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Renfe cumple lo prometido y el viaje mixto bus-tren desde Madrid llega a recortar 45 minutos lo que tardaba el Altaria
El anuncio sonó extraño, casi inconcebible. En un comunicado en el
que daba a conocer el corte de la vía ferroviaria Bobadilla-Granada para
iniciar las obras que permitirán, en un futuro próximo, el paso de
circulaciones de trenes de alta velocidad, Renfe aseguró que la solución
aplicada a partir del pasado 7 de abril, un viaje mixto en bus hasta
Antequera y el resto en AVE, iba a emplear menos tiempo en completar el
recorrido entre Granada y Madrid del que necesitaba el tren Altaria que
dejó de funcionar el pasado martes. La compañía vaticinaba que serían 35
minutos menos.
IDEAL hizo la prueba el pasado miércoles hasta la mitad del recorrido. Córdoba fue el destino. Sí, Renfe tiene razón. Se tarda menos. Y eso que en la estación de Antequera-Santa Ana hay que esperar entre veinte minutos y media hora la llegada del AVE desde Málaga. Pero es que, a la vuelta, el tiempo empleado fue menor aún porque el primer grupo de viajeros no tuvo que aguardar más que cinco minutos para montarse en el autobús con destino Granada. En total, el trayecto de ida se alargó por espacio de dos horas y quince minutos, incluida la parada de veinte minutos en Antequera, donde los pasajeros tuvieron tiempo incluso para tomar un café o un refrigerio. Ala vuelta, Renfe y una de las compañías que le prestan el servicio por carretera redujeron el viaje en casi veinte minutos. En una hora y 57 minutos los usuarios estaban en la estación de tren de la avenida de Andaluces. En poco más de cuatro horas de viaje, IDEAL fue a Córdoba y regresó.
Son las 9.30 horas y 27 personas se preparan para viajar con Renfe en la línea Granada-Madrid. Un autobús de la compañía Alsa aguarda con el motor ya en marcha en la puerta de la estación granadina de trenes. El viajero debe acceder al interior, pasar el preceptivo control de equipajes por el escáner y mostrar su billete antes de volver a salir a la calle y subir al autobús.
El vehículo que Alsa ha dispuesto para Renfe es el de gama alta de la compañía, un modelo Supra, el mismo que emplea para trayectos ‘premium’ de largo recorrido la empresa de transportes. Es un ‘mini AVE’ con ruedas, con solo tres filas de asientos (dos a un lado, una al otro, con más distancia entre ellos y con pantalla de TV en el cabezal de cada respaldo.
Parece que Renfe ha decidido que sus primeros clientes en el nuevo sistema mixto carretera-ferrocarril viajen lo más cómodo posible y sientan desde el primer momento que ya viajan en tren. Solo falta el vagón-cafetería. La puntualidad es una máxima en la empresa y el trayecto arranca a las 9.40, la hora fijada. A las 10.13 horas el bus a la altura de Loja. El tren empleaba unos veinte minutos más en llegar hasta aquí. Renfe ya ha recortado gracias a Alsa.
Treinta y cinco minutos después los 27 viajeros están ya en la estación de Santa Ana. Son las 10.50 y aún restan 40 minutos para que el tren aparezca procedente de Málaga. Varios de los pasajeros deciden entrar a la cafetería. Otros se dirigen directamente a las escaleras mecánicas que dan acceso a los andenes. Los fumadores aprovechan para dar unas caladas. La estación antequerana es pequeña pero moderna y acogedora. No se diferencia mucho de las estaciones de trenes de cercanías de las ciudades pequeñas.
La espera se hace breve. El AVE aparece en las vías. El futuro que Granada espera como agua de mayo para finales de este año, según el último anuncio del Ministerio de Fomento, se detiene con toda su majestuosidad en el andén. Es un modelo 103 de Siemens, de fabricación alemana. El lujo del Supra se queda pequeño al lado del rey de todos los trenes españoles.
Con su habitual suavidad el AVE reanuda su viaje y enseguida empieza a dejar notar su alta velocidad a través de las ventanas. La clase turista va llena, al menos hasta la mitad del sexto vagón. El séptimo es la cafetería. Casi lo que se tarda en desayunar, el tren llega a Córdoba. En media hora, la capital del califato está a los pies del viajero. Por delante restan cuatro horas y veinte minutos para el trayecto de vuelta, tiempo suficiente para que un granadino hago turismo por el centro de la ciudad, vea la mezquita, reponga fuerzas y regrese a casa.
