ACICATE
IDEAL.ES
1. Los fichajes ejercen a veces como refuerzos y otras como
destructores de zonas ajenas de confort. Amenazan la titularidad de
jugadores que ya estaban, los cuales espabilan por si les arrebatan la
silla. Este efecto dinamizador se observó en el partido. El Arabi saltó
con filo desde la suplencia al verse adelantado por Barral. El triángulo
del centro del campo aúno trabajo de zapa y gestión ordenada, ante la
aparición en el plantel de un mediocentro que le costó al Watford algo
más de 10 millones, aunque tardará un poco en ser de la partida visto lo
visto.
2. Hasta Lombán pareció más desahogado cediendo responsabilidad a Ricardo Costa, con lo que sólo tuvo que esmerarse en alejar el peligro, que no fue poco. Puede que incluso el vibrante partido de Peñaranda y Success, aunque sin consecuencias ante el gol, estuviera relacionado con la irrupción en el grupo de un extremo con credenciales como Isaac Cuenca.
3. El Granada ya tiene los materiales con los que abordará la segunda vuelta y ahora tiene que coger forma. Su manual de instrucciones es detallista y llamativo. Quiere el balón, lo acomoda desde atrás y salta a meter mordiscos cuando lo aferra el rival.
4. Sin embargo, la escuadra tiene una tara, reconocida por el propio presidente en un desliz de sinceridad. En la presentación de los últimos futbolistas en llegar asumió que habían intentado contratar a Orban, el lateral izquierdo del Valencia que acabó recalando en el Levante. Nadie vino en su lugar, por lo que en el discurso del mandatario venía implícito que esa posición se le ha quedado desguarnecida.
5. Mientras que en muchos puestos parece sencillo intuir quién será elegido salvo lesiones o sanciones, el flanco zurdo de la defensa permanece con dudas. Biraghi parecía un soldado obediente y comedido, pero su tendencia a salirse del rebaño para intentar acciones para las que no está instruido le están lapidando el crédito. Como Edgar en su momento, le vendría bien olvidarse de ensoñaciones y comportarse como un jugador pulcro, sin exprimir unos aires ofensivos que sólo alcanza a ratos.
6. Todos los equipos saben que ahí tiene el Granada un punto débil, que no ha solventado Foulquier, incapaz de 90 minutos de concentración plena. Hay momentos en los que parece un valladar, pero en cuanto tiene un lapsus, le castigan. Desactivó a James, pero el colombiano le sacó a menudo del redil cuando le persiguió, lo cual permitió la colada de algunos de sus compañeros. Tampoco es que Peñaranda hiciera mucho por auxiliarle. En general, los laterales del Granada están sobreexpuestos.
7. Los rojiblancos han de espantar sus demonios atrás. Si lo consiguen, lograrán la fiabilidad precisa para abrazar la salvación. Con su portero más entonado y la firmeza que aporta la voz de mando de Costa, es una cuestión sobre todo de equilibrio en el repliegue, como volvió a pasar en el tanto de Modric, al que nadie encimó lo suficiente, pese a que dos volantes estaban refrescando la zona. Tanto Krhin, sin fuelle desde su lesión, como Dux, superado por la efervescencia del encuentro, despacharon el oxígeno que necesitaron los locales para amordazar al Madrid y embolsarse al menos el empate.
8. El ataque es la línea más ruidosa del conjunto, la que aviva piropos forasteros por la profundidad y clase de Peñaranda y Success. En noches de intensos focos, dan alegría a cualquier espectador. El equipo será de mayor lo que quieran sus 'niños'. Pero luego hay un día a día en el que tienen que intensificar una suerte que todavía no dominan. La de la espada. Sobre todo el nigeriano, una tuneladora hasta el área, que se atora ante el arco.
9. Cuesta creer que esta versión rojiblanca, posiblemente la que más aborda el rectángulo contrario desde que se llegó a Primera, la que lo hace más artístico todo, no aumente su cuota anotadora con el paso de las jornadas. Pero el Granada no está sólo para propósitos o para moldear el futuro. Necesita un presente. Goles, seguridad y victorias. Y han de ser unas cuantas si quiere la permanencia. El Levante, su más inmediato perseguidor, último clasificado, también dejó una buena imagen ante el Barcelona, el líder. Así que el buen gusto no sólo habita en Los Cármenes. Serán los eficientes al final los que saquen la cabeza del agua. Quedarse en Primera no parece que cueste sólo 35 unidades como el año pasado.
10. A grandes alardes con contrarios poderosos durante este curso, el Granada ha respondido con morrocotudos gatillazos ante adversarios de su tercio después. La Real Sociedad es a día hoy otro equipo en la gresca de abajo, así que a los rojiblancos les toca imprimir la misma pasión que contra el Madrid si quieren empezar a traducir en hechos el verbo florido que desprenden sus jugadas de peligro. No basta con coleccionar elogios, si no se recolectan más puntos. Lo mental ante la adversidad es perentorio sobre lo individual o incluso lo táctico. El acicate ha de durar ahora que Sandoval no puede quejarse de contaminación en el ambiente.
