LA PARADOJA DE CUENCA
Tres estudios dibujan el perfil de la
obesidad infantil en España. Está más asociada al sedentarismo que a la
ingesta excesiva de calorías.
Se le ha llamado Estudio de Cuenca, pero en realidad son al
menos tres trabajos. Investigadores del Centro de Estudios
Sociosanitarios de la Universidad de Castilla - La Mancha han llevado a
cabo la que probablemente sea la radiografía más completa hecha hasta la
fecha de la obesidad infantil en España y lo han hecho analizando
distintos datos de diferentes cohortes de niños de la ciudad
castellanomanchega.
El estudio MOVI 1 incluyó a 1119 niños de 4º de Infantil y 5º de Primaria. Más descriptivos que los posteriores, lo que hizo fue fotografíar cómo estaban los chavales en distintos momentos: al inicio del trabajo, octubre de 2004, al finalizar ese curso, en mayor de 2005 y un año después, en el mismo mes de 2006. A todos los participantes se les realizaron las siguientes mediciones: peso, talla, índice de masa corporal (IMC), porcentaje de grasa corporal, grosor del pliegue cutáneo tricipial, perfil lipídico (colesterol total, triglicéridos, Apo A-I, Apo B,...), presión arterial sistólica y diastólica, calidad de vida, nivel de actividad física, condición física y gasto calórico. Es decir, todos los parámetros que pueden tener influencia en el estado físico de una persona.
El estudio MOVI 2 cambió el enfoque. En esta ocasión, se estudió a 1.070 niños a los que se dividió en dos grupos, uno con una intervención especial basada en el ejercicio y denominada como el estudio y otro con la actividad física habituales de los colegios.
El estudio MOVI 3, siguió a 2047 niños de 3º de Educación Infantil y 1º de Primaria en los que se implementó otro programa de fomento del deporte. En todos los casos se midieron sus parámetros antes y después de la intervención.
La primera conclusión del estudio y quizás la más llamativa es que los niños más delgados son los que más comen. De hecho, ingieren hasta 200 calorías más diarias de media que los niños con sobrepeso. Según el autor principal del estudio, Vicente Martínez Vizcaíno -que subraya que los resultados son extrapolables a la población española- la explicación a este fenómeno reside en que "la expresión de los genes relacionados con la obesidad se puede modificar a través de la actividad física".
Este no es el único dato ofrecido por los tres estudios presentados recientemente en Madrid. Al haber comparado diferentes cohortes de diferentes años, se ha visto que el sobrepeso y la obesidad han descendido del 35% observado en el trabajo realizado antes de 2008 al 20,4% en los dos últimos, que se iniciaron en 2010 y 2013. Sin embargo, se ha duplicado el porcentaje de niños con bajo peso hasta alcanzar al 20,5% de la población infantil.
Los autores atribuyen este hecho a la crisis económica que, afirman, parece también haber afectado a la estatura de los niños. Mientras que en los nacidos en 1999-2000 no se aprecian diferencias significativas en sus estatura según el nivel socioeconómico, entre los participantes en la tercera cohorte (nacidos entre 2007 y 2008), la investigación registró hasta casi 5 centímetros de diferencia en su estatura dependiendo del estatus socioeconómico de su familia.
El primero y segundo de los tres estudios han servido, además, para constatar una realidad preocupante: el sedentarismo de la población escolar española. Según el trabajo, los niños practican una hora de actividad física de intensidad moderada al día, incluyendo deportes y juegos, pero el resto del tiempo permanecen inactivos.
Por esto, el segundo y tercero de los estudios analizó el valor de un programa de intervención en escolares para aumentar ese tiempo de actividad física semanal. Se trataba de implantar actividades lúdicas no competitivas extraescolares y se vio que el programa conseguía disminuir la obesidad, mejorar la salud y reducir el sedentarismo.
Como explica la coordinadora del programa, Mairena Sánchez, el éxito del mismo reside en que "se proponen actividades de juego no competitivas, que permiten participar a todos los niños y niñas, independientemente de su condición física, sexo o habilidad".
El estudio MOVI 1 incluyó a 1119 niños de 4º de Infantil y 5º de Primaria. Más descriptivos que los posteriores, lo que hizo fue fotografíar cómo estaban los chavales en distintos momentos: al inicio del trabajo, octubre de 2004, al finalizar ese curso, en mayor de 2005 y un año después, en el mismo mes de 2006. A todos los participantes se les realizaron las siguientes mediciones: peso, talla, índice de masa corporal (IMC), porcentaje de grasa corporal, grosor del pliegue cutáneo tricipial, perfil lipídico (colesterol total, triglicéridos, Apo A-I, Apo B,...), presión arterial sistólica y diastólica, calidad de vida, nivel de actividad física, condición física y gasto calórico. Es decir, todos los parámetros que pueden tener influencia en el estado físico de una persona.
El estudio MOVI 2 cambió el enfoque. En esta ocasión, se estudió a 1.070 niños a los que se dividió en dos grupos, uno con una intervención especial basada en el ejercicio y denominada como el estudio y otro con la actividad física habituales de los colegios.
El estudio MOVI 3, siguió a 2047 niños de 3º de Educación Infantil y 1º de Primaria en los que se implementó otro programa de fomento del deporte. En todos los casos se midieron sus parámetros antes y después de la intervención.
La primera conclusión del estudio y quizás la más llamativa es que los niños más delgados son los que más comen. De hecho, ingieren hasta 200 calorías más diarias de media que los niños con sobrepeso. Según el autor principal del estudio, Vicente Martínez Vizcaíno -que subraya que los resultados son extrapolables a la población española- la explicación a este fenómeno reside en que "la expresión de los genes relacionados con la obesidad se puede modificar a través de la actividad física".
Este no es el único dato ofrecido por los tres estudios presentados recientemente en Madrid. Al haber comparado diferentes cohortes de diferentes años, se ha visto que el sobrepeso y la obesidad han descendido del 35% observado en el trabajo realizado antes de 2008 al 20,4% en los dos últimos, que se iniciaron en 2010 y 2013. Sin embargo, se ha duplicado el porcentaje de niños con bajo peso hasta alcanzar al 20,5% de la población infantil.
Los autores atribuyen este hecho a la crisis económica que, afirman, parece también haber afectado a la estatura de los niños. Mientras que en los nacidos en 1999-2000 no se aprecian diferencias significativas en sus estatura según el nivel socioeconómico, entre los participantes en la tercera cohorte (nacidos entre 2007 y 2008), la investigación registró hasta casi 5 centímetros de diferencia en su estatura dependiendo del estatus socioeconómico de su familia.
El primero y segundo de los tres estudios han servido, además, para constatar una realidad preocupante: el sedentarismo de la población escolar española. Según el trabajo, los niños practican una hora de actividad física de intensidad moderada al día, incluyendo deportes y juegos, pero el resto del tiempo permanecen inactivos.
Por esto, el segundo y tercero de los estudios analizó el valor de un programa de intervención en escolares para aumentar ese tiempo de actividad física semanal. Se trataba de implantar actividades lúdicas no competitivas extraescolares y se vio que el programa conseguía disminuir la obesidad, mejorar la salud y reducir el sedentarismo.
Como explica la coordinadora del programa, Mairena Sánchez, el éxito del mismo reside en que "se proponen actividades de juego no competitivas, que permiten participar a todos los niños y niñas, independientemente de su condición física, sexo o habilidad".
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