LOS MÉDICOS DE LA CÁRCEL DE ALBOLOTE ACUSAN A LA DIRECCIÓN DE MALTRATOS A ELLOS Y A SUS PACIENTES IDEAL.ES
Los médicos de la cárcel de Albolote acusan a la dirección de maltratos a ellos y a sus pacientes
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Veinticinco sanitarios acuden a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias para que no se vulneren sus derechos ni la privacidad y dignidad de los presos
Veinticinco trabajadores sanitarios, entre médicos y enfermeros, de
la cárcel de Albolote han denunciado ante distintas instancias -entre
ellas la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, queja que
provocó una reciente inspección- faltas de respeto reiteradas por parte
de la subdirección médica del centro contra la plantilla sanitaria y
contra algunos de los presos de una cárcel en la que cumplen condena
1.478 internos, de los que el 20% padece hepatitis C.
Las tensiones -según ha constatado IDEAL mediante documentos internos- vienen de largo, pero se acentuaron después de que la plantilla de sanitarios insistiera ante la dirección del centro en que los reclusos con hepatitis C debían tener acceso a los medicamentos de última generación -que curan al 80% de afectados, aunque son muy caros- en igualdad de condiciones que el resto de pacientes de la sanidad pública. Esa fue la llama que incendió el largo historial de tensiones entre los médicos y sus máximos responsables, entre ellos la dirección del centro.
Finalmente, ante la insistencia de los doctores, Albolote fue la segunda prisión andaluza -tras Jaén- donde el pasado mes de abril se empezó a administrar los caros fármacos contra la hepatitis C. Juan Manuel, un hombre de 43 años ya en libertad, fue el primer recluso granadino que se curó del virus, después de empezar y completar el tratamiento de tres meses dentro de la prisión granadina. Hoy anda 'limpio' de enfermedad, tratando de encontrar trabajo y sacándose el carnet de conducir en el Rincón de la Victoria (Málaga).
En pie de guerra
El logro de sanar a Juan Manuel y a otros «seis enfermos de hepatitis C» no ha calmado los ánimos del personal sanitario, que sigue en pie de guerra. Según la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (Csif), los trabajadores han interpuesto varias denuncias por la situación de «desprecio y poca consideración» que se les tiene por parte de la subdirectora médica. El colectivo también critica el empeoramiento de la atención que recibe la población reclusa. Según documentos internos de la prisión a los que ha tenido acceso IDEAL, los médicos se quejan de que se vulnera el principio de confidencialidad de información sanitaria, ya que documentos con diagnósticos, tratamientos y problemas personales han llegado a estar a la vista de individuos ajenos a los procesos médicos.
En concreto, critican que la subdirección médica retiró el fax de la enfermería que recibía las informaciones clínicas de los pacientes desde los centros de salud y hospitales, de manera que todo tiene que pasar ahora por el fax de dirección, vulnerando los principios de confidencialidad. «Hemos puesto una denuncia ante la Agencia de Protección de Datos», espeta un doctor de Albolote.
«Hace tiempo recibimos órdenes de que los internos ingresados en la Enfermería, que en su mayoría son psiquiátricos, si no tenían sus ropas y demás enseres ordenados y limpios, deberían ser despojados de ellos durante una semana, quedándose con lo puesto y pudiendo sólo solicitar una muda diaria a los ordenanzas. Eso es una barbaridad, porque son pacientes psiquiátricos a los que se les pretendía tener con la ropa rota o sucia todo el día», explica a este periódico F., uno de los sanitarios del centro penitenciario. Csif denunció que esa práctica pondría al límite tanto al enfermo como a los que trabajan en la clínica, «pues la situación es desagradable y tensa».
«Vejaciones laborales»
IDEAL se ha puesto en contacto tanto con la Subdelegación del Gobierno como con la Dirección de la prisión de Albolote para conocer su versión de estos hechos, pero no ha obtenido respuesta a ninguna de las dos consultas formuladas.
Según Csif, médicos, enfermeros y demás personal sanitario ha llegado a soportar vejaciones y malos modos cada vez que plantean un problema. Los representantes sindicales dicen que es «tal la situación de acoso laboral» que padecen los trabajadores sanitarios que ni siquiera les dan la posibilidad de reunirse con la dirección del centro ni con la subdirección médica para corregir el estrés laboral y «poder exponerles los problemas que se les presentan en la clínica a diario desde hace más de tres años».