La pronta salida recorta el trayecto en quince minutos más. El bus aparece en la avenida de Andalucía de Granada a las 18.00 horas, aunque para llegar a la estación debe dar un rodeo porque los vehículos de este tamaño no pueden doblar la esquina de Constitución con Andaluces por culpa de la valla que disuade a los coches de aparcar en la acera, explica el conductor. No hay espacio suficiente. En la rotonda de Cruz del Sur se desvía Pintos Francisco Padilla. La solución que buscan todos los conductores, explica el chófer, es dar un rodeo para descender a la estación de autobuses por la calle Doctor Olóriz. Es lo que hace. Toma la calle Luis Amador y la avenida Luis Miranda Dávalos para continuar por la avenida Juan Pablo II y la avenida Madrid hasta desembocar a la calle de la plaza de Toros. Esta ampliación del trayecto impide a Renfe ganar hasta diez minutos más en su horario previsto y llegar a su destino con casi veinte minutos de adelanto, es decir, unos cincuenta minutos menos que su antiguo tren Altaria para un viajero que haya partido de Madrid a las 14.35 horas.
Begoña es una de esas personas. Es una mujer de alrededor de sesenta años. Es valenciana y desde su ciudad natal ha partido esta mañana para llegar hasta Granada. Salió de Valencia a las 11.10 horas, llegó a Madrid a las 12.48 horas y las 18.15 horas estaba en Granada. Cinco horas y cinco minutos, más rápido que en coche, después de tomar dos trenes, esperar hora y media en Atocha, cinco minutos en Antequera y coger el bus hasta Granada. «Es la primera vez que venga de esta manera. Lo ideal es que el tren llegase hasta Granada, pero me parece un buen servicio. He viajado muy bien. Desde Renfe me han informado muy bien todo momento.La idea inicial que tenía era ir a Málaga en AVE y luego coger un autobús, pero cuando me información de esto, decidí hacerlo así», detalla la mujer al periodista.
Carlos, joven treintañero, viene también de Madrid. El trayecto se le ha hecho corto. «Llegas antes y el autobús es bastante cómodo. El único fallo que veo es que, al comprar el billete, no te especifican si el autobús llega a la estación de autobuses o a la de tren. Yo pensaba que iba a la de autobuses. Eso es un problema si has quedado con alguien para que te recojan», señala. La solución que ha buscado Renfe supera la prueba con buena nota. Logra reducir de 35 a 45 minutos el tiempo en ir a Madrid o venir desde la capital española. Es el autobús que lleva al AVE, el autobús hacia el futuro que espera Granada.
IDEAL hizo la prueba el pasado miércoles hasta la mitad del recorrido. Córdoba fue el destino. Sí, Renfe tiene razón. Se tarda menos. Y eso que en la estación de Antequera-Santa Ana hay que esperar entre veinte minutos y media hora la llegada del AVE desde Málaga. Pero es que, a la vuelta, el tiempo empleado fue menor aún porque el primer grupo de viajeros no tuvo que aguardar más que cinco minutos para montarse en el autobús con destino Granada. En total, el trayecto de ida se alargó por espacio de dos horas y quince minutos, incluida la parada de veinte minutos en Antequera, donde los pasajeros tuvieron tiempo incluso para tomar un café o un refrigerio. Ala vuelta, Renfe y una de las compañías que le prestan el servicio por carretera redujeron el viaje en casi veinte minutos. En una hora y 57 minutos los usuarios estaban en la estación de tren de la avenida de Andaluces. En poco más de cuatro horas de viaje, IDEAL fue a Córdoba y regresó.
Son las 9.30 horas y 27 personas se preparan para viajar con Renfe en la línea Granada-Madrid. Un autobús de la compañía Alsa aguarda con el motor ya en marcha en la puerta de la estación granadina de trenes. El viajero debe acceder al interior, pasar el preceptivo control de equipajes por el escáner y mostrar su billete antes de volver a salir a la calle y subir al autobús.
Supra, un ‘mini AVE’
Personal de Renfe –hasta cuatro empleados se distinguen– atiende a
los pasajeros. Una mujer entrega un folleto informativo y señala cuál es
el autobús. No hace falta, porque es el único aparcado en la puerta,
pero una cinta verde hace el pasillo para que los usuarios no se
‘pierdan’. El folleto explica con todo lujo de detalles el por qué de
este cambio en la línea, además de incluir un minucioso cuadro con todos
los horarios y paradas de ida y vuelta del bus+tren, como es habitual. El vehículo que Alsa ha dispuesto para Renfe es el de gama alta de la compañía, un modelo Supra, el mismo que emplea para trayectos ‘premium’ de largo recorrido la empresa de transportes. Es un ‘mini AVE’ con ruedas, con solo tres filas de asientos (dos a un lado, una al otro, con más distancia entre ellos y con pantalla de TV en el cabezal de cada respaldo.
Parece que Renfe ha decidido que sus primeros clientes en el nuevo sistema mixto carretera-ferrocarril viajen lo más cómodo posible y sientan desde el primer momento que ya viajan en tren. Solo falta el vagón-cafetería. La puntualidad es una máxima en la empresa y el trayecto arranca a las 9.40, la hora fijada. A las 10.13 horas el bus a la altura de Loja. El tren empleaba unos veinte minutos más en llegar hasta aquí. Renfe ya ha recortado gracias a Alsa.
