UN JOVEN SERBIO SE QUEMA A LO BONZO EN UNA IGLESIA DEL ALBAICIN
Los vecinos llamaron a Emergencias
escandalizados por el humo y el ruido de las campanas Por la tarde fue
trasladado al Hospital Virgen del Rocío de Sevilla en estado muy grave
Los vecinos que residen en el entorno de la Iglesia de San José
en el barrio del Albaicín se despertaron ayer totalmente sobresaltados. A
primera hora de la mañana escucharon las campanadas de esta iglesia
seguidas de varios gritos. Lo que no imaginaron es lo que estaba pasando
en el interior del campanario. Un joven de origen serbio de 34 años se
había quemado a lo bonzo. En medio de tal confusión y mientras veían
cómo salía humo del campanario los vecinos llamaron al servicio de
Emergencias del 112 que alertó a los servicios sanitarios, Policía
Local, Nacional y a Bomberos que acudieron al lugar donde, después de
forzar la puerta, sacaron al hombre herido con quemaduras en el 80% de
su cuerpo.
Rápidamente fue trasladado e ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital de Traumatología mientras que la Policía Nacional se quedó en la zona para recoger pruebas.
Según las primeras informaciones sobre este hombre pesa una orden de expulsión del país. Algunos vecinos de la zona creen que pudo meterse el miércoles en el campanario de la iglesia pues escucharon ruidos sin que vaticinaran el trágico suceso que ocurrido después. "Yo vivo ahí mismo y sentí las campanas muy temprano", explicó ayer Vicente, un vecino del barrio que reside justo enfrente del campanario.
Según relató este hombre, ante tal escándalo decidió salir a la ventana donde él y su mujer comprobaron que en el campanario de la iglesia había fuego y un hombre que gritaba a la vez que tocaban las campanas. "Estaba ardiendo y vimos que estaba vivo", dijo. Fueron los propios vecinos los que dieron la voz de alarma y llamaron a Emergencias aún sin explicarse lo sucedido. "No sabemos por dónde se metió. Para entrar al campanario hay que saltar una valla y hay una puerta cerrada con llave. Arriba suele haber muchas palomas. Las plumas arden mucho", apostilló.
Precisamente el difícil acceso al campanario fue uno de los temas más comentados ayer en el Albaicín. Éste y la posibilidad de que se tratara de un ataque terrorista. De hecho, las primeras informaciones que se expandieron por la capital hicieron a numerosos granadinos temer lo peor: se especuló sobre un presunto hombre que "se había inmolado en una iglesia".
Rumores que frenó minutos después el subdelegado de Gobierno en Granada, Santiago Pérez que desmintió que lo sucedido guardara cualquier tipo de relación con un atentado yihadista.
El párroco de la Iglesia de San José, Francisco Alaminos, también se llevó un enorme disgusto. Este hombre que reside en la casa parroquial situada al otro lado fue avisado a primera hora y se acercó rápidamente con las llaves de la verja y del campanario para abrir a los bomberos. "Yo estaba desayunando cuando me llamaron. Cuando he entregado la llave los bomberos ya habían entrado. El hombre había forzado la puerta", detalló.
Una vez allí presenció toda la escena. "Cuando lo bajaron el joven no quería decir su nombre. Tampoco que le pusieran nada para el dolor. Tenía un montón de quemaduras y daba vueltas", dijo. Para él, lo más extraño es que el joven accediese a ese espacio que el día anterior tenía la cerradura atrancada. "Hace un mes entramos para limpiar porque en el campanario entran muchas palomas. El miércoles le pedí a un compañero que subiera para poner unos colgantes para ahuyentarlas pero no pudo hacerlo. La llave no daba de sí", relató.
Tanto él, como el resto de los vecinos estuvieron tiempo después comentando lo sucedido a las puertas del patio del campanario. El entorno de la iglesia permaneció acordonado durante al menos tres horas. "Yo llevo doce años en esta iglesia y es una zona muy tranquila", remarcó el párroco que pese a los acontecimientos tenía previsto dar la misa como cada día a las 18:30.
Ya por la tarde, fuentes de la Delegación de Salud detallaron que el joven fue trasladado a la unidad de quemados del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Se encontraba muy grave con quemaduras de segundo y tercer grado en el 80% de su cuerpo, intubado y con ventilación mecánica.