«No se ha considerado de interés que los que trabajamos en el área sanitaria mostremos preocupación por la manera tan pésima en que se está organizando nuestro trabajo. La mayoría llevamos más de veinte años en la plantilla sanitaria y sabemos que hay que cambiar urgentemente la manera de proceder. Cada vez que exponemos nuestra opinión, recibimos respuestas del tipo 'si todos nos callamos estamos más guapos'», apostilla el grupo de profesionales, que reclama su buen hacer.
«Nosotros seguimos atendiendo lo mejor posible a nuestros pacientes, acudimos a congresos y publicamos en revistas de investigación. El encargado de los cursos de actualización en tuberculosis, que organiza la Subdirección General de Sanidad Penitenciaria de España, es un médico granadino y también participa como profesor el supervisor de enfermería. Pero las condiciones de trabajo no son buenas, eso desmotiva y repercute negativamente en los reclusos», recalcan los afectados. Por todo ello, los representantes sindicales de Csif pidieron una inspección -que se hizo el pasado mayo- pero los resultados de la misma «no han sido trasladados a los afectados alegando que es reservada».
Enfermedad mental
Los médicos también denuncian que en la prisión de Albolote, «de forma pionera», se dedicó uno de los módulos residenciales a internos diagnosticados de trastorno mental grave o discapacidad. «Por necesidades de ocupación, ese módulo está compartido con internos toxicómanos en rehabilitación y este hecho genera fuertes discrepancias entre los doctores y el director del centro», narra. Los presos con enfermedad mental grave en Albolote son alrededor de 50 personas y en el módulo terapéutico sólo están los que presentan determinadas posibilidades de actuación en terapias individuales y grupales.
Los sanitarios denuncian que la cárcel no dispone de dependencias para tratar adecuadamente a la población psiquiátrica y que hace seis meses pidieron reuniones y mejoras en este sentido sin obtener respuesta alguna.
Pese a que dicen no contar con el respaldo de la subdirección médica del centro, «que no participa en nada», los facultativos de Albolote recuerdan que hacen actividades en programas de calidad y que organizan acciones 'extras' que acreditan el buen nivel sanitario de un centro que ve peligrar su reputación. Entre ellas, mencionan 1.130 citologías ginecológicas realizadas, habiéndose detectado lesiones que implicaron derivación a asistencia especializada en unas 80 pacientes. «Un doctor ha hecho 580 intervenciones de cirugía menor electiva, en estas entran la inserción de DIUs e implantes anticonceptivos subdérmicos. Además se están efectuado 1-2 barridos de 'screening' de mamografía en mayores de 50 años al año, en función del número de internas con esa edad», describen.
Las tensiones -según ha constatado IDEAL mediante documentos internos- vienen de largo, pero se acentuaron después de que la plantilla de sanitarios insistiera ante la dirección del centro en que los reclusos con hepatitis C debían tener acceso a los medicamentos de última generación -que curan al 80% de afectados, aunque son muy caros- en igualdad de condiciones que el resto de pacientes de la sanidad pública. Esa fue la llama que incendió el largo historial de tensiones entre los médicos y sus máximos responsables, entre ellos la dirección del centro.
Finalmente, ante la insistencia de los doctores, Albolote fue la segunda prisión andaluza -tras Jaén- donde el pasado mes de abril se empezó a administrar los caros fármacos contra la hepatitis C. Juan Manuel, un hombre de 43 años ya en libertad, fue el primer recluso granadino que se curó del virus, después de empezar y completar el tratamiento de tres meses dentro de la prisión granadina. Hoy anda 'limpio' de enfermedad, tratando de encontrar trabajo y sacándose el carnet de conducir en el Rincón de la Victoria (Málaga).
En pie de guerra
El logro de sanar a Juan Manuel y a otros «seis enfermos de hepatitis C» no ha calmado los ánimos del personal sanitario, que sigue en pie de guerra. Según la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (Csif), los trabajadores han interpuesto varias denuncias por la situación de «desprecio y poca consideración» que se les tiene por parte de la subdirectora médica. El colectivo también critica el empeoramiento de la atención que recibe la población reclusa. Según documentos internos de la prisión a los que ha tenido acceso IDEAL, los médicos se quejan de que se vulnera el principio de confidencialidad de información sanitaria, ya que documentos con diagnósticos, tratamientos y problemas personales han llegado a estar a la vista de individuos ajenos a los procesos médicos.
