UN HOSPITAL "DE LUJO" DE "ACCESOS" IMPOSIBLES GRANADA HOY
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Dos usuarias entraban ayer por la puerta de consultas externas. /
Alfredo Aguilar
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«Esto del PTS está muy mal organizado y la Rober no llega aquí», asegura uno de los pacientes
El paciente Fermín Manzano, de 82 años, y su mujer, de 78, llegaron
ayer al Parque Tecnológico de la Salud hora y media antes de su cita
hospitalaria, que era a la una de la tarde, en Reumatología. A eso de
las 11.30 horas andaban perdidos alrededor del recinto, al que habían
accedido en taxi, con la intención de meterse en el Instituto de
Medicina Legal -confundiéndolo con el hospital- en busca de su médico
especialista. «Vivimos en el Zaidín y antes íbamos al Clínico en el
autobús U3, pero aquí no hay manera de llegar. No sé cómo nos vamos a ir
cuando acabemos porque no hay parada de taxi y la de autobús está muy
lejos para nosotros. Es un problema», apostillaba el matrimonio.Amparo Sánchez esperaba pacientemente su turno de Neurocirugía en la segunda planta de consultas externas, un espacio nuevo y luminoso donde la comidilla era lo mal comunicado que está el hospital. «Yo vivo en Carretera de la Sierra y me ha traído mi marido en coche. Antes iba al Clínico en el autobús SN1, que me dejaba en el puerta, pero esto del PTS está muy mal organizado y la Rober no llega aquí. Tengo ilusión y estoy contenta porque el hospital está muy bien, pero lo del transporte es un lío y para las personas mayores es totalmente imposible», narraba la usuaria.
Según anunció ayer el gerente del hospital, Manuel Bayona, el siguiente desembarco importante de pacientes se hará esperar hasta, como mínimo, pasado el verano, ya que hasta junio no se sabrá qué empresa se hace cargo de poner en marcha las siguientes plantas de consultas externas (de la segunda a la séptima), y las inmensas áreas de hospitalización y de urgencias, que permanecen cerradas. Solo diálisis, una unidad independiente de ese concurso público-privado pendiente de resolver, podría abrir antes del verano, pero está por ver, según Bayona.
Rosario María Muñoz, paciente de Reumatología, llegó de Ogíjares en autobús hasta prácticamente la puerta del hospital y estaba contenta con el cambio, ya que antes debía desplazarse desde el pueblo hasta el centro «para acudir al médico de huesos». Ella, limpiadora del hospital de Traumatología, estaba encantada con ser uno de los pacientes privilegiados con el estreno del edificio. «Hemos llegado perdidas, me ha traído mi hija en coche, pero por lo demás el hospital está de lujo. Muy bien».
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