INCENDIOS EN VIVIENDA INCENDIOS EN VIVIENDA EN BADAJOZ TRES MUERTOS Y DEJAR EN DOS AÑOS
-
El Servicio de Bomberos recomienda la utilización de radiadores de aceite tras constatar que los braseros de picón y eléctricos están detrás de los siniestros más graves
Tres víctimas mortales y 32 personas lesionadas. Ese es el balance
que realiza el Servicio Municipal de Extinción de Incendios cuando
valora las consecuencias que han tenido los 134 incendios de viviendas
que les obligaron a movilizar sus recursos entre el 1 de enero de 2013 y
el 5 de enero de 2015, fecha en la que se produjo el último siniestro con víctimas mortales registrado
en la ciudad de Badajoz. Ese día perdió la vida Francisco Jiménez
Martín, un anciano de 97 años que vivía en la séptima planta del
edificio Colón, ubicado en la avenida que lleva el mismo nombre, justo
enfrente del colegio de las Josefinas.
La causa del siniestro estuvo en un brasero eléctrico que prendió la falda de camilla. El anciano utilizó el dispositivo de teleasistencia para pedir ayuda, pero cuando dos policías nacionales entraron a rescatarlo ya estaba gravemente herido y terminó muriendo pocas horas después en el hospital.
Durante los primeros días de este año ya se han registrado tres incendios en domicilios, cifra que seguirá subiendo en los próximos meses hasta aproximarse a los 62 siniestros que se registraron en 2014. En el 80% de los casos, los bomberos tuvieron que intervenir directamente en las labores de extinción, mientras que en el 20% restante las llamas habían sido apagadas antes de que llegaran y su misión se limitó a asegurar la zona afectada y ventilar el inmueble. «El año pasado contabilizamos dos personas fallecidas y nueve lesionadas», apunta Basilio González, jefe municipal de los bomberos.
El primero de los incendios mortales de 2014 se produjo en una vivienda de la calle Héroes de Cascorro, donde perdió la vida Modesta Gil en un fuego provocado por un brasero. Las llamas se localizaron en la estancia en la que se encontraba esta anciana de 82 años y sólo se detectó el fuego cuando la vecina que vivía encima se percató de que el suelo de su piso estaba muy caliente.
Un mes después perdió la vida un hombre de 90 años que vivía solo en una casa baja de la calle José Lanot. Un bombero del Ayuntamiento logró rescatarlo con vida de las llamas, pero ya había sufrido quemaduras muy graves y murió pocos días después en el hospital. También en aquel caso se apuntó como posible causa del foco a un brasero eléctrico.<
Basilio González no oculta que el patrón de todos esos incendios es el mismo: una persona mayor que vive sola y que tiene como medio de calefacción un brasero eléctrico o de picón. «En ambos casos existe el peligro de que se incendie la falda de camilla, pero en el caso del picón también se corre el riesgo de morir por asfixia si se produce una mala combustión».
Para evitar accidentes, desde el Servicio Municipal de Bomberos se recomienda eliminar definitivamente los braseros y sustituirlos por radiadores de aceite, un sistema de calefacción que resulta muy seguro. «También es aconsejable instalar un detector doméstico de humos. Su colocación es sencilla y resulta muy útil en caso de incendio». El dispositivo del que habla el jefe de los bomberos está alimentado con una pequeña batería y su colocación es sencilla, puesto que sólo exige la fijación al techo con dos pequeños tacos. «Nosotros hicimos mucho hincapié en estos detectores durante la I Semana de la Prevención de Incendios, cuando colocamos este dispositivo de forma gratuita en más de 30 domicilios de ancianos que vivían solos», destaca el concejal delegado del servicio de bomberos, Francisco Javier Gutiérrez.
La utilización de estos aparatos se ha ido generalizando y en la actualidad es fácil encontrarlos en las ferreterías y grandes superficies de la ciudad. «Cuestan poco más de 14 euros y tienen un dispositivo que avisa del agotamiento de la batería. Nosotros siempre lo tenemos a la venta porque en nuestro entorno viven muchas personas mayores que están solas», explica Aroa Otero, de la ferretería de la calle Santo Domingo.
«La ventaja es que tan pronto como detecta humo se activa una alarma acústica que alerta a las personas que se encuentran en la vivienda», añade el jefe de los bomberos.
Descuidos fatales
Desde el Servicio de Bomberos no se oculta que sucesos como el que se registró el pasado 5 de enero generan «frustración por ver que la historia se repite año tras año». «Yo creo que las recomendaciones llegan a la población, pero a veces ocurren descuidos que terminan siendo fatales», concluye Francisco Javier Gutiérrez.
