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COSTA IDEAL.ES
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La rectora de la UGR descarta levantar ni un solo ladrillo en los terrenos de Playa Granada
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Pilar Aranda entierra dos décadas de promesas y restringe el horizonte universitario de la capital de la Costa a colaboraciones y proyectos puntuales
Por la vía de los hechos consumados, Pilar Aranda, rectora de la
Universidad de Granada (UGR), desveló ayer que la centenaria institución
académica que dirige desde el pasado mes de mayo no tiene ya ningún
interés en levantar una sede permanente en la segunda ciudad más
importante de la provincia. La ambición universitaria de la capital de
la Costa, que empezó a construirse en 1999 sobre la idea de un
laboratorio de investigación en el Puerto de Motril, encontró ayer en
ese mismo sitio su patíbulo tras cerca de dos décadas de promesas que se
han ido escurriendo entre cinco alcaldes y cuatro rectores. «Ahora
mismo nosotros estamos en la Universidad de las personas, hemos
abandonado la Universidad del ladrillo», señaló en el salón social del
Club Náutico en un encuentro con el empresariado de la Costa organizado
por Aecost.
A preguntas de la prensa sobre qué piensa hacer su equipo con los 40.000 metros cuadrados de terreno en Playa Granada que el Ayuntamiento de Motril cedió a cambio de su explotación educativa en dos generosos lotes en los años 2002 y 2005, Aranda fue meridiana: «Poner ladrillos a veces es barato y puedes encontrar subvenciones; mantenerlo, es más complicado». En esta línea, la rectora aseguró que la prioridad de su agenda es «fortalecer» las sedes que ya hay. «Entendemos que no se puede dispersar estructuras», reiteró Aranda.
La UGR, que cuenta con campus en Ceuta y Melilla, no se plantea así ni a corto ni a medio ni probablemente a largo plazo la apertura de facultad alguna en Motril, como ya se encargó de subrayar de forma incluso más elocuente y ante el empresariado convocado al encuentro de Aecost al tildar de «error» del pasado la construcción de más espacios.
Atrás queda el coqueteo de Motril con la creación a la orilla del Mediterráneo de un gran complejo de postgrado con un laboratorio especializado en oceanografía y estudios de la atmósfera, además de una residencia de estudiantes y una plantilla estable, una idea que esbozaron en 2009 Carlos Rojas y Francisco González Lodeiro, alcalde y rector de entonces. Porque, por ahora, más allá de los residuales cursos de idiomas y el aula de mayores, la implantación de la UGR en Motril es mucho menor de lo largamente ambicionado, pese a que Aranda quisiera ayer contentar al auditorio asegurando que, en tanto que la universidad lo es de toda la provincia, «ya está implantada» en la Costa. Motril se tendrá que conformar con unos «lazos» que, a día de hoy, se limitan a la mera cercanía por carretera al Parque Tecnológico de la Salud (PTS) y a que estudiantes o profesores escojan residir a este lado del mapa granadino, según Aranda.
Porque, en el fondo, su visita a la Costa sirvió para hacer ‘networking’ con el empresariado en un foro en el que se habló de proyectos e ideas que, por el momento, son precisamente sólo eso. En el recuerdo queda ya la campaña electoral de 2007, en la que cuatro de cuatro candidatos se comprometieron a sacar rentabilidad al cotizado suelo municipal. Por contra, poco se puede reprochar ahora a Aranda, en cuyo programa ganador de más de 200 páginas sólo cedió una línea a Motril y la Costa. Una, para revitalizar las actividades del Centro Mediterráneo, ese que, como los terrenos de Playa Granada, también entró en barbecho hace años.
A preguntas de la prensa sobre qué piensa hacer su equipo con los 40.000 metros cuadrados de terreno en Playa Granada que el Ayuntamiento de Motril cedió a cambio de su explotación educativa en dos generosos lotes en los años 2002 y 2005, Aranda fue meridiana: «Poner ladrillos a veces es barato y puedes encontrar subvenciones; mantenerlo, es más complicado». En esta línea, la rectora aseguró que la prioridad de su agenda es «fortalecer» las sedes que ya hay. «Entendemos que no se puede dispersar estructuras», reiteró Aranda.
La UGR, que cuenta con campus en Ceuta y Melilla, no se plantea así ni a corto ni a medio ni probablemente a largo plazo la apertura de facultad alguna en Motril, como ya se encargó de subrayar de forma incluso más elocuente y ante el empresariado convocado al encuentro de Aecost al tildar de «error» del pasado la construcción de más espacios.
Proyectos concretos
La expansión de la histórica universidad por la Costa se queda así
restringida a colaboraciones «puntuales»con expertos, compañías y poco
más. «Centros de investigación o apoyo de servicios sí podemos, pero un
centro de formación o educativo no creemos sea necesario», sentenció. Atrás queda el coqueteo de Motril con la creación a la orilla del Mediterráneo de un gran complejo de postgrado con un laboratorio especializado en oceanografía y estudios de la atmósfera, además de una residencia de estudiantes y una plantilla estable, una idea que esbozaron en 2009 Carlos Rojas y Francisco González Lodeiro, alcalde y rector de entonces. Porque, por ahora, más allá de los residuales cursos de idiomas y el aula de mayores, la implantación de la UGR en Motril es mucho menor de lo largamente ambicionado, pese a que Aranda quisiera ayer contentar al auditorio asegurando que, en tanto que la universidad lo es de toda la provincia, «ya está implantada» en la Costa. Motril se tendrá que conformar con unos «lazos» que, a día de hoy, se limitan a la mera cercanía por carretera al Parque Tecnológico de la Salud (PTS) y a que estudiantes o profesores escojan residir a este lado del mapa granadino, según Aranda.
Porque, en el fondo, su visita a la Costa sirvió para hacer ‘networking’ con el empresariado en un foro en el que se habló de proyectos e ideas que, por el momento, son precisamente sólo eso. En el recuerdo queda ya la campaña electoral de 2007, en la que cuatro de cuatro candidatos se comprometieron a sacar rentabilidad al cotizado suelo municipal. Por contra, poco se puede reprochar ahora a Aranda, en cuyo programa ganador de más de 200 páginas sólo cedió una línea a Motril y la Costa. Una, para revitalizar las actividades del Centro Mediterráneo, ese que, como los terrenos de Playa Granada, también entró en barbecho hace años.
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