Los trabajadores organizaron ayer una caravana de coches y siguen en huelga pese al fracaso de la negociación
DIARIO DE MALLORCA
F. Guijarro Palma Para muchos de los trabajadores de la embotelladora de Palma, la movilización de ayer debía de ser el último cartucho. Más de medio centenar de vehículos (unos 90, según las estimaciones de UGT) recorrieron por la mañana las Avenidas de Palma en un intento a la desesperada de evitar el cierre de las instalaciones en las que tienen su empleo y pese a tener asumido que las noticias que iban a llegar al mediodía no iban a ser buenas, como así sucedió. En la última jornada de negociación del expediente de regulación de empleo, la imposibilidad de llegar a un acuerdo quedó patente, y Coca-Cola Iberian Partners comunicó que en el plazo legal de 15 días decidirá si pone en marcha los despidos, prejubilaciones y traslados anunciados, que en las islas pueden afectar a unas 90 personas. Por su parte, la plantilla de Palma acordó durante la asamblea de la tarde mantener la huelga y estudiar nuevas vías de protesta a partir del lunes.
"Nos creímos que eramos como funcionarios", afirmaba uno de los portavoces del comité de empresa, Bartomeu Pizá, mientras conducía la furgoneta que lideraba la marcha que recorrió por la mañana las calles de Palma. "Pensábamos que trabajando para una marca como Coca-Cola y teniendo beneficios, teníamos el puesto de trabajo asegurado", lamentaba.
Mientras circulaba a 30 kilómetros por hora siguiendo al furgón policial que controlaba la cabecera de la caravana de coches, recordaba como la situación de la vida de la plantilla de la embotelladora cambió radicalmente a las 6 de la tarde del pasado día 9 de diciembre, cuando se comunicó a la asamblea de trabajadores la intención de la empresa embotelladora de poner en marcha un ERE. "Fue como si se derramara sobre todos nosotros un jarro de agua fría", admitió Pizá mientras se dirigía a la rotonda del Carrefour del Coll d´en Rabassa para desde allí acceder a la autopista del aeropuerto. "Creíamos que teníamos un empleo seguro y nos anunciaron que lo podíamos perder", lamentó, sin ocultar que ese fue el momento más duro de todo este conflicto, con reacciones entre el personal que fueron de la indignación y la rabia hasta el llanto. "Nos arruinaron esa Navidad".
El ánimo se elevó cuando en enero se iniciaron las negociaciones con la empresa para evitar el cierre de las instalaciones de Palma, Asturias, Alicante y Madrid y se optó por poner en marcha una huelga indefinida, ante la esperanza de poder dar un giro a la situación, pero a lo largo de los últimos días, ésta se ha ido diluyendo, al comprobar que por parte de la embotelladora no existe la menor intención de dar marcha atrás a los cierres, afirmó Pizá al enfilar hacia las Avenidas de Palma, pero al mismo tiempo señaló que no ha habido apenas tensiones entre compañeros. A la altura del Paseo Mallorca, un peatón le increpó por no poder atravesar la calle a causa de la procesión de vehículos, pero unos pocos metros más adelante una mujer lanzó gritos de ánimo, a los que Bartomeu Pizá respondió desde el vehículo con un gesto de agradecimiento.
¿Han notado el apoyo de la población? "Desde luego", señaló el representante de la plantilla. "Tras el primer día en que se improvisó una concentración en Alcampo y repartimos un centenar de folletos, al ir a reponer el producto nos encontramos con que habían vendido 800 cajas menos de lo previsto en un fin de semana". También destacó que hay restauradores que evitan vender Coca-Cola y ofrecen otros productos a sus clientes.
¿Y de los compañeros de otras plantas que no están amenazadas por el cierre? Aquí la respuesta muestra algo más de tristeza, ante la sospecha de que en alguna de esas instalaciones de la península se ha incrementado la producción para compensar la huelga que está teniendo lugar en Palma.
Sin negar que hayan existido, se apuntó que las presiones que haya podido ejercer el Govern para evitar el cierre se han mostrado como inútiles, y no se ocultó la sorpresa ante el apoyo recibido desde la patronal hotelera de Mallorca, aunque admitiendo que ha sido igualmente poco efectivo.
Horas después, la empresa embotelladora remitió el comunicado dando por cerrados y sin acuerdo los contactos, y lamentando que los sindicatos no hayan aceptado unas nuevas condiciones del ERE más beneficiosas. Pero para la plantilla, la única salida aceptable es que la planta palmesana siga abierta. Pese a admitir que el ánimo es cada vez más bajo, la huelga continuará durante la próxima semana.
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