El concejal fue testigo directo del incendio mortal ocurrido la víspera de Reyes, puesto que se encontraba muy cerca del lugar del siniestro cuando se produjo el aviso. «La familia me dijo que el propio anciano estaba obsesionado con estos asuntos, que siempre preguntaba antes de acostarse si estaba el brasero apagado. Lo que sucede es que a veces hay descuidos a los que se suma la mala suerte».
La causa del siniestro estuvo en un brasero eléctrico que prendió la falda de camilla. El anciano utilizó el dispositivo de teleasistencia para pedir ayuda, pero cuando dos policías nacionales entraron a rescatarlo ya estaba gravemente herido y terminó muriendo pocas horas después en el hospital.
Durante los primeros días de este año ya se han registrado tres incendios en domicilios, cifra que seguirá subiendo en los próximos meses hasta aproximarse a los 62 siniestros que se registraron en 2014. En el 80% de los casos, los bomberos tuvieron que intervenir directamente en las labores de extinción, mientras que en el 20% restante las llamas habían sido apagadas antes de que llegaran y su misión se limitó a asegurar la zona afectada y ventilar el inmueble. «El año pasado contabilizamos dos personas fallecidas y nueve lesionadas», apunta Basilio González, jefe municipal de los bomberos.
El primero de los incendios mortales de 2014 se produjo en una vivienda de la calle Héroes de Cascorro, donde perdió la vida Modesta Gil en un fuego provocado por un brasero. Las llamas se localizaron en la estancia en la que se encontraba esta anciana de 82 años y sólo se detectó el fuego cuando la vecina que vivía encima se percató de que el suelo de su piso estaba muy caliente.
Un mes después perdió la vida un hombre de 90 años que vivía solo en una casa baja de la calle José Lanot. Un bombero del Ayuntamiento logró rescatarlo con vida de las llamas, pero ya había sufrido quemaduras muy graves y murió pocos días después en el hospital. También en aquel caso se apuntó como posible causa del foco a un brasero eléctrico.<
Basilio González no oculta que el patrón de todos esos incendios es el mismo: una persona mayor que vive sola y que tiene como medio de calefacción un brasero eléctrico o de picón. «En ambos casos existe el peligro de que se incendie la falda de camilla, pero en el caso del picón también se corre el riesgo de morir por asfixia si se produce una mala combustión».
Para evitar accidentes, desde el Servicio Municipal de Bomberos se recomienda eliminar definitivamente los braseros y sustituirlos por radiadores de aceite, un sistema de calefacción que resulta muy seguro. «También es aconsejable instalar un detector doméstico de humos. Su colocación es sencilla y resulta muy útil en caso de incendio». El dispositivo del que habla el jefe de los bomberos está alimentado con una pequeña batería y su colocación es sencilla, puesto que sólo exige la fijación al techo con dos pequeños tacos. «Nosotros hicimos mucho hincapié en estos detectores durante la I Semana de la Prevención de Incendios, cuando colocamos este dispositivo de forma gratuita en más de 30 domicilios de ancianos que vivían solos», destaca el concejal delegado del servicio de bomberos, Francisco Javier Gutiérrez.
La utilización de estos aparatos se ha ido generalizando y en la actualidad es fácil encontrarlos en las ferreterías y grandes superficies de la ciudad. «Cuestan poco más de 14 euros y tienen un dispositivo que avisa del agotamiento de la batería. Nosotros siempre lo tenemos a la venta porque en nuestro entorno viven muchas personas mayores que están solas», explica Aroa Otero, de la ferretería de la calle Santo Domingo.
«La ventaja es que tan pronto como detecta humo se activa una alarma acústica que alerta a las personas que se encuentran en la vivienda», añade el jefe de los bomberos.
Descuidos fatales
Desde el Servicio de Bomberos no se oculta que sucesos como el que se registró el pasado 5 de enero generan «frustración por ver que la historia se repite año tras año». «Yo creo que las recomendaciones llegan a la población, pero a veces ocurren descuidos que terminan siendo fatales», concluye Francisco Javier Gutiérrez.
El concejal fue testigo directo del incendio mortal ocurrido la víspera de Reyes, puesto que se encontraba muy cerca del lugar del siniestro cuando se produjo el aviso. «La familia me dijo que el propio anciano estaba obsesionado con estos asuntos, que siempre preguntaba antes de acostarse si estaba el brasero apagado. Lo que sucede es que a veces hay descuidos a los que se suma la mala suerte».
Comentarios
Publicar un comentario