GRANADA HOY
Afectados por el fuego que arrasó 12 pueblos de Huelva y Sevilla denuncian que sólo se ha recuperado el 10% de monte de alcornocal y un 1% de encinar
JUAN A. HIPÓLITO RIOTINTO | ACTUALIZADO 29.07.2013 - 05:04
A un año del décimo aniversario del pavoroso incendio que arrasó más de 35.000 hectáreas de masa forestal entre las provincias de Huelva y Sevilla, y causó la muerte de un matrimonio de jubilados, nada ha vuelto a ser igual.
Desde entonces, Minas de Riotinto sigue ostentando el triste récord de ser el punto de la geografía andaluza en el que las llamas devoraron una de las mayores superficies verdes más productivas de la comunidad. El incendio terminó afectando a más de una docena de localidades: cinco de la provincia de Sevilla (Aznácollar, El Castillo de las Guardas, El Garrobo, Gerena y El Madroño) y en Huelva, Minas de Riotinto, Zalamea La Real, Nerva, Paterna del Campo y Escacena del Campo, pero se cebó con especial virulencia en la pequeña localidad de Berrocal, que tiene en la producción de corcho el motor de su economía.
El principal sospechoso que señaló la Policía como autor de los hechos, el vecino de Riotinto Emilio Perdigón, fue declarado inocente el año pasado ante la falta de pruebas concluyentes.
Poco más de un paupérrimo 10% es la cifra que arroja a día de hoy la recuperación de monte de alcornocal después de nueve años de intervención y en torno a un pírrico 1% de encinar, especie autóctona que más sufrió las consecuencias de aquella barbarie.
Los vecinos perdieron hace tiempo la fe en la promesa realizada por el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, para llevar a cabo las permutas de fincas de eucaliptos que fueran necesarias con tal de recuperar la arboleda autóctona de la zona, y muestran su temor a que con el paso de los años se vean más eucaliptos y naranjos que encinas y alcornoques.
Desde la plataforma Fuegos Nunca Más, el ecologista Juan Romero se queja de que la acción mediática que venía arrastrando el incendio desde hace unos años ya se ha difuminado y nadie quiere saber nada. "Han pasado 9 años y lo más triste es que ni existen culpables ni responsables. El incendio destruyó todo un sistema de vida y las especies autóctonas, como las encinas, tardarán un siglo en recuperarse. Vamos en picado y con la crisis y la temporada seca del año pasado el efecto es doble", dice.
Año tras año, la plataforma Fuegos Nunca Más y Ecologistas en Acción muestra su empeño en denunciar los incumplimientos de la Junta de Andalucía en materia medioambiental en la zona afectada por el incendio de Riotinto, desde la resolución de convenios para la recuperación de las fincas hasta los trabajos pendientes de limpieza de montes, selección de brotes o reposición de marras, pasando por el mantenimiento de la actividad corchera.
Al contrario que la masa forestal, que se consumió en apenas cinco días de incendio, las promesas de las administraciones se han ido quemando a fuego lento. Un bosque prácticamente baldío que empieza a recuperar su tono verde pero que tardará aún en recuperarse, y varios edificios construidos para uso turístico y de investigación son buena muestra de ello.
La millonaria inversión realizada por las administraciones, más de 77 millones de euros, ha dotado al principal municipio afectado, Berrocal, de un observatorio vinculado al Paisaje Protegido del Río Tinto para fomentar la investigación, aún sin inaugurar por falta de contenido; una decena de casas rurales para potenciar el desarrollo turístico, paralizadas y a medio construir; y un polígono empresarial, sin naves. En esta pequeña localidad de apenas 200 vecinos, todos, desde el alcalde, Juan Jesús Bermejo, hasta el último de sus vecinos, pasando por el ecologista Juan Romero, se muestran firmemente convencidos de que al pueblo le hubiera venido mejor invertir ese dinero en crear puestos de trabajo para que los principales afectados por el incendio hubieran dedicado todo su esfuerzo a la recuperación del monte. Pero las administraciones negaron en su día una renta de 150 euros por hectárea/año, una de las principales demandas de los vecinos, que hubiera permitido a los afectados reponerse de las pérdidas económicas futuras.
A casi una década del desastre, aún queda mucho por recuperar. Los vecinos creen que hasta hace poco no han comenzado a hacerse las cosas bien. Ahora se trabaja a pie de tajo de una forma más artesanal, como lo han hecho desde siempre en la zona: limpiando los rodales, seleccionando los brotes, eliminando los árboles muertos, quitando aulagas y jaras.
El alcalde de Berrocal, Juan Jesús Bermejo, sin estar del todo satisfecho, valora en cierta medida el esfuerzo de la Junta para seguir desarrollando la segunda fase del convenio firmado a 15 años que establece el mantenimiento y reposición de las fincas afectadas. "Estamos avanzando muy lentamente porque, desgraciadamente, los presupuestos están lastrados por la crisis, pero las cuadrillas siguen trabajando en la zona cero nueve años después", afirma.
Por su parte, la Junta sigue manteniendo su versión de que se han llevado a cabo prácticamente el 100% de los trabajos de restauración que sirvieron, entre otras cuestiones, para generar más de medio millón de jornales. Según la Administración, durante la primera fase se llevaron a cabo las siguientes actuaciones: corrección hidrológica repoblación de flora endémica y eliminación de árboles quemados. En una segunda fase desde la Junta recuerdan que se ejecutaron trabajos de repoblación con más de dos millones de plantas de una veintena de especies y aseguran que se han ejecutado los trabajos previstos en los más de 300 convenios firmados con los afectados de fincas particulares repartidos entre más de un millar de parcelas.
