LA UNIVERSIADA ROMPE EL HIELO EN SU RECTA FINAL
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A dos semanas del inicio, el evento deportivo coge forma y se prepara para movilizar a 5.000 personas y dejar entre cuatro y seis millones de euros directos en la ciudad
Solo 15 días a partir de hoy. El calendario ha empezado a descontar
fechas en rojo para la Universiada de Invierno Granada 2015. Tras
numerosas vicisitudes y algunas dudas a lo largo de los dos últimos
años, el evento ha salvado casi todos los obstáculos y se convertirá en
el centro de atención durante las próximas cuatro semanas. Del 4 al 14
de febrero tendrá que superar el examen definitivo para demostrar que
Granada es capaz de organizar eventos en distintos escenarios al mismo
tiempo y movilizar a un número relevante de personas. No en vano, entre
atletas universitarios, técnicos, representantes de las delegaciones,
miembros de la Federación Internacional de Deportes Universitarios
(FISU), árbitros, jueces, personal del comité de organización y
voluntarios, la Universiada granadina la Universiada movilizará a más de
5.000 personas.
Solo en deportistas se espera la participación de 2.000 personas.
Para hacerse una idea de la magnitud, los Juegos Olímpicos de Vancouver
2010 contaron con 2.632 inscritos. En la cita canadiense, el número de
países participantes fue de 80, mientras que en Granada están
confirmadas 47 delegaciones, por ahora. Una Universiada no es una
Olimpiada, pero se le puede calificar como su 'hermana menor' a efectos
de competición. Salvando las distancias lógicas del nivel competitivo y
teniendo en cuenta que Granada 2015 carecerá de pruebas de esquí de
fondo, biatlón, saltos de esquí o descensos en trineo (bobsleigh, luge y
skeleton), las necesidades de organización y logística guardan líneas
semejantes. Gestión de alojamientos y alimentación, captación y
coordinación de voluntarios, transporte, centros de prensa,
acreditaciones, merchandising, producción de televisión, plan de
seguridad... El listado de tareas parece interminable y Granada 2015
trabaja a contrarreloj para dar la talla a nivel organizativo.
Con un presupuesto ajustado por la situación económica actual de unos
once millones de euros, el comité organizador de la Universiada blanca,
compuesto por 150 personas, se afana a destajo en estas últimas semanas
para que ningún detalle quede suelto. Imaginación y creatividad forman
parte del menú diario. Desde la organización se muestran optimistas y
lanzan un mensaje esperanzador. «Aunque su competición es universitaria,
la FISU le quiere dar el prestigio que se merece. En España el deporte
universitario está a un nivel, pero en el resto de países el nivel es
muy potente. Es el caso de países como EE UU, Canadá o Japón, cuyos
deportistas están en fase preprofesional, a nivel de Copa del Mundo.
Muchos de ellos sitúan las pruebas universitarias en su calendario de
competición. Por eso, para nosotros es muy importante que todo se
desarrolle a un nivel más tendente a lo profesional que al aficionado»,
detalla el gerente de la Universiada 2015, Ignacio Pippo.
Más cifras. Casi 200 periodistas se han acreditado para cubrir las distintas pruebas en los nueve escenarios competitivos de hielo y nieve. Solo desde China, la delegación más numerosa con más de 200 participantes, llegarán 26 periodistas. La 'familia' FISU desplaza a otras 200 personas, cuyas pernoctaciones dejarán unos 300.000 euros. «Traer a Granada casi 3.000 personas en temporada baja es ya un éxito. Eso provocará, además, que la alta ocupación produzca un incremento de precios en el resto de hoteles, lo que puede generar un beneficio extra en un mes en el que la afluencia de turistas es menor», apuntan otras fuentes de la propia Universiada.
