Si saber que el punto más alto del nuevo enlace mide 69 metros sobre el nivel del mar y que conducirá sobre él sin red, le produce ansiedad, aquí tiene algunos consejos para sobrellevarlo
¿Quién no ha pensado que el segundo puente es demasiado alto? ¿Quién no ha sentido un temor irracional a caer al vacío desde los 70 metros de altura máxima del nuevo enlace?
Si pensar esto produce en el lector algún tipo de ansiedad o intranquilidad, sepa que es un pensamiento muy habitual, al que casi todo ser humano se enfrenta cuando se encuentra a una altura considerable. Este miedo a las alturas se denomina acrofobia y como cualquier fobia, agrupada por la Psicología en los denominados 'trastornos ansiosos', genera fuertes niveles de ansiedad en los individuos que la presentan, lo que incluso puede llevar a los más afectados a evitar circular por el segundo puente.
La psicóloga y directora del centro de Psicología y Salud Integra de Cádiz, Esmeralda Vázquez explica que muchas personas pueden estar presentando un «miedo anticipatorio a tener que transitar por él de camino al trabajo por ejemplo, cosa que no sería del todo rara, pues este miedo es una sensación normal en el ser humano y, específicamente en el tema de las alturas, el sentido interno de las ondas de equilibrio de nuestro cuerpo parece que puede tener algo que ver con este miedo».
Pero más allá de un trastorno de vértigo, lo más frecuente es que suframos el miedo a las alturas es el típico pensamiento catastrofista «¿y si me caigo?». Este tipo de pensamiento es normal en toda la población, según apunta la psicóloga. A su vez, son numerosas las personas que exponen en su consulta que cuando se asoman a cierta altura piensan: «¿y si me tiro impulsivamente?».
«Este es un pensamiento irracional, en el que la persona cree que no tendrá el autocontrol necesario en el caso de un hipotético impulso, totalmente remoto, de que quisiera lanzarse al vacío», asegura Esmeralda Vázquez, quien apunta que los pacientes se lo refieren suelen pensar que «se están volviendo locos por pensar esas cosas», pero no es así, es solo un miedo sin lógica alguna. Posiblemente se trate de una defensa de la mente para no exponerse demasiado al peligro.
Esmeralda Vázquez apunta que es importante que diferenciemos entre dos conceptos: el miedo y la fobia a las alturas. El miedo es una emoción normal y adaptativa del ser humano, sin embargo en la fobia a las alturas, la sensación de miedo se experimenta de una manera extrema e irracional, generando altos niveles de ansiedad y pudiendo llegar a una crisis de pánico, en la que la persona sufre de manera abrupta un miedo muy intenso con síntomas físicos, como la taquicardia, sensación de no poder respirar y de ahogo, temblor, náuseas o sudoración.
En estos casos, más serios, el tratamiento más común para la fobia a las alturas es una terapia de tipo cognitivo conductual, en la que el terapeuta expone gradualmente al paciente (en primer lugar mentalmente y posteriormente en vivo) a la situación temida. Para complementar estas terapias es al paciente a utilizar técnicas de relajación para afrontar estas situaciones estresantes.
Si pensar esto produce en el lector algún tipo de ansiedad o intranquilidad, sepa que es un pensamiento muy habitual, al que casi todo ser humano se enfrenta cuando se encuentra a una altura considerable. Este miedo a las alturas se denomina acrofobia y como cualquier fobia, agrupada por la Psicología en los denominados 'trastornos ansiosos', genera fuertes niveles de ansiedad en los individuos que la presentan, lo que incluso puede llevar a los más afectados a evitar circular por el segundo puente.
La psicóloga y directora del centro de Psicología y Salud Integra de Cádiz, Esmeralda Vázquez explica que muchas personas pueden estar presentando un «miedo anticipatorio a tener que transitar por él de camino al trabajo por ejemplo, cosa que no sería del todo rara, pues este miedo es una sensación normal en el ser humano y, específicamente en el tema de las alturas, el sentido interno de las ondas de equilibrio de nuestro cuerpo parece que puede tener algo que ver con este miedo».
Pero más allá de un trastorno de vértigo, lo más frecuente es que suframos el miedo a las alturas es el típico pensamiento catastrofista «¿y si me caigo?». Este tipo de pensamiento es normal en toda la población, según apunta la psicóloga. A su vez, son numerosas las personas que exponen en su consulta que cuando se asoman a cierta altura piensan: «¿y si me tiro impulsivamente?».
«Este es un pensamiento irracional, en el que la persona cree que no tendrá el autocontrol necesario en el caso de un hipotético impulso, totalmente remoto, de que quisiera lanzarse al vacío», asegura Esmeralda Vázquez, quien apunta que los pacientes se lo refieren suelen pensar que «se están volviendo locos por pensar esas cosas», pero no es así, es solo un miedo sin lógica alguna. Posiblemente se trate de una defensa de la mente para no exponerse demasiado al peligro.
Esmeralda Vázquez apunta que es importante que diferenciemos entre dos conceptos: el miedo y la fobia a las alturas. El miedo es una emoción normal y adaptativa del ser humano, sin embargo en la fobia a las alturas, la sensación de miedo se experimenta de una manera extrema e irracional, generando altos niveles de ansiedad y pudiendo llegar a una crisis de pánico, en la que la persona sufre de manera abrupta un miedo muy intenso con síntomas físicos, como la taquicardia, sensación de no poder respirar y de ahogo, temblor, náuseas o sudoración.
En estos casos, más serios, el tratamiento más común para la fobia a las alturas es una terapia de tipo cognitivo conductual, en la que el terapeuta expone gradualmente al paciente (en primer lugar mentalmente y posteriormente en vivo) a la situación temida. Para complementar estas terapias es al paciente a utilizar técnicas de relajación para afrontar estas situaciones estresantes.
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