Con este suceso, Granada vivió ayer su segunda alerta en la capital. El pasado lunes la aparición de una mochila "sospechosa" en la calle Recogidas disparó todas las alarmas. Los efectivos policiales recibieron el aviso de que había una maleta abandonada en el suelo al lado de un árbol. La calle fue cortada por la policía que llegó incluso a dar aviso a los TEDAX para la desactivación de explosivos. Sin embargo todo quedó en un susto. Un trabajador llamó a la policía para avisar de que era suya y que tan solo contenía herramientas.
Rápidamente fue trasladado e ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital de Traumatología mientras que la Policía Nacional se quedó en la zona para recoger pruebas.
Según las primeras informaciones sobre este hombre pesa una orden de expulsión del país. Algunos vecinos de la zona creen que pudo meterse el miércoles en el campanario de la iglesia pues escucharon ruidos sin que vaticinaran el trágico suceso que ocurrido después. "Yo vivo ahí mismo y sentí las campanas muy temprano", explicó ayer Vicente, un vecino del barrio que reside justo enfrente del campanario.
Según relató este hombre, ante tal escándalo decidió salir a la ventana donde él y su mujer comprobaron que en el campanario de la iglesia había fuego y un hombre que gritaba a la vez que tocaban las campanas. "Estaba ardiendo y vimos que estaba vivo", dijo. Fueron los propios vecinos los que dieron la voz de alarma y llamaron a Emergencias aún sin explicarse lo sucedido. "No sabemos por dónde se metió. Para entrar al campanario hay que saltar una valla y hay una puerta cerrada con llave. Arriba suele haber muchas palomas. Las plumas arden mucho", apostilló.
Precisamente el difícil acceso al campanario fue uno de los temas más comentados ayer en el Albaicín. Éste y la posibilidad de que se tratara de un ataque terrorista. De hecho, las primeras informaciones que se expandieron por la capital hicieron a numerosos granadinos temer lo peor: se especuló sobre un presunto hombre que "se había inmolado en una iglesia".
Rumores que frenó minutos después el subdelegado de Gobierno en Granada, Santiago Pérez que desmintió que lo sucedido guardara cualquier tipo de relación con un atentado yihadista.
El párroco de la Iglesia de San José, Francisco Alaminos, también se llevó un enorme disgusto. Este hombre que reside en la casa parroquial situada al otro lado fue avisado a primera hora y se acercó rápidamente con las llaves de la verja y del campanario para abrir a los bomberos. "Yo estaba desayunando cuando me llamaron. Cuando he entregado la llave los bomberos ya habían entrado. El hombre había forzado la puerta", detalló.
Una vez allí presenció toda la escena. "Cuando lo bajaron el joven no quería decir su nombre. Tampoco que le pusieran nada para el dolor. Tenía un montón de quemaduras y daba vueltas", dijo. Para él, lo más extraño es que el joven accediese a ese espacio que el día anterior tenía la cerradura atrancada. "Hace un mes entramos para limpiar porque en el campanario entran muchas palomas. El miércoles le pedí a un compañero que subiera para poner unos colgantes para ahuyentarlas pero no pudo hacerlo. La llave no daba de sí", relató.
Tanto él, como el resto de los vecinos estuvieron tiempo después comentando lo sucedido a las puertas del patio del campanario. El entorno de la iglesia permaneció acordonado durante al menos tres horas. "Yo llevo doce años en esta iglesia y es una zona muy tranquila", remarcó el párroco que pese a los acontecimientos tenía previsto dar la misa como cada día a las 18:30.
Ya por la tarde, fuentes de la Delegación de Salud detallaron que el joven fue trasladado a la unidad de quemados del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Se encontraba muy grave con quemaduras de segundo y tercer grado en el 80% de su cuerpo, intubado y con ventilación mecánica.
Con este suceso, Granada vivió ayer su segunda alerta en la capital. El pasado lunes la aparición de una mochila "sospechosa" en la calle Recogidas disparó todas las alarmas. Los efectivos policiales recibieron el aviso de que había una maleta abandonada en el suelo al lado de un árbol. La calle fue cortada por la policía que llegó incluso a dar aviso a los TEDAX para la desactivación de explosivos. Sin embargo todo quedó en un susto. Un trabajador llamó a la policía para avisar de que era suya y que tan solo contenía herramientas.
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