Uno de los dogmas que el comité organizador tiene apuntado en su hoja de ruta es que la ciudad obtenga el mayor beneficio posible y que el impacto económico redunde en las empresas locales. El hecho de ser un evento con implicación de las administraciones, la obligación legal de sacar a concurso público los contratos dificulta esa tarea. Sin embargo, son varias las empresas locales que han concurrido y que van a obtener un beneficio de la celebración de la Universiada. «Somos una asociación compuesta por cuatro administraciones (estatal, autonómica, local y universitaria) y eso significa que para cada presupuesto pedimos tres ofertas. Los concursos tienen sus límites y no podemos ir seleccionando lo que queremos, sino lo que está en el mercado. También es cierto que estamos intentando como premisa buscar empresas granadinas que nos den respuesta a nuestras necesidades. Unas veces las encontramos y otras, no. Un ejemplo es el tema del transporte y el acuerdo que vamos a cerrar con una de las gremiales del taxi para el traslado de la 'familia FISU'», explica Pippo.
La organización hizo un esfuerzo imaginativo y logró convencer a la FISU de que Granada era capaz de acoger los deportes de hielo pese a carecer de una experiencia previa y de instalaciones. Surgió la idea de levantar junto al estadio de fútbol el Iglú Granada 2015. Una vez instalado, lo que pareció una propuesta desesperada para evitar que fuese Antequera la sede de hielo, se ha transformado en un elemento de satisfacción que, además, puede convertir a Granada en pionera. La FISU, una vez en marcha el Iglú y puesto a prueba para los pasados campeonatos de España de patinaje, se plantea ahora incorporar la idea a sus proyectos futuros y llevar la Universiada blanca a ciudades donde la tradición de los deportes de hielo sea inexistente como aquí.
«En el mundo puede haber mil o dos mil pistas de hielo, pero también es verdad que hay países, como los del cono Sur, en los que no hay tanto hielo, como nos pasa en España. Países como Argentina, Brasil o Chile nos han pedido ya información a través del comité ejecutivo de la FISU. Nunca han optado a celebrar una Universiada de invierno y con esta espita se les ha abierto esa posibilidad», apunta Ignacio Pippo. Detrás de este desafío se encuentra una empresa italiana, Industrial Frigo, que se ha encargado de levantar el Iglú y de dotar de hielo al Palacio de Deportes, al pabellón Mulhacén y al de Fuentenueva.
Paradójicamente, el hielo, que peligró, puede convertirse en el gran legado. Además de que su presencia añade cerca de 600 participantes a la lista global del acontecimiento, desde el comité organizador y desde la Concejalía de Deportes hacen visible su gozo al comprobar estos días que la media de ocupación de la pista de patinaje del Iglú se acerca a mil personas diarias. También agrada que cerca de 8.000 niños se hayan apuntado a las clases de patinaje ofertadas por el Ayuntamiento. Entre la cúpula organizativa algunos echan la vista atrás y recuerdan la candidatura olímpica de 2010, que se presentó con experiencia 'cero' en hielo. Ahora miran al futuro y... Soñar es gratis.
25.000 pernoctaciones
Un estudio interno calcula que, solo en alojamientos y alimentación
de los deportistas, la ciudad va a recibir un impacto directo mínimo de
cuatro millones de euros. Únicamente la estancia de los componentes de
las distintas delegaciones generará 25.000 pernoctaciones, cifra que
supone que los hoteles que acogerán a los participantes y los técnicos
facturarán en torno a 1,5 millones de euros. Traducido a alimentación,
durante esos diez días se prestarán 75.000 comidas entre desayunos,
almuerzos y cenas para las delegaciones.Más cifras. Casi 200 periodistas se han acreditado para cubrir las distintas pruebas en los nueve escenarios competitivos de hielo y nieve. Solo desde China, la delegación más numerosa con más de 200 participantes, llegarán 26 periodistas. La 'familia' FISU desplaza a otras 200 personas, cuyas pernoctaciones dejarán unos 300.000 euros. «Traer a Granada casi 3.000 personas en temporada baja es ya un éxito. Eso provocará, además, que la alta ocupación produzca un incremento de precios en el resto de hoteles, lo que puede generar un beneficio extra en un mes en el que la afluencia de turistas es menor», apuntan otras fuentes de la propia Universiada.