2. Hasta Lombán pareció más desahogado cediendo responsabilidad a Ricardo Costa, con lo que sólo tuvo que esmerarse en alejar el peligro, que no fue poco. Puede que incluso el vibrante partido de Peñaranda y Success, aunque sin consecuencias ante el gol, estuviera relacionado con la irrupción en el grupo de un extremo con credenciales como Isaac Cuenca.
3. El Granada ya tiene los materiales con los que abordará la segunda vuelta y ahora tiene que coger forma. Su manual de instrucciones es detallista y llamativo. Quiere el balón, lo acomoda desde atrás y salta a meter mordiscos cuando lo aferra el rival.
4. Sin embargo, la escuadra tiene una tara, reconocida por el propio presidente en un desliz de sinceridad. En la presentación de los últimos futbolistas en llegar asumió que habían intentado contratar a Orban, el lateral izquierdo del Valencia que acabó recalando en el Levante. Nadie vino en su lugar, por lo que en el discurso del mandatario venía implícito que esa posición se le ha quedado desguarnecida.
5. Mientras que en muchos puestos parece sencillo intuir quién será elegido salvo lesiones o sanciones, el flanco zurdo de la defensa permanece con dudas. Biraghi parecía un soldado obediente y comedido, pero su tendencia a salirse del rebaño para intentar acciones para las que no está instruido le están lapidando el crédito. Como Edgar en su momento, le vendría bien olvidarse de ensoñaciones y comportarse como un jugador pulcro, sin exprimir unos aires ofensivos que sólo alcanza a ratos.
6. Todos los equipos saben que ahí tiene el Granada un punto débil, que no ha solventado Foulquier, incapaz de 90 minutos de concentración plena. Hay momentos en los que parece un valladar, pero en cuanto tiene un lapsus, le castigan. Desactivó a James, pero el colombiano le sacó a menudo del redil cuando le persiguió, lo cual permitió la colada de algunos de sus compañeros. Tampoco es que Peñaranda hiciera mucho por auxiliarle. En general, los laterales del Granada están sobreexpuestos.
7. Los rojiblancos han de espantar sus demonios atrás. Si lo consiguen, lograrán la fiabilidad precisa para abrazar la salvación. Con su portero más entonado y la firmeza que aporta la voz de mando de Costa, es una cuestión sobre todo de equilibrio en el repliegue, como volvió a pasar en el tanto de Modric, al que nadie encimó lo suficiente, pese a que dos volantes estaban refrescando la zona. Tanto Krhin, sin fuelle desde su lesión, como Dux, superado por la efervescencia del encuentro, despacharon el oxígeno que necesitaron los locales para amordazar al Madrid y embolsarse al menos el empate.
8. El ataque es la línea más ruidosa del conjunto, la que aviva piropos forasteros por la profundidad y clase de Peñaranda y Success. En noches de intensos focos, dan alegría a cualquier espectador. El equipo será de mayor lo que quieran sus 'niños'. Pero luego hay un día a día en el que tienen que intensificar una suerte que todavía no dominan. La de la espada. Sobre todo el nigeriano, una tuneladora hasta el área, que se atora ante el arco.
9. Cuesta creer que esta versión rojiblanca, posiblemente la que más aborda el rectángulo contrario desde que se llegó a Primera, la que lo hace más artístico todo, no aumente su cuota anotadora con el paso de las jornadas. Pero el Granada no está sólo para propósitos o para moldear el futuro. Necesita un presente. Goles, seguridad y victorias. Y han de ser unas cuantas si quiere la permanencia. El Levante, su más inmediato perseguidor, último clasificado, también dejó una buena imagen ante el Barcelona, el líder. Así que el buen gusto no sólo habita en Los Cármenes. Serán los eficientes al final los que saquen la cabeza del agua. Quedarse en Primera no parece que cueste sólo 35 unidades como el año pasado.
10. A grandes alardes con contrarios poderosos durante este curso, el Granada ha respondido con morrocotudos gatillazos ante adversarios de su tercio después. La Real Sociedad es a día hoy otro equipo en la gresca de abajo, así que a los rojiblancos les toca imprimir la misma pasión que contra el Madrid si quieren empezar a traducir en hechos el verbo florido que desprenden sus jugadas de peligro. No basta con coleccionar elogios, si no se recolectan más puntos. Lo mental ante la adversidad es perentorio sobre lo individual o incluso lo táctico. El acicate ha de durar ahora que Sandoval no puede quejarse de contaminación en el ambiente.
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