Médicos y psicólogos del programa Forma Joven detectan numerosos casos en cinco institutos de la capital y piden a los padres una mayor vigilancia.
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Los equipos del programa Forma Joven (médicos, psicólogos, enfermeros o trabajadores sociales) de la Consejería de Salud y Bienestar Social están bien acostumbrados a los alumnos de los institutos, donde acuden varias veces por semana para tratar de inculcarles hábitos saludables. Como no son profesores y a veces tienen encuentros personalizados con los chavales, logran arrancar de ellos confesiones que exceden el ámbito estrictamente académico. «En el Taller de Prevención de Anorexia y Bulimia, realizado en cinco institutos de la capital, hemos detectado casos espeluznantes, unos seis. Una chica se desmoronó y nos enseñó la foto que llevaba en el móvil, en la que se veía a quién se quería parecer, que era como un esqueleto», explica el responsable de Forma Joven en Granada, el psicólogo Alberto Ruiz.
Internet, caldo de cultivo
El experto narra que los movimientos Proana y Promía –referentes a la anorexia y la bulimia respectivamente– tienen más éxito entre los adolescentes granadinos de ambos sexos de lo que se puede pensar a simple vista. Los dos nombres se encuentran con facilidad en las redes sociales para formar grupos o subculturas que promueven y apoyan la anorexia y la bulimia como elección de estilo de vida, en lugar de ser considerado como un trastorno alimentario.
«Encontramos chicas que se arañaban si no conseguían los objetivos de ayuno que se habían propuesto. El resto de las participantes en foros aplauden esos castigos porque para ellas ‘si no duele, no vale’. Para cometer barbaridades en la alimentación se refugian en premisas como ‘Nadie dijo que fuera fácil’. Estos chicos y chicas se autodenominan ‘Princesas’», explica el terapeuta.
En los talleres ‘Enfermedades a golpe de clic’, celebrados en Granada, media docena de alumnos –los más graves– terminaron derivados a Salud Mental y a la unidad especializada del Hospital Clínico, además de ponerse en conocimiento de sus padres el trastorno de sus descendientes. «La anorexia y la bulimia son la tercera enfermedad crónica más prevalente en jóvenes», añade Alberto Ruiz, quien insiste en que el grupo de iguales e Internet son los dos factores de riesgo más importantes.
El psicólogo reconoce sentirse impresionado tras compartir con los afectados foros de este tipo en Internet. «Suelen ser jóvenes inteligentes de entornos sociales estructurados. La inmensa mayoría de chicas son muy guapas, aunque eligen ropa ancha, sudaderas y pantalones caídos para vestirse», apostilla Ruiz.
«Recuerdo una madre que me decía que en su nevera siempre faltaba comida y que no se había percatado de esa enfermedad», ilustra el psicólogo, quien señala que el catálogo de estrategias para no ser descubiertas está muy bien descrito en las webs Proana y Promía.
Los expertos, además, advierten de un nuevo transtorno alimentarios llamado «drunkorexia», practicado por las jóvenes que comen menos para compensar una desmesurada ingesta de alcohol cuando salen. Así logran no engordar.
10% acaba en muerte
El tema es muy serio y lo conocen bien en la Unidad de Trastornos Alimenticios del Hospital Vithas Nuestra Señora de la Salud de Granada, que ha cumplido recientemente su decimoquinto aniversario como unidad pionera en Andalucía en el tratamiento multidisciplinar de enfermedades como la anorexia nerviosa, bulimia, trastorno por atracón y otro tipo de alteraciones de la conducta alimentaria.
De media, la unidad, que se ubica frente a los Mondragones, atiende de 8 a 12 pacientes cada jornada en el hospital de día. E indican que estos males afectan a entre el 5 y el 10% de la población en edades comprendidas de los 12 a los 25 años, aunque pueden aparecer antes y después. El índice de mortalidad en estos pacientes –según los datos que manejan en Granada– se eleva al 10%, por lo que un tratamiento especializado y adaptado a la situación clínica de cada individuo es fundamental para minimizar riesgos.
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