Uno de los dogmas que el comité organizador tiene apuntado en su hoja de ruta es que la ciudad obtenga el mayor beneficio posible y que el impacto económico redunde en las empresas locales. El hecho de ser un evento con implicación de las administraciones, la obligación legal de sacar a concurso público los contratos dificulta esa tarea. Sin embargo, son varias las empresas locales que han concurrido y que van a obtener un beneficio de la celebración de la Universiada. «Somos una asociación compuesta por cuatro administraciones (estatal, autonómica, local y universitaria) y eso significa que para cada presupuesto pedimos tres ofertas. Los concursos tienen sus límites y no podemos ir seleccionando lo que queremos, sino lo que está en el mercado. También es cierto que estamos intentando como premisa buscar empresas granadinas que nos den respuesta a nuestras necesidades. Unas veces las encontramos y otras, no. Un ejemplo es el tema del transporte y el acuerdo que vamos a cerrar con una de las gremiales del taxi para el traslado de la 'familia FISU'», explica Pippo.
La primera experiencia
Una de las mayores dificultades que salvó la Universiada en los meses
anteriores fue la celebración de las competiciones sobre hielo. Con la
nieve no había problema. Sierra Nevada se ha preparado en las temporadas
previas para acoger su parte del acontecimiento deportivo y ya el año
pasado podía haber hecho acogido perfectamente todas las pruebas. Sin
esquí de fondo y biatlón, disciplinas que se marcharon a Eslovaquia,
perder las citas de hielo hubiese supuesto un varapalo para la
Universiada, que se hubiese convertido en un evento descafeinado a todas
luces.La organización hizo un esfuerzo imaginativo y logró convencer a la FISU de que Granada era capaz de acoger los deportes de hielo pese a carecer de una experiencia previa y de instalaciones. Surgió la idea de levantar junto al estadio de fútbol el Iglú Granada 2015. Una vez instalado, lo que pareció una propuesta desesperada para evitar que fuese Antequera la sede de hielo, se ha transformado en un elemento de satisfacción que, además, puede convertir a Granada en pionera. La FISU, una vez en marcha el Iglú y puesto a prueba para los pasados campeonatos de España de patinaje, se plantea ahora incorporar la idea a sus proyectos futuros y llevar la Universiada blanca a ciudades donde la tradición de los deportes de hielo sea inexistente como aquí.
«En el mundo puede haber mil o dos mil pistas de hielo, pero también es verdad que hay países, como los del cono Sur, en los que no hay tanto hielo, como nos pasa en España. Países como Argentina, Brasil o Chile nos han pedido ya información a través del comité ejecutivo de la FISU. Nunca han optado a celebrar una Universiada de invierno y con esta espita se les ha abierto esa posibilidad», apunta Ignacio Pippo. Detrás de este desafío se encuentra una empresa italiana, Industrial Frigo, que se ha encargado de levantar el Iglú y de dotar de hielo al Palacio de Deportes, al pabellón Mulhacén y al de Fuentenueva.
Paradójicamente, el hielo, que peligró, puede convertirse en el gran legado. Además de que su presencia añade cerca de 600 participantes a la lista global del acontecimiento, desde el comité organizador y desde la Concejalía de Deportes hacen visible su gozo al comprobar estos días que la media de ocupación de la pista de patinaje del Iglú se acerca a mil personas diarias. También agrada que cerca de 8.000 niños se hayan apuntado a las clases de patinaje ofertadas por el Ayuntamiento. Entre la cúpula organizativa algunos echan la vista atrás y recuerdan la candidatura olímpica de 2010, que se presentó con experiencia 'cero' en hielo. Ahora miran al futuro y... Soñar es gratis.
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