LA ORGANIZACIÓN DE UN DOMINGO DE RAMOS VIVIENTE ENCIENDE LASALARMAS DE LA COFRADIAS.
IDEAL.ES
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Las hermandades piden al gobierno motrileño que evite el acto, promovido por una entidad cultural, porque «desvirtúa» sus procesiones
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Sin embargo, la recuperación de esta relectura bíblica que se realiza en muchos puntos de la geografía nacional no parece del agrado de la Agrupación de Hermandades y Cofradías motrileña. O, al menos, no como está planteada.
En un comunicado hecho público este domingo, la entidad, que agrupa a cerca de 6.000 personas, critica que esta representación se haga coincidir, «como se empeñan algunos organizadores, en el lugar y en el tiempo» con los actos religiosos calendarizados para el Domingo de Ramos en Motril.
Esos dos actos son la procesión de Palmas y la estación de penitencia de la cofradía de Nuestro Padre Jesús en su Triunfal Entrada en Jerusalén y Nuestra Señora del Rosario, más conocida como La Borriquita. Evidentemente y en consonancia con la festividad religiosa de esa jornada, ambas vienen a retratar el Domingo de Ramos, lo mismo que quiere hacer este año Aguaviva.
«La Judea no tienen nada que ver con ninguna de nuestras hermandades ni participa en ninguna de sus estaciones de penitencia», señalan desde la entidad cofrade. La agrupación sitúa así esa dramatización que durante siglos fue una seña de Motril, según sus defensores, «fuera del carácter religioso y pastoral marcado desde nuestro Arzobispado y al que nos debemos todas las hermandades».
Los horarios de cada uno
Tras mostrar su «máximo respeto y consideración hacia ese colectivo»,
la agrupación pide que «se reconsidere el día y lugar de su
representación» para no entorpecer «el buen desarrollo de los actos
religiosos propios del Domingo de Ramos, ni entorpecer tampoco la
organización de toda la infraestructura que se pone en marcha en la
ciudad con motivo de las estaciones penitenciales de nuestras
cofradías».Sobre el papel, los cofrades ya han informado al Ayuntamiento de que la procesión de Palmas comienza a las 11 en la plaza del Tranvía y termina a las 12 en la Iglesia de la Encarnación, dando paso a una misa. Hasta las 17 horas, ese espacio no se vuelve ocupar oficialmente por parte de las hermandades, con la salida de La Borriquita del templo.
Aguaviva quiere aprovechar ese intervalo de tiempo para esta puesta en escena que ya intentó realizar el pasado año sin éxito y que este 2016 saldrá adelante, en principio, al contar con el respaldo del equipo de gobierno, según portavoces de la organización.
Sin embargo, los cofrades temen que entre el final oficioso de la eucaristía y los preparativos para la segunda procesión el tiempo disponible se restrinja lo suficiente como para impedir el montaje y desmontaje de toda la logística que entienden va a requerir La Judea.
Por su parte, la entidad cultural defiende su derecho a ejecutar esta pieza «que viene a sumar y no a restar en la oferta cultural del municipio». «La Semana Santa son días de todas las personas para disfrutarlos y en nuestra asociación hay personas de todas las ideologías y creencias», aseguran portavoces de esta entidad consultados por IDEAL. Así las cosas, su intención es mantener La Judea el próximo día 20 a partir de las 13 horas. «No nos solapamos, nos esperamos incluso al final de la misa», añaden.
En septiembre, cuando Aguaviva presentó la iniciativa, se aseguró que duraría menos de una hora. El Consistorio se ocupará en principio del levantar y guardar un escenario ubicado en el extremo de la plaza más próximo al Teatro Calderón de la Barca. Los artesanos, por su parte, se colocarán en los aledaños del mercado. Y todo, con el compromiso de que a las 17 no quede ni rastro.
Decisión municipal
Aguaviva asegura que el año pasado tuvieron que conformarse con el
‘no’ a última hora del anterior gobierno municipal (del PP de Luisa
García Chamorro frente al actual de la socialista Flor Almón y el PA).
Ante el advenimiento de la polémica, el Consistorio aseguró que no
tendría los medios suficientes para apoyar la iniciativa de La Judea,
dejando vía libre a las cofradías. Hoy, desde la Agrupación se preguntan cuál será la decisión definitiva del municipio. «¿Cómo es posible que en pueblos de 2.000 habitantes haya medios para hacer las dos cosas a la vez y en Motril, con 60.000, no?», valoran.
Las cofradías piden pasar a la acción para que los desfiles no se vean «desvirtuados», ya que, afirman, «la manifestación de fe y devoción que se vive durante la estación de penitencia es el pilar más importante en el que se sostiene nuestro modelo de Semana Santa». Aunque la polémica está caliente, ninguna de las organizaciones quiere disparar primero y ambas defienden el valor económico que cada una puede aportar a Motril con sus actos.
«Por poner un ejemplo, tenemos las pasiones vivientes de Castro Urdiales, Balmaseda, Cuevas del Campo, Alcalá de Guadaira o Baena. Estas localidades y otras muchas del territorio español han conseguido con mucho esfuerzo y no sin problemas ser visitadas por miles de turistas durante la Semana Santa, ya que acuden atraídos por su originalidad y variedad en la oferta cultural», sostienen desde Aguaviva.
«Nuestro modelo de Semana Santa ha funcionado perfectamente a todos los niveles desde principios del siglo pasado», asegura la agrupación. Como acto sociocultural, valoran que «Motril entero sale a la calle», mientras que, como atractivo turístico, es «uno de los motores económicos más importantes de la ciudad en esta época».
Control del espacio
No obstante, la controversia plantea algunas ramificaciones que van
más allá de la discusión concreta sobre quién debe ocupar la plaza
España. Por un lado, sirve para medir el control que del espacio público
puede disponer una organización religiosa, aunque abrumadoramente
mayoritaria, en un Estado aconfesional, siempre con el apoyo de la
administración local. Por otro, el Ayuntamiento deberá dilucidar si una asociación que está fuera de la órbita eclesial tiene derecho o no a interferir en el ritmo marcado por el programa de exaltación colectiva del fervor católico que en el fondo representa la Semana Santa. O, dicho de otro modo, si la Pasión es sólo cosa de la Iglesia.
Además, colea la discusión sobre a qué celebración favorece más la tradición histórica, si a la hasta hora desaparecida Judea –que acabó prohibida en los años treinta por irreverente después de más de dos siglos de actividad– o a las procesiones de los cofrades, configuradas en su forma moderna en la posguerra. Y todo, sin mencionar derivación económica alguna.
Por ahora, se da la paradoja de que la solución intermedia de celebrar esta representación de Domingo de Ramos en un día distinto cuenta con el apoyo expreso de los cofrades. Esto es, la parte más católica del conflicto estaría dispuesta a colaborar en la ejecución de esta teatralización religiosa más allá del día que los propios textos bíblicos fijan como el adecuado.
El peso de la polémica recae ahora de pleno en el gobierno municipal, que ayer no se pronunció al respecto. Aunque ha habido intentos desde ambas partes para conversar, lo cierto es que, a día de hoy, una solución que satisfaga a ambos parece imposible si se mantienen los enroques.
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