Treinta y cinco minutos después los 27 viajeros están ya en la estación de Santa Ana. Son las 10.50 y aún restan 40 minutos para que el tren aparezca procedente de Málaga. Varios de los pasajeros deciden entrar a la cafetería. Otros se dirigen directamente a las escaleras mecánicas que dan acceso a los andenes. Los fumadores aprovechan para dar unas caladas. La estación antequerana es pequeña pero moderna y acogedora. No se diferencia mucho de las estaciones de trenes de cercanías de las ciudades pequeñas.
La espera se hace breve. El AVE aparece en las vías. El futuro que Granada espera como agua de mayo para finales de este año, según el último anuncio del Ministerio de Fomento, se detiene con toda su majestuosidad en el andén. Es un modelo 103 de Siemens, de fabricación alemana. El lujo del Supra se queda pequeño al lado del rey de todos los trenes españoles.
Con su habitual suavidad el AVE reanuda su viaje y enseguida empieza a dejar notar su alta velocidad a través de las ventanas. La clase turista va llena, al menos hasta la mitad del sexto vagón. El séptimo es la cafetería. Casi lo que se tarda en desayunar, el tren llega a Córdoba. En media hora, la capital del califato está a los pies del viajero. Por delante restan cuatro horas y veinte minutos para el trayecto de vuelta, tiempo suficiente para que un granadino hago turismo por el centro de la ciudad, vea la mezquita, reponga fuerzas y regrese a casa.
Más corto a la vuelta
A las 16.19 está programada la vuelta. En su folleto Renfe ‘promete’
llegar en 126 minutos: 32 minutos en AVE, 19 minutos de espera en
Antequera y 75 minutos hasta la estación de tren de Granada. Esta vez no
hay Supra de Alsa. Dos autobuses de la empresa Welcomebeds.com. Son más
convencionales pero casi igual de modernos y cómodos. La espera de casi
veinte minutos se reduce a poco más de cinco. Un empleado de Renfe
invita a los primeros quince viajeros a tomar el primer autobús. «¿Usted
quiere salir ya?», pregunta. «Cuanto antes salgamos, antes llegamos»,
recibe como respuesta. La pronta salida recorta el trayecto en quince minutos más. El bus aparece en la avenida de Andalucía de Granada a las 18.00 horas, aunque para llegar a la estación debe dar un rodeo porque los vehículos de este tamaño no pueden doblar la esquina de Constitución con Andaluces por culpa de la valla que disuade a los coches de aparcar en la acera, explica el conductor. No hay espacio suficiente. En la rotonda de Cruz del Sur se desvía Pintos Francisco Padilla. La solución que buscan todos los conductores, explica el chófer, es dar un rodeo para descender a la estación de autobuses por la calle Doctor Olóriz. Es lo que hace. Toma la calle Luis Amador y la avenida Luis Miranda Dávalos para continuar por la avenida Juan Pablo II y la avenida Madrid hasta desembocar a la calle de la plaza de Toros. Esta ampliación del trayecto impide a Renfe ganar hasta diez minutos más en su horario previsto y llegar a su destino con casi veinte minutos de adelanto, es decir, unos cincuenta minutos menos que su antiguo tren Altaria para un viajero que haya partido de Madrid a las 14.35 horas.
Begoña es una de esas personas. Es una mujer de alrededor de sesenta años. Es valenciana y desde su ciudad natal ha partido esta mañana para llegar hasta Granada. Salió de Valencia a las 11.10 horas, llegó a Madrid a las 12.48 horas y las 18.15 horas estaba en Granada. Cinco horas y cinco minutos, más rápido que en coche, después de tomar dos trenes, esperar hora y media en Atocha, cinco minutos en Antequera y coger el bus hasta Granada. «Es la primera vez que venga de esta manera. Lo ideal es que el tren llegase hasta Granada, pero me parece un buen servicio. He viajado muy bien. Desde Renfe me han informado muy bien todo momento.La idea inicial que tenía era ir a Málaga en AVE y luego coger un autobús, pero cuando me información de esto, decidí hacerlo así», detalla la mujer al periodista.
Carlos, joven treintañero, viene también de Madrid. El trayecto se le ha hecho corto. «Llegas antes y el autobús es bastante cómodo. El único fallo que veo es que, al comprar el billete, no te especifican si el autobús llega a la estación de autobuses o a la de tren. Yo pensaba que iba a la de autobuses. Eso es un problema si has quedado con alguien para que te recojan», señala. La solución que ha buscado Renfe supera la prueba con buena nota. Logra reducir de 35 a 45 minutos el tiempo en ir a Madrid o venir desde la capital española. Es el autobús que lleva al AVE, el autobús hacia el futuro que espera Granada.
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