas de alta tras ser atendidas. En Marruecos se contabilizó otra persona herida, un joven de 35 años de edad que se arrojó por la ventana de un segundo piso en Alhucemas por el miedo que sintió tras el temblor, que le recordó al registrado hace más de una década.
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El Instituto Geográfico Nacional (IGN) informó que el seísmo se detectó pasadas las 5.20 horas de la madrugada, con el epicentro a 162 kilómetros al sureste de Málaga, en el mar de Alborán, y a unos 20 kilómetros de profundidad, según los datos del Instituto de Geofísica de Granada. Tras él y hasta media mañana se contabilizaron medio centenar de réplicas, las más fuertes de 4,5 y 4,4 grados. El terremoto se dejó notar en toda la costa andaluza, con especial incidencia en Málaga y Granada, así como en Melilla, el punto del territorio español más cercano al epicentro.
En la ciudad autónoma se desató el pánico, y muchos vecinos se echaron a la calle o cogieron el coche para refugiarse en la parte alta de la ciudad, conocida como Pinar de Rostrogordo, un descampado donde solo hay edificado un cuartel y que amaneció repleto de vehículos. Lo más llamativo, además de la intensidad, fue la duración. "Todo temblaba como si fuera mantequilla", narraban algunos vecinos, que subrayaban cómo les había dado tiempo a "ponerse unos zapatos y salir a la calle antes de que las paredes y el suelo dejaran de moverse". Otros relatan el crujir de los edificios, o el de los objetos arrastrándose por el suelo debido a la fuerza del seísmo. Al llegar a la calle, de nuevo el susto a causa de las réplicas.
Por fortuna, el temblor pilló a la inmensa mayoría de la población durmiendo, lo que evitó daños personales por culpa de los cascotes caídos. Y es que en el casco antiguo de la ciudad autónoma, un conjunto donde abundan las construcciones modernistas, se acumulaban cornisas y partes de fachadas caídas. En varios inmuebles se produjeron además grietas que causaron gran preocupación en sus inquilinos, como en el edificio Estrella Polar, que tuvo que ser desalojado por motivos de seguridad. En algunos puntos de la ciudad incluso se interrumpió el suministro eléctrico, aunque volvió rápidamente.
Los bomberos se vieron desbordados en pocos minutos, y el teléfono de emergencias 112 contabilizó más de 250 avisos en Melilla pidiendo información sobre cómo actuar o alertando de lo ocurrido. Las llamadas fueron más de medio millar en Andalucía, donde los efectos quedaron reducidos al temblor de muebles, cristales y algún objeto caído de una estantería.
La situación no se empezó a normalizar hasta el amanecer, cuando se pudo empezar a evaluar unos daños que aún no han sido cuantificados oficialmente. El Gobierno de la Ciudad Autónoma decidió suspender las clases en colegios y centros universitarios hasta que los inmuebles no fueran revisados por los bomberos para garantizar que no había ningún riesgo. Lo mismo pasó con varios edificios oficiales, como el Palacio de la Asamblea, sede del Ayuntamiento, donde aparecieron grietas en el interior de las dependencias y en la fachada. Una de las torretas está seriamente dañada y posiblemente tenga que ser derruida, según los técnicos. También el edificio Quinto Centenario, sede de varias dependencias del Ejecutivo central y los juzgados fue desalojado de modo preventivo. El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, afirmó en rueda de prensa que equipos de ingenieros, arquitectos y técnicos habían comprobado el estado de todos los edificios afectados, y que se trataba de "grietas alarmistas" más que de "daños estructurales".
La Delegación del Gobierno apuntó a que un total de 26 personas recibieron asistencia médica en el hospital por percances ocurridos tras el terremoto, desde crisis de ansiedad hasta cortes por coger objetos de cristal que caían al suelo o golpes que sufrieron al bajar escaleras a toda prisa. En cualquier caso se trató de heridas leves y todas ellas fueron dadas de alta tras ser atendidas. En Marruecos se contabilizó otra persona herida, un joven de 35 años de edad que se arrojó por la ventana de un segundo piso en Alhucemas por el miedo que sintió tras el temblor, que le recordó al registrado hace más de una década.
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