Las intensas lluvias de invierno y primavera han hecho proliferar el volumen de rastrojos Desde finales de junio se han registrado unos 200 servicios de los bomberos en Granada
VIRGINIA MARTÍNEZ GRANADA | ACTUALIZADO 14.07.2013 - 01:00
Los granadinos que no hayan escapado aún a la Costa huyendo del intenso calor, habrán podido constatar que proliferan las columnas de humo. Incendios de pequeña entidad propiciados precisamente por la llegada de las altas temperaturas que encienden la mecha de matorrales y rastrojos. Un invierno y primavera abundantes en lluvias han hecho germinar este tipo de vegetación, cuya sequedad estival ha incrementado en un 20% las alertas al servicio de bomberos.
"En ocasiones se dan varias actuaciones simultáneas, de manera que tenemos que multiplicarnos para hacer encaje de bolillos y atender todas las llamadas". Jesús Cabrera, jefe del Cuerpo de Bomberos de la capital, explica que respecto a material y herramientas están bien provistos, aunque siempre es deseable un mayor número de efectivos. Cabrera subraya además que no solo ha aumentado la cifra de intervenciones, sino también la dificultad y gravedad de las mismas.
En torno a 15 servicios diarios llevan a cabo desde que comenzase el periodo estival, a finales de junio, lo que suma un total de unas 200 alertas. Un mayor volumen de precipitaciones en comparación con otros años ha dado como resultado la proliferación de matorrales y rastrojos, cuya desecación provocada por las elevadas temperaturas aumenta el riesgo de producir incendios. Aunque algunos son provocados de manera intencionada, la mayoría de las causas tienen su origen en el descuido.
Para evitar que el mayor volumen de vegetación suponga un riesgo, es necesario proceder a la limpieza efectiva de las plantas. La cuestión que se plantea es dilucidar a quién corresponde la tarea. El pasado jueves el grupo municipal de IU achacaba al Ayuntamiento el incremento de los incendios por un escasa limpieza. Sin embargo, el jefe de bomberos de la ciudad detalla que la obligación de liberar los terrenos de rastrojos corresponde al titular del suelo en cuestión, que puede ser el propio Gobierno local o aquellos particulares dueños de fincas periurbanas.
Durante esta época la quema de rastrojos y las barbacoas están prohibidas, precisamente para evitar mayores peligros. En este sentido, el arrojo de colillas suele ser la causa principal de los incendios que se producen en las cunetas. La amplia extensión de los terrenos afectados hace complicado computar si la mayor parte de las alertas se producen en suelos de propiedad pública o privada.
Desde finales de la primavera se activa el Plan Municipal para incendios forestales, que se coordina directamente con la campaña del Infoca. Para hacer frente a las alertas, el equipo de Granada cuenta con unos 25 bomberos de guardia diarios con los que colabora la agrupación de voluntarios de Protección Civil.
Finalmente, para una particular protección en días de condiciones de peligrosidad extrema, cuentan con el apoyo del grupo de actuación especial Grafor, que suma otros tres efectivos humanos. El año pasado se computaron de cinco días de este tipo durante el verano, tres en la segunda quincena de agosto y dos en la primera de julio, cuando se registran las temperaturas más elevadas. Se espera que este año las jornadas especiales oscilen entre cinco y siete, y presumiblemente en las mismas fechas. La conciencia ciudadana y la adecuada limpieza del suelo es crucial estos días para aminorar los riesgos del alto volumen de rastrojos.
"En ocasiones se dan varias actuaciones simultáneas, de manera que tenemos que multiplicarnos para hacer encaje de bolillos y atender todas las llamadas". Jesús Cabrera, jefe del Cuerpo de Bomberos de la capital, explica que respecto a material y herramientas están bien provistos, aunque siempre es deseable un mayor número de efectivos. Cabrera subraya además que no solo ha aumentado la cifra de intervenciones, sino también la dificultad y gravedad de las mismas.
En torno a 15 servicios diarios llevan a cabo desde que comenzase el periodo estival, a finales de junio, lo que suma un total de unas 200 alertas. Un mayor volumen de precipitaciones en comparación con otros años ha dado como resultado la proliferación de matorrales y rastrojos, cuya desecación provocada por las elevadas temperaturas aumenta el riesgo de producir incendios. Aunque algunos son provocados de manera intencionada, la mayoría de las causas tienen su origen en el descuido.
Para evitar que el mayor volumen de vegetación suponga un riesgo, es necesario proceder a la limpieza efectiva de las plantas. La cuestión que se plantea es dilucidar a quién corresponde la tarea. El pasado jueves el grupo municipal de IU achacaba al Ayuntamiento el incremento de los incendios por un escasa limpieza. Sin embargo, el jefe de bomberos de la ciudad detalla que la obligación de liberar los terrenos de rastrojos corresponde al titular del suelo en cuestión, que puede ser el propio Gobierno local o aquellos particulares dueños de fincas periurbanas.
Durante esta época la quema de rastrojos y las barbacoas están prohibidas, precisamente para evitar mayores peligros. En este sentido, el arrojo de colillas suele ser la causa principal de los incendios que se producen en las cunetas. La amplia extensión de los terrenos afectados hace complicado computar si la mayor parte de las alertas se producen en suelos de propiedad pública o privada.
Desde finales de la primavera se activa el Plan Municipal para incendios forestales, que se coordina directamente con la campaña del Infoca. Para hacer frente a las alertas, el equipo de Granada cuenta con unos 25 bomberos de guardia diarios con los que colabora la agrupación de voluntarios de Protección Civil.
Finalmente, para una particular protección en días de condiciones de peligrosidad extrema, cuentan con el apoyo del grupo de actuación especial Grafor, que suma otros tres efectivos humanos. El año pasado se computaron de cinco días de este tipo durante el verano, tres en la segunda quincena de agosto y dos en la primera de julio, cuando se registran las temperaturas más elevadas. Se espera que este año las jornadas especiales oscilen entre cinco y siete, y presumiblemente en las mismas fechas. La conciencia ciudadana y la adecuada limpieza del suelo es crucial estos días para aminorar los riesgos del alto volumen de rastrojos.
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