LA COSTA UTILIZARA PLAGAS CONTROLADAS PARA ACABAR CON EL PICUDO ROJO EN EL LITORAL IDEAL.ES
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La agricultura integrada exporta este remedio benigno para erradicar al insecto causante de la muerte de miles de ejemplares
Han pasado ya casi veinticinco años desde que el 'rhinchophorus
ferrugineus', el temido Picudo Rojo, llegase a la Costa Tropical larvado
en el interior de alguna de las muchas palmeras importadas desde Egipto
con destino a Almuñécar. Desde entonces, el problema trae en jaque a
los ayuntamientos del litoral que en los primeros años tuvieron el apoyo
de la Junta de Andalucía y que, desde hace años, están afrontando el
desastre con medios y personal propios.
Sin embargo, a la infantería de expertos, técnicos municipales y trabajadores especializados de los consistorios del litoral, se va a sumar una legión de pequeños y casi invisibles luchadores: otra plaga, pero en este caso benigna, que intentará luchar con éxito frente al insecto. Así, las extraordinarias aplicaciones que, en toda la Costa Tropical, ha tenido la lucha integrada en los cultivos de invernadero (empleo de bichos no dañinos con la planta para acabar con los perjudiciales), se va a extrapolar a la envergadura del palmeral de la zona.
«Se ha experimentado muy positivamente y en los últimos años están apareciendo soluciones biológicas viables y efectivas», indicó José Miguel Fernández Tapias, empresario del sector que calificó la situación de «muy grave porque la plaga aún es muy agresiva, pero afortunadamente tenemos herramientas para frenar su expansión». «Es un drama que un tipo de palmera, que constituye todo un valor patrimonial, desaparezca», aseveró.
Fernández, sin embargo, cree que la solución pasa por el fomento de medidas culturales junto a las acciones y tratamientos que se están empleando. «Haciendo un uso racional de las herramientas que tenemos podemos llegar a controlarlo», dijo el experto, asistente junto a investigadores, técnicos, representantes municipales y jardineros de la Costa a una reunión en Almuñécar organizado por el propio Consistorio sobre este asunto.
Se trata de un problema de difícil solución. «La presión de la plaga puede hacer que otro tipo de palmeras se convierta en huésped del picudo», señaló Gervasio Tapia Pérez, especialista en el control del bicho. Además, indicó que las malas actuaciones y el desconocimiento han beneficiado a la propagación del animal: «En pleno 'boom' inmobiliario se crearon zonas verdes en las urbanizaciones a base de palmeras sin controles». Esto, unido a la falta de prevención tanto de los propietarios de inmuebles ni a la hora de erradicarlos, no ayudó a eliminarlos.
En Almuñécar se han conseguido rescatar decenas de palmeras. Un panorama que contrasta frente al desastre ecológico en la zona de Carchuna-Calahonda, cuyo palmeral ha sido muy afectado. Los expertos relataron que ese ha sido un ejemplo de cómo no se ha actuado desde la Administración estatal, puesto que su ubicación, en paralelo a la N-340, pertenece a Fomento.
El edil de Medio Ambiente sexitano, Luis Aragón, avisó de la gravedad de la situación, «aunque es cierto que se está luchando con todos los medios a nuestro alcance para detener y evitar su propagación a otras palmeras». El municipio almuñequero tiene unos 8.000 ejemplares de todas las variedades, con abundante presencia de la 'washingtonia filifera', una palmera muy común por toda la localidad.
Desde todos los frentes se insiste en que la conjunción entre las instituciones públicas y los particulares es determinante, ya que es precisamente el desarrollo de la plaga en los espacios privados lo que ha provocado más daños al conjunto de los palmerales costeros. «El particular necesita del apoyo oficial», indicó Fernández.
Con estas medidas se evitaría que los recintos privados se conviertan en un foco de infección. La Costa, ahora, le planta cara al picudo.
Sin embargo, a la infantería de expertos, técnicos municipales y trabajadores especializados de los consistorios del litoral, se va a sumar una legión de pequeños y casi invisibles luchadores: otra plaga, pero en este caso benigna, que intentará luchar con éxito frente al insecto. Así, las extraordinarias aplicaciones que, en toda la Costa Tropical, ha tenido la lucha integrada en los cultivos de invernadero (empleo de bichos no dañinos con la planta para acabar con los perjudiciales), se va a extrapolar a la envergadura del palmeral de la zona.
«Se ha experimentado muy positivamente y en los últimos años están apareciendo soluciones biológicas viables y efectivas», indicó José Miguel Fernández Tapias, empresario del sector que calificó la situación de «muy grave porque la plaga aún es muy agresiva, pero afortunadamente tenemos herramientas para frenar su expansión». «Es un drama que un tipo de palmera, que constituye todo un valor patrimonial, desaparezca», aseveró.
Fernández, sin embargo, cree que la solución pasa por el fomento de medidas culturales junto a las acciones y tratamientos que se están empleando. «Haciendo un uso racional de las herramientas que tenemos podemos llegar a controlarlo», dijo el experto, asistente junto a investigadores, técnicos, representantes municipales y jardineros de la Costa a una reunión en Almuñécar organizado por el propio Consistorio sobre este asunto.
Se trata de un problema de difícil solución. «La presión de la plaga puede hacer que otro tipo de palmeras se convierta en huésped del picudo», señaló Gervasio Tapia Pérez, especialista en el control del bicho. Además, indicó que las malas actuaciones y el desconocimiento han beneficiado a la propagación del animal: «En pleno 'boom' inmobiliario se crearon zonas verdes en las urbanizaciones a base de palmeras sin controles». Esto, unido a la falta de prevención tanto de los propietarios de inmuebles ni a la hora de erradicarlos, no ayudó a eliminarlos.
21.000 palmeras
Los datos son reveladores: en la primera oleada de la invasión del
picudo, 21.000 palmeras sucumbieron en pocos años en todo el sur
peninsular. En Motril, donde esta variedad se aclimató hace decenios, ha
desaparecido el 70% de la población de esta especie, más de 800
ejemplares, según afirmaron técnicos municipales.En Almuñécar se han conseguido rescatar decenas de palmeras. Un panorama que contrasta frente al desastre ecológico en la zona de Carchuna-Calahonda, cuyo palmeral ha sido muy afectado. Los expertos relataron que ese ha sido un ejemplo de cómo no se ha actuado desde la Administración estatal, puesto que su ubicación, en paralelo a la N-340, pertenece a Fomento.
El edil de Medio Ambiente sexitano, Luis Aragón, avisó de la gravedad de la situación, «aunque es cierto que se está luchando con todos los medios a nuestro alcance para detener y evitar su propagación a otras palmeras». El municipio almuñequero tiene unos 8.000 ejemplares de todas las variedades, con abundante presencia de la 'washingtonia filifera', una palmera muy común por toda la localidad.
Desde todos los frentes se insiste en que la conjunción entre las instituciones públicas y los particulares es determinante, ya que es precisamente el desarrollo de la plaga en los espacios privados lo que ha provocado más daños al conjunto de los palmerales costeros. «El particular necesita del apoyo oficial», indicó Fernández.
Con estas medidas se evitaría que los recintos privados se conviertan en un foco de infección. La Costa, ahora, le planta cara al picudo.
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