El próximo miércoles se celebrará en el Juzgado 51 de Princesa el juicio que determinará si el cambio de Estatutos vulnera el derecho de los socios a elegir y ser elegidos.
Pañolada planetaria. Seiscientos millones de
personas de todo el planeta, la audiencia estimada para el Clásico,
escucharon el grito que estalló en el Bernabéu en varios momentos del
partido: “¡¡Florentino, dimisión!!”. Alucinarían ante tal clamor popular
contra su gestión. Muchos no sabrán que desde 2009 se ha gastado 833
millones de euros en fichajes (1.269 contando su primera etapa) y que se
ha pulido diez técnicos en doce años para acabar así. Pero el socio
comienza a echar cuentas...
El viejo truco. Al término del partido la megafonía del estadio casi hace estallar los tímpanos de los presentes con el himno. ¿Se intentaba ocultar una pitada que fue histórica? Histórica fue también la pañolada de toda la grada, con gran parte de ella dirigiéndose al palco. Recapitulemos. En el Bernabéu entran 84.000 personas: 65.000 de ellas son socios abonados. Una gran mayoría de esos 65.000 socios gritaron ¡Florentino dimisión! y sacaron su pañuelo. Una manera espontánea de expresarse, pensando, quizá, en que no pueden hacerlo en las urnas tras el último cambio de Estatutos que hace casi imposible que haya Elecciones a la presidencia en el Madrid.
¡Hay un juicio! El próximo miércoles se celebrará en el Juzgado 51 de Princesa el juicio que determinará si ese cambio de Estatutos promovido por Florentino vulnera el derecho de los socios a elegir y ser elegidos. Fue un grupo de socios, encabezado por Rafael Martínez Campillo (de una peña de Callosa de Segura) quien los demandó. Si la Justicia les da la razón, habría que volver a los Estatutos anteriores y convocar nuevas elecciones. Aquel cambio estatutario ahora demandado hacía referencia, entre otros conceptos, al número de años de antigüedad necesarios para presentarse a la presidencia (de 10 a 20) y al preaval, que ahora debe hacerse con patrimonio exclusivamente personal y ha de ser concedido por un banco español.
No lo ve claro. Florentino teme un fallo contrario a aquel cambio estatutario que le ha permitido ser presidente en sus dos últimos mandatos sin pasar por las urnas. Tanto, que ha intentado negociar dos veces con los demandantes para que se retiraran del proceso. La primera, en septiembre. La segunda, la semana pasada. Un registrador de la propiedad de Fuenlabrada llamó de parte de Florentino a uno de los demandantes, también registrador, para ofrecerle un trueque: retirarse de un proceso que abrió el Madrid y que afecta a un integrante de esta peña de Callosa, que antes trabajaba en el Madrid como director de peñas, a cambio de que retiraran la demanda de los estatutos. La respuesta fue tajante: no. Y hubo una segunda llamada: “¿Entonces, qué os puede servir a cambio?”. La respuesta fue otra vez contundente: “Nada, que se haga justicia”:
Habrá juicio. Así que el miércoles habrá juicio, sí. Qué mal trago ayer para el presidente. Pañolada y gritos de ¡Florentino dimisión! en un día tan especial, cuando estaba acompañado en el palco por gente tan ilustre como Mariano Rajoy o el ministro de Justicia, Rafael Catalá.
El viejo truco. Al término del partido la megafonía del estadio casi hace estallar los tímpanos de los presentes con el himno. ¿Se intentaba ocultar una pitada que fue histórica? Histórica fue también la pañolada de toda la grada, con gran parte de ella dirigiéndose al palco. Recapitulemos. En el Bernabéu entran 84.000 personas: 65.000 de ellas son socios abonados. Una gran mayoría de esos 65.000 socios gritaron ¡Florentino dimisión! y sacaron su pañuelo. Una manera espontánea de expresarse, pensando, quizá, en que no pueden hacerlo en las urnas tras el último cambio de Estatutos que hace casi imposible que haya Elecciones a la presidencia en el Madrid.
¡Hay un juicio! El próximo miércoles se celebrará en el Juzgado 51 de Princesa el juicio que determinará si ese cambio de Estatutos promovido por Florentino vulnera el derecho de los socios a elegir y ser elegidos. Fue un grupo de socios, encabezado por Rafael Martínez Campillo (de una peña de Callosa de Segura) quien los demandó. Si la Justicia les da la razón, habría que volver a los Estatutos anteriores y convocar nuevas elecciones. Aquel cambio estatutario ahora demandado hacía referencia, entre otros conceptos, al número de años de antigüedad necesarios para presentarse a la presidencia (de 10 a 20) y al preaval, que ahora debe hacerse con patrimonio exclusivamente personal y ha de ser concedido por un banco español.
No lo ve claro. Florentino teme un fallo contrario a aquel cambio estatutario que le ha permitido ser presidente en sus dos últimos mandatos sin pasar por las urnas. Tanto, que ha intentado negociar dos veces con los demandantes para que se retiraran del proceso. La primera, en septiembre. La segunda, la semana pasada. Un registrador de la propiedad de Fuenlabrada llamó de parte de Florentino a uno de los demandantes, también registrador, para ofrecerle un trueque: retirarse de un proceso que abrió el Madrid y que afecta a un integrante de esta peña de Callosa, que antes trabajaba en el Madrid como director de peñas, a cambio de que retiraran la demanda de los estatutos. La respuesta fue tajante: no. Y hubo una segunda llamada: “¿Entonces, qué os puede servir a cambio?”. La respuesta fue otra vez contundente: “Nada, que se haga justicia”:
Habrá juicio. Así que el miércoles habrá juicio, sí. Qué mal trago ayer para el presidente. Pañolada y gritos de ¡Florentino dimisión! en un día tan especial, cuando estaba acompañado en el palco por gente tan ilustre como Mariano Rajoy o el ministro de Justicia, Rafael Catalá.
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