Rematador nato. Un ejemplo: disparo rechazado del portero Pyatov y allí se lanza Cristiano a remachar a gol. Reaccionó más rápido que Benzema. Otro ejemplo en Liga: Lucas Vázquez se fue por la derecha, y apareció Cristiano en el punto de penalti para rematar a la red. El portugués ejerce de ‘9’, pisa hábitat de ariete desde el partido con el Espanyol, en el que marcó ¡cinco goles! De ellos, cuatro al estilo de delantero centro. Para rubricar la faena, ante el Shakhtar se olvidó de jugar en la banda y firmó ¡10 remates! con el referido gol de cabeza como cierre de la noche.
Intención táctica. Benítez sabe que Cristiano es el gran goleador y lo quiere cerca de la portería. Como tiene a Benzema y Bale (ahora lesionado) ordena al trío una movilidad extraordinaria. Sin embargo, Cristiano ya se ha ‘anclado’ cerca de la portería a la vista de que su producción es imparable. El año pasado marcó el 69% de sus 61 goles como delantero. Es evidente que en la banda izquierda pierde rendimiento.
Pisando el área como delantero. Ante el Shakhtar Cristiano apenas jugó por su banda izquierda. Si acaso lo hizo más para buscar algún balón perdido. Pero es claro su posicionamiento en el área, como delantero centro, buscando remate y gol. Nada que ver esta situación táctica con la que protagonizó a principio de temporada, como se observa en el primer partido de Liga, en El Molinón.
Cinco goles al cambiar de sitio. Ocurrió en Cornellà. Cristiano encontró el carril por el que llegar a los remates en el área. Marcó cinco goles al Espanyol, cuatro de ellos de auténtico delantero centro: uno en carrera; otro rematando en área con la zurda; el tercero con la derecha en el segundo palo, y el cuarto personal en el punto de penalti entrando a pase de Lucas Vázquez. El portugués encontró el filón del gol situándose como ‘9’ y Benítez quedó satisfecho.
Mal arranque sin gol en El Molinón. Cristiano se movió sobre todo por la banda izquierda. Apenas hizo incursiones en el área, y las que hizo (4 remates a puerta) fueron fallidas. Era el primer partido de Liga y los engranajes estaban sin ajustar. Cristiano y Benítez entendieron que convenía tener más movilidad, más rotación posicional con el delantero (en El Molinón fue Jesé). Cristiano estaba obligado a cambiar
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