El pasado martes, 2 de abril, Jorge Capulino-Lanuza (hijo de Capuleto y representante de la viuda e hijos del pintor), Andrés García Ibáñez (artista y presidente de la Fundación Museo Casa Ibáñez) y Antonio M. Pascual (alcalde de Olula del Río y secretario de la citada Fundación) firmaban en Almería, ante Antonio R. Salas (presidente de la Mancomunidad de Municipios del Valle del Almanzora y vocal de la señalada institución cultural) y Juan Manuel Martín Robles (director del Museo Casa Ibáñez), el contrato de cesión a la Fundación Museo Casa Ibáñez de todo el legado artístico que Francisco Capuleto (Almería, 1926-2009) produjo y atesoró a lo largo de su vida. Una importante colección de pinturas y dibujos que el artista Indaliano conservaba en el chalet y estudio que, construido en la década de 1970 por el arquitecto Fernando Higueras, tenía en La Moraleja (Madrid).
Con esta firma se ponía el broche perfecto a unas semanas de intensas relaciones, iniciadas el pasado 24 de febrero. Día en el que García Ibáñez y Martín Robles se reunían en la capital almeriense con Jorge y Francisco Capulino-Lanuza para establecer las líneas generales de la cesión y los compromisos que la pinacoteca olulense asume en pro de la conservación y difusión de tan importante legado.
Unas líneas generales que han quedado recogidas en el documento contractual en el que, durante el tiempo que ha mediado entre la primera toma de contacto y la firma final, han trabajado en armonía los representantes legales de la familia Capulino y el director del Museo Casa Ibáñez –Juan Manuel Martín–, y entre las que destacan, especialmente, los compromisos adquiridos por la Fundación olulense en aras a la promoción de la obra y figura de Capuleto mediante la exposición, estudio y difusión de las obras cedidas por la familia al museo.
Un legado que debe permanecer reunido
La elección del Museo Casa Ibáñez por parte de los herederos de Capuleto, como aquellos transmitían a los responsables de la pinacoteca olulense en su primer contacto, no ha sido casual.
En primer lugar ha justificado la elección el deseo expreso de todos los miembros de la familia (doña Lucía Jaramillo, viuda de Capuleto, y los hijos de éstos, Francisco, Jorge y Alba Capulino-Lanuza) de que todos los cuadros que conforman este importante conjunto permaneciesen reunidos en una única colección y en perfecto estado. Dos condiciones que los representantes del Museo, en base a las condiciones óptimas de almacenaje, conservación y exhibición de su sede, podían asegurar sin vacilaciones e incluso podían acreditar con el perfecto estado de conservación de las piezas que en su colección permanente se exhiben.
En segundo lugar también ha avalado la elección de la fundación almanzorí el interés manifiesto de los herederos por fomentar el conocimiento de la obra de Francisco Capuleto. Y sin duda en este punto tuvo mucho que ver la importante y constante labor que desde la institución se viene haciendo, desde hace tiempo, en pro de la Cultura y el Arte almeriense mediante exposiciones temporales y publicaciones para las que cuenta con el apoyo de instituciones como la Diputación de Almería, la Mancomunidad de Municipios del Valle del Almanzora y el Ayto. de Olula del Río, y empresas como Cosentino.
La elección del Museo Casa Ibáñez por parte de los herederos de Capuleto, como aquellos transmitían a los responsables de la pinacoteca olulense en su primer contacto, no ha sido casual.
En primer lugar ha justificado la elección el deseo expreso de todos los miembros de la familia (doña Lucía Jaramillo, viuda de Capuleto, y los hijos de éstos, Francisco, Jorge y Alba Capulino-Lanuza) de que todos los cuadros que conforman este importante conjunto permaneciesen reunidos en una única colección y en perfecto estado. Dos condiciones que los representantes del Museo, en base a las condiciones óptimas de almacenaje, conservación y exhibición de su sede, podían asegurar sin vacilaciones e incluso podían acreditar con el perfecto estado de conservación de las piezas que en su colección permanente se exhiben.
