El envejecimiento de la población supone el
aumento de estas enfermedades. Adecuar de modo sostenible la demanda y
los servicios es el reto actual de los sistemas sanitarios.
El envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza
de vida, que provocan un crecimiento de la demanda de servicios; el
incremento de las enfermedades crónicas y su asociación a una mayor
presión sobre el Sistema y del gasto sanitario; la limitación de
recursos financieros y la necesidad de atender a la incorporación de la
innovación, son algunos de los principales retos de un sistema sanitario
que requiere de cambios profundos.
Así se señala en el Informe Soluciones para la Gestión de la Cronicidad, un documento realizado por la Sociedad Española de Directivos de la Salud, con la participación de Alcer (Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón), la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería y la Sociedad Española de Nefrología, y con la colaboración de Fresenius Medical Care, en el que se plantean algunas medidas eficientes para mejorar el abordaje de la cronicidad, aportando calidad asistencial y sostenibilidad. "La gestión de la cronicidad es el mayor reto al que se enfrenta el Sistema Nacional de Salud, afirma Joaquín Estévez, presidente de Sedisa y uno de los coordinadores del Informe.
La mitad de la población - casi 20 millones de personas- padece al menos una enfermedad crónica y el 80% del gasto sanitario en España está dedicado a estos pacientes. Además, los pacientes crónicos han cambiado su forma de interactuar con la sanidad y demandan más recursos y mejor calidad en la atención". Los expertos participantes en el Informe aseguran que la reforma de la atención a la cronicidad es posible y debe basarse en una prestación sanitaria enfocada en la mejora de los resultados de salud de los pacientes y en un uso eficiente de los recursos disponibles. "Abordar la cronicidad exige hablar de rediseño sanitario, participación, intercambio, interoperabilidad y gestión clínica, para lo que será preciso realizar una transición demográfica, epidemiológica, terapéutica y asistencial". Una reforma que, según los expertos, debe llevarse a cabo de forma coordinada y conjunta por parte de todos los agentes implicados en el marco asistencial: gestores, enfermeros, profesionales, pacientes y administración.
El texto propone, crear una agencia nacional que evalúe de forma sistemática, transparente y sin intereses partidistas cuáles son los resultados del presupuesto invertido en los servicios sanitarios en términos de salud, calidad, cobertura de los ciudadanos y eficiencia; la desinversión ineficiente para poder dirigir recursos a lo eficiente, y el trabajo en red entre centros y clínicos son algunas de las propuestas que Sedisa plantea en el Informe para afrontar el cambio que considera que el modelo asistencial necesita de manera urgente. Según el informe los, directivos sanitarios deben ser facilitadores en la gestión de la cronicidad atrayendo soluciones de financiación y apoyando nuevos modelos de gestión basados en la transparencia de resultados clínicos y de costes. Los profesionales sanitarios deben mostrar los resultados de la actuación y aceptar la evaluación y seguimiento para identificar áreas de mejora. Además, juegan un papel esencial en las fases precoces para controlar el avance de la enfermedad.
Por su parte, las administraciones central y autonómica deben modular las inequidades e ineficiencias. El paciente debe implicarse de manera decidida y activa en la gestión de su salud.
Así se señala en el Informe Soluciones para la Gestión de la Cronicidad, un documento realizado por la Sociedad Española de Directivos de la Salud, con la participación de Alcer (Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón), la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería y la Sociedad Española de Nefrología, y con la colaboración de Fresenius Medical Care, en el que se plantean algunas medidas eficientes para mejorar el abordaje de la cronicidad, aportando calidad asistencial y sostenibilidad. "La gestión de la cronicidad es el mayor reto al que se enfrenta el Sistema Nacional de Salud, afirma Joaquín Estévez, presidente de Sedisa y uno de los coordinadores del Informe.
La mitad de la población - casi 20 millones de personas- padece al menos una enfermedad crónica y el 80% del gasto sanitario en España está dedicado a estos pacientes. Además, los pacientes crónicos han cambiado su forma de interactuar con la sanidad y demandan más recursos y mejor calidad en la atención". Los expertos participantes en el Informe aseguran que la reforma de la atención a la cronicidad es posible y debe basarse en una prestación sanitaria enfocada en la mejora de los resultados de salud de los pacientes y en un uso eficiente de los recursos disponibles. "Abordar la cronicidad exige hablar de rediseño sanitario, participación, intercambio, interoperabilidad y gestión clínica, para lo que será preciso realizar una transición demográfica, epidemiológica, terapéutica y asistencial". Una reforma que, según los expertos, debe llevarse a cabo de forma coordinada y conjunta por parte de todos los agentes implicados en el marco asistencial: gestores, enfermeros, profesionales, pacientes y administración.
El texto propone, crear una agencia nacional que evalúe de forma sistemática, transparente y sin intereses partidistas cuáles son los resultados del presupuesto invertido en los servicios sanitarios en términos de salud, calidad, cobertura de los ciudadanos y eficiencia; la desinversión ineficiente para poder dirigir recursos a lo eficiente, y el trabajo en red entre centros y clínicos son algunas de las propuestas que Sedisa plantea en el Informe para afrontar el cambio que considera que el modelo asistencial necesita de manera urgente. Según el informe los, directivos sanitarios deben ser facilitadores en la gestión de la cronicidad atrayendo soluciones de financiación y apoyando nuevos modelos de gestión basados en la transparencia de resultados clínicos y de costes. Los profesionales sanitarios deben mostrar los resultados de la actuación y aceptar la evaluación y seguimiento para identificar áreas de mejora. Además, juegan un papel esencial en las fases precoces para controlar el avance de la enfermedad.
Por su parte, las administraciones central y autonómica deben modular las inequidades e ineficiencias. El paciente debe implicarse de manera decidida y activa en la gestión de su salud.
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