Los viajes largos pueden provocar trombosis venosas profundas a los turistas
Los pasajeros de avión siguen segmentados por clases. Los de las primeras filas –sobre todo en los trayectos de larga distancia– viajan a cuerpo de rey, mientras que los menos pudientes apenas tienen espacio para mover las piernas.
No es solo una cuestión de comodidad, sino que la salud también puede verse afectada por el llamado ‘síndrome de la clase turista’.
1. Descripción. Es una trombosis de las venas profundas (TVP) de las piernas que se produce, sobre todo, en los viajes de más de dos horas. Según la literatura médica, lo sufre un 1% de los viajeros sin ningún tipo de antecedentes y un 3-5% de las personas con problemas de circulación. «A mí me parece un poco exagerado», confiesa Enrique Castellanos, cirujano cardiovascular del IMQ.
2. Síntomas. Hinchazón en las piernas, dolor continuo, pesadez… En el centro médico, mediante una ecografía Doppler (eco-Doppler), pueden diagnosticarles fácilmente esta trombosis profunda. En algunos casos, el mal puede pasar inadvertido.
3. Diferencias. A todo el mundo se le inflaman las piernas en los viajes en avión y no por ello sufren el síndrome de la clase turista. Por lógica, la presión barométrica provoca que se hinchen losmúsculos y, por eso, en numerosas ocasiones, se ceden hasta los nudos de los zapatos.
4. Propensos. Las personas que sufren lentitud del retorno sanguíneo, problemas de coagulación y lesiones venosas son las más propensas a sufrir este tipo de trombosis, la llamada triada de Rudolf Virchow. Por ejemplo, la gente con varices registra una disminución de la velocidad hemodinámica y tiene más posibilidades de tener este síndrome. También la gente que padece una enfermedad tumoral que distorsiona su estado de coagulabilidad.
5. A cualquier edad. Desde el más joven al más veterano puede tener una trombosis venosa profunda en un viaje. La edad no es un factor determinante.
6. Recomendaciones generales para cualquier pasajero. Enrique Castellanos recomienda el uso de medias de compresión una presión decreciente en la pierna– al menos hasta la rodilla y si no hasta la ingle en los viajes de más de dos horas. La gente que ha sufrido ya una trombosis o se le hinchan los pies normalmente debe tomar una aspirina antes de emprender el trayecto, ya que sirve de vasodilatador. En los casos de mayor riesgo, y previa indicación del médico, el pasajero debería pincharse en la tripa heparina subcutánea.
7. El doctor Castellanos explica que este mal no es exclusivo de los viajes aéreos. «Si te metes en un asiento ocho horas sin moverte, las posibilidades de sufrir una trombosis semultiplican », declara y admite que son menos habituales en los trayectos en coche o autobús, porque se registran más paradas. Eso sí, la falta de movilidad y el reducido espacio de los aviones puede incrementar el número de casos.
8. Un poco de ‘leyenda urbana’.«La presión barométrica puede repercutir en la viscosidad sanguínea y produce cierta deshidratación. Por eso, algunos dicen que eso puede alterar la coagulación, pero esto más que una realidad es una leyenda urbana», avisa el cirujano cardiovascular.
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