En segundo lugar también ha avalado la elección de la fundación almanzorí el interés manifiesto de los herederos por fomentar el conocimiento de la obra de Francisco Capuleto. Y sin duda en este punto tuvo mucho que ver la importante y constante labor que desde la institución se viene haciendo, desde hace tiempo, en pro de la Cultura y el Arte almeriense mediante exposiciones temporales y publicaciones para las que cuenta con el apoyo de instituciones como la Diputación de Almería, la Mancomunidad de Municipios del Valle del Almanzora y el Ayto. de Olula del Río, y empresas como Cosentino.
Un legado que supone casi el 75% de la obra de Capuleto
La firma de este contrato de cesión supondrá la llegada al Museo Casa Ibáñez de más de un centenar de obras, entre óleos, dibujos, acuarelas, pasteles y técnicas mixtas, todas salidas de los pinceles de Capuleto o pertenecientes a la colección personal del artista.
De este conjunto sobresalen, tanto por su número, como por su importancia para la Historia del Arte almeriense, la colección de obras de Capuleto; un nutrido grupo de obras que supone casi el 75% de la producción total del pintor.
Datadas la obra más antigua en 1943 ("La tapia") y las más recientes en 2004, este legado permitirá deshacer algunos lugares comunes en el estudio de la obra del Indaliano y conocer todo el recorrido artístico y estético de Capuleto, quien pintó, como demuestra la cronología de los cuadros que forman el legado, a lo largo de toda su vida.
Con todo, y gracias a esta cesión, llegarán al Museo Casa Ibáñez tanto numerosas obras conocidas por el gran público, como "Estudiante con gorro blanco" (1947), "Títeres en la calle" (1947), "Cordero sobre la mesa" (1957) o "El taller" (ca. 1975) –obras todas expuestas en la muestra "Los indalianos. Una aventura almeriense" celebrada en 2005–, como una importantísima –cualitativa y cuantitativamente hablando– colección de cuadros nunca antes expuestos o reproducidos, como "Estudio en malva" (2001) o "Amanecer en África" (2002).
Junto a las obras de Capuleto, también llegará a la pinacoteca olulense toda la colección personal del pintor. Un grupo de obras de otros significativos artistas de la vanguardia almeriense y nacional, entre los que se cuentan Jesús de Perceval, Antonio Guijarro, Francisco Alcaraz, Luis Cañadas, Francisco San José o Pepe Bernal.
La firma de este contrato de cesión supondrá la llegada al Museo Casa Ibáñez de más de un centenar de obras, entre óleos, dibujos, acuarelas, pasteles y técnicas mixtas, todas salidas de los pinceles de Capuleto o pertenecientes a la colección personal del artista.
De este conjunto sobresalen, tanto por su número, como por su importancia para la Historia del Arte almeriense, la colección de obras de Capuleto; un nutrido grupo de obras que supone casi el 75% de la producción total del pintor.
Datadas la obra más antigua en 1943 ("La tapia") y las más recientes en 2004, este legado permitirá deshacer algunos lugares comunes en el estudio de la obra del Indaliano y conocer todo el recorrido artístico y estético de Capuleto, quien pintó, como demuestra la cronología de los cuadros que forman el legado, a lo largo de toda su vida.
Con todo, y gracias a esta cesión, llegarán al Museo Casa Ibáñez tanto numerosas obras conocidas por el gran público, como "Estudiante con gorro blanco" (1947), "Títeres en la calle" (1947), "Cordero sobre la mesa" (1957) o "El taller" (ca. 1975) –obras todas expuestas en la muestra "Los indalianos. Una aventura almeriense" celebrada en 2005–, como una importantísima –cualitativa y cuantitativamente hablando– colección de cuadros nunca antes expuestos o reproducidos, como "Estudio en malva" (2001) o "Amanecer en África" (2002).
Junto a las obras de Capuleto, también llegará a la pinacoteca olulense toda la colección personal del pintor. Un grupo de obras de otros significativos artistas de la vanguardia almeriense y nacional, entre los que se cuentan Jesús de Perceval, Antonio Guijarro, Francisco Alcaraz, Luis Cañadas, Francisco San José o Pepe Bernal.
A lo largo de la presente semana este importante legado será transportado desde Madrid hasta Olula del Río por los técnicos del Museo Casa Ibáñez, donde quedará custodiado y conservado.
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