Desde entonces, Minas de Riotinto sigue ostentando el triste récord de ser el punto de la geografía andaluza en el que las llamas devoraron una de las mayores superficies verdes más productivas de la comunidad. El incendio terminó afectando a más de una docena de localidades: cinco de la provincia de Sevilla (Aznácollar, El Castillo de las Guardas, El Garrobo, Gerena y El Madroño) y en Huelva, Minas de Riotinto, Zalamea La Real, Nerva, Paterna del Campo y Escacena del Campo, pero se cebó con especial virulencia en la pequeña localidad de Berrocal, que tiene en la producción de corcho el motor de su economía.
El principal sospechoso que señaló la Policía como autor de los hechos, el vecino de Riotinto Emilio Perdigón, fue declarado inocente el año pasado ante la falta de pruebas concluyentes.
Poco más de un paupérrimo 10% es la cifra que arroja a día de hoy la recuperación de monte de alcornocal después de nueve años de intervención y en torno a un pírrico 1% de encinar, especie autóctona que más sufrió las consecuencias de aquella barbarie.
Los vecinos perdieron hace tiempo la fe en la promesa realizada por el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, para llevar a cabo las permutas de fincas de eucaliptos que fueran necesarias con tal de recuperar la arboleda autóctona de la zona, y muestran su temor a que con el paso de los años se vean más eucaliptos y naranjos que encinas y alcornoques.
Desde la plataforma Fuegos Nunca Más, el ecologista Juan Romero se queja de que la acción mediática que venía arrastrando el incendio desde hace unos años ya se ha difuminado y nadie quiere saber nada. "Han pasado 9 años y lo más triste es que ni existen culpables ni responsables. El incendio destruyó todo un sistema de vida y las especies autóctonas, como las encinas, tardarán un siglo en recuperarse. Vamos en picado y con la crisis y la temporada seca del año pasado el efecto es doble", dice.
Año tras año, la plataforma Fuegos Nunca Más y Ecologistas en Acción muestra su empeño en denunciar los incumplimientos de la Junta de Andalucía en materia medioambiental en la zona afectada por el incendio de Riotinto, desde la resolución de convenios para la recuperación de las fincas hasta los trabajos pendientes de limpieza de montes, selección de brotes o reposición de marras, pasando por el mantenimiento de la actividad corchera.
Al contrario que la masa forestal, que se consumió en apenas cinco días de incendio, las promesas de las administraciones se han ido quemando a fuego lento. Un bosque prácticamente baldío que empieza a recuperar su tono verde pero que tardará aún en recuperarse, y varios edificios construidos para uso turístico y de investigación son buena muestra de ello.
La millonaria inversión realizada por las administraciones, más de 77 millones de euros, ha dotado al principal municipio afectado, Berrocal, de un observatorio vinculado al Paisaje Protegido del Río Tinto para fomentar la investigación, aún sin inaugurar por falta de contenido; una decena de casas rurales para potenciar el desarrollo turístico, paralizadas y a medio construir; y un polígono empresarial, sin naves. En esta pequeña localidad de apenas 200 vecinos, todos, desde el alcalde, Juan Jesús Bermejo, hasta el último de sus vecinos, pasando por el ecologista Juan Romero, se muestran firmemente convencidos de que al pueblo le hubiera venido mejor invertir ese dinero en crear puestos de trabajo para que los principales afectados por el incendio hubieran dedicado todo su esfuerzo a la recuperación del monte. Pero las administraciones negaron en su día una renta de 150 euros por hectárea/año, una de las principales demandas de los vecinos, que hubiera permitido a los afectados reponerse de las pérdidas económicas futuras.
A casi una década del desastre, aún queda mucho por recuperar. Los vecinos creen que hasta hace poco no han comenzado a hacerse las cosas bien. Ahora se trabaja a pie de tajo de una forma más artesanal, como lo han hecho desde siempre en la zona: limpiando los rodales, seleccionando los brotes, eliminando los árboles muertos, quitando aulagas y jaras.
El alcalde de Berrocal, Juan Jesús Bermejo, sin estar del todo satisfecho, valora en cierta medida el esfuerzo de la Junta para seguir desarrollando la segunda fase del convenio firmado a 15 años que establece el mantenimiento y reposición de las fincas afectadas. "Estamos avanzando muy lentamente porque, desgraciadamente, los presupuestos están lastrados por la crisis, pero las cuadrillas siguen trabajando en la zona cero nueve años después", afirma.
Por su parte, la Junta sigue manteniendo su versión de que se han llevado a cabo prácticamente el 100% de los trabajos de restauración que sirvieron, entre otras cuestiones, para generar más de medio millón de jornales. Según la Administración, durante la primera fase se llevaron a cabo las siguientes actuaciones: corrección hidrológica repoblación de flora endémica y eliminación de árboles quemados. En una segunda fase desde la Junta recuerdan que se ejecutaron trabajos de repoblación con más de dos millones de plantas de una veintena de especies y aseguran que se han ejecutado los trabajos previstos en los más de 300 convenios firmados con los afectados de fincas particulares repartidos entre más de un millar de parcelas.
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