En concreto, critican que la subdirección médica retiró el fax de la enfermería que recibía las informaciones clínicas de los pacientes desde los centros de salud y hospitales, de manera que todo tiene que pasar ahora por el fax de dirección, vulnerando los principios de confidencialidad. «Hemos puesto una denuncia ante la Agencia de Protección de Datos», espeta un doctor de Albolote.
«Hace tiempo recibimos órdenes de que los internos ingresados en la Enfermería, que en su mayoría son psiquiátricos, si no tenían sus ropas y demás enseres ordenados y limpios, deberían ser despojados de ellos durante una semana, quedándose con lo puesto y pudiendo sólo solicitar una muda diaria a los ordenanzas. Eso es una barbaridad, porque son pacientes psiquiátricos a los que se les pretendía tener con la ropa rota o sucia todo el día», explica a este periódico F., uno de los sanitarios del centro penitenciario. Csif denunció que esa práctica pondría al límite tanto al enfermo como a los que trabajan en la clínica, «pues la situación es desagradable y tensa».
«Vejaciones laborales»
IDEAL se ha puesto en contacto tanto con la Subdelegación del Gobierno como con la Dirección de la prisión de Albolote para conocer su versión de estos hechos, pero no ha obtenido respuesta a ninguna de las dos consultas formuladas.
Según Csif, médicos, enfermeros y demás personal sanitario ha llegado a soportar vejaciones y malos modos cada vez que plantean un problema. Los representantes sindicales dicen que es «tal la situación de acoso laboral» que padecen los trabajadores sanitarios que ni siquiera les dan la posibilidad de reunirse con la dirección del centro ni con la subdirección médica para corregir el estrés laboral y «poder exponerles los problemas que se les presentan en la clínica a diario desde hace más de tres años».
«No se ha considerado de interés que los que trabajamos en el área sanitaria mostremos preocupación por la manera tan pésima en que se está organizando nuestro trabajo. La mayoría llevamos más de veinte años en la plantilla sanitaria y sabemos que hay que cambiar urgentemente la manera de proceder. Cada vez que exponemos nuestra opinión, recibimos respuestas del tipo 'si todos nos callamos estamos más guapos'», apostilla el grupo de profesionales, que reclama su buen hacer.
«Nosotros seguimos atendiendo lo mejor posible a nuestros pacientes, acudimos a congresos y publicamos en revistas de investigación. El encargado de los cursos de actualización en tuberculosis, que organiza la Subdirección General de Sanidad Penitenciaria de España, es un médico granadino y también participa como profesor el supervisor de enfermería. Pero las condiciones de trabajo no son buenas, eso desmotiva y repercute negativamente en los reclusos», recalcan los afectados. Por todo ello, los representantes sindicales de Csif pidieron una inspección -que se hizo el pasado mayo- pero los resultados de la misma «no han sido trasladados a los afectados alegando que es reservada».
Enfermedad mental
Los médicos también denuncian que en la prisión de Albolote, «de forma pionera», se dedicó uno de los módulos residenciales a internos diagnosticados de trastorno mental grave o discapacidad. «Por necesidades de ocupación, ese módulo está compartido con internos toxicómanos en rehabilitación y este hecho genera fuertes discrepancias entre los doctores y el director del centro», narra. Los presos con enfermedad mental grave en Albolote son alrededor de 50 personas y en el módulo terapéutico sólo están los que presentan determinadas posibilidades de actuación en terapias individuales y grupales.
Los sanitarios denuncian que la cárcel no dispone de dependencias para tratar adecuadamente a la población psiquiátrica y que hace seis meses pidieron reuniones y mejoras en este sentido sin obtener respuesta alguna.
Pese a que dicen no contar con el respaldo de la subdirección médica del centro, «que no participa en nada», los facultativos de Albolote recuerdan que hacen actividades en programas de calidad y que organizan acciones 'extras' que acreditan el buen nivel sanitario de un centro que ve peligrar su reputación. Entre ellas, mencionan 1.130 citologías ginecológicas realizadas, habiéndose detectado lesiones que implicaron derivación a asistencia especializada en unas 80 pacientes. «Un doctor ha hecho 580 intervenciones de cirugía menor electiva, en estas entran la inserción de DIUs e implantes anticonceptivos subdérmicos. Además se están efectuado 1-2 barridos de 'screening' de mamografía en mayores de 50 años al año, en función del número de internas con esa